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Washington, 25 de febrero.- Estados Unidos decretó ayer el fin de la era de los ejércitos multitudinarios que nacieron al fragor de la Primera y la Segunda Guerra Mundial para ajustarlos a las nuevas necesidades estratégicas, a una política de mayor austeridad y a la revolución tecnológica.
“Las necesidades militares deben ajustarse a la realidad con presupuestos más pequeños”, aseguró el secretario de Defensa, Chuck Hagel, al anunciar un plan que recortará gastos, cerrará bases militares en distintas partes del mundo y reducirá los más de 520 mil soldados a 450 mil, su menor nivel desde antes de la Segunda Guerra Mundial.
También se reducirá el número de reservistas y de integrantes de las guardias nacionales, además de producirse recortes en otras áreas de las Fuerzas Armadas, indicó Hagel en Arlington.
“Estamos revalorando los desafíos y oportunidades estratégicas que definirán nuestro futuro: nuevas tecnologías y los nuevos centros de poder en un mundo cada vez más volátil, más impredecible para Estados Unidos”, dijo Hagel al confirmar sus planes para reducir el tamaño del ejército de EU.
“El desarrollo y la proliferación de las tecnologías militares más avanzadas en otras naciones significa que estamos entrando en una era en la que el dominio estadounidense en los mares, en los cielos y en el espacio ya no se puede dar por sentado”, añadió Hagel.
El anuncio se enfrenta a las resistencias no sólo de los contratistas, sino de sus poderosos aliados en el Congreso. “A pesar de que estas recomendaciones no le recortarán la paga a nadie, me doy cuenta de que van a ser objeto de controversia… Si continuamos en el curso actual sin realizar estos ajustes modestos ahora, las opciones sólo se volverán más difíciles”, dijo Hagel.
Enfatizó que los recortes no sólo obedecen a un cambio en el uso de tecnología, sino a la necesidad de racionalizar recursos que han hecho del ejército de EU uno de los organismos más costosos. El plan de recortes, que marcará el cierre escalonado de algunas bases militares, el fin de proyectos multimillonarios para la construcción de algunos aviones de combate o la redistribución de los activos militares entre las distintas fuerzas, deberá sortear un intenso debate en el Congreso donde los aliados de los contratistas en los bandos demócrata y republicano intentarán torpedearlo.
Entre ellos, el republicano por Ohio, Michael Turner, quien ayer mismo adelantó su oposición a los planes de Hagel. Aseguró que sus recortes podrían poner en peligro la seguridad nacional.