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No echemos las campanas al vuelo. El anuncio hecho por la gobernadora Ivonne Ortega de que los vehículos de menos de trescientos mil pesos no pagarán tenencia, no es resultado en modo alguno de la presión social y el descontento expresado por diversos sectores, sino de las órdenes que le fueron impartidas por Carlos Salinas de Gortari durante su reciente visita.
No hay que perder de vista que la desaparición del gravamen es un intento por dar un golpe de timón y propiciar la recuperación de la ya sumamente desgastada imagen de la titular del ejecutivo. Precisamente por ello se imponía un golpe de efecto, una salida espectacular a las que Salinas era tan afecto, recordemos con tal motivo, como aconteció el quinazo.
No nos aloquemos y festejemos triunfos inexistentes, la medida beneficiará a no demasiados poseedores de vehículos, pues para hacerla valedera, deberá presentarse factura de la unidad. Es decir, aquel que haya obtenido su automóvil mediante un crédito, no será acreedor al beneficio. La medida es pues, un engaño que solo favorecerá a los más ricos, a aquellos que puedan pagar un coche de contado. Definitivamente, un sector muy pequeño de la población.
No hay que ilusionarse, la anunciada decisión no quiere decir que Ivonne se haya vuelto súbitamente sensible, ni la sociedad civil ha logrado nada. La soberbia sigue intacta y solamente la presión incuestionable desatada por el capo de todos los capos, fue capaz de vencer la tozudez de la gobernadora.
Es de sentido común y hasta elemental suponer que el maquiavélico Salinas de Gortari no visitó nuestra entidad por razones de carácter social y que no fue hasta palacio de gobierno para tomar café con Ivonne y su equipo, ni para platicar del estado del tiempo ni noticias deportivas. El jefe de jefes vino a imponer orden, a marcar la disciplina, a ordenar se entrara en razón en muchísimos aspectos de carácter toral para la nueva mayoría y se apersonó hasta estas lajas, conocedor de los ardides femeninos y de la condición humana, que hace muy fácil asentir a cuanto se diga por teléfono o por cualquier otro medio electrónico o videográfico, no existiendo la misma presión que cuando se da el mandato personalmente.
No creamos haber conseguido un logro. Por el contrario, consideremos que esto es nada más el primero de los peldaños de una inmensa escalera que subir. Esperemos incluso, otras medidas de este corte, que aparenten triunfos de causas sociales: es de sentido común y hasta obvio, pretender dejar salir la presión de una olla de vapor ya ampliamente sobrecargada como es nuestra entidad en los días que corren. Aguardemos, movimientos en el gabinete, en el propio partido gobernante, que intenten atenuar el descontento y los clamores sociales, obvio es que la gobernadora y su jefe tratarán de quitar las banderas a la oposición, como en su momento hizo Salinas apropiándose de la mayor parte de la plataforma política panista, principalmente en lo concerniente a la cuestión económica y las relaciones con la iglesia. Frenemos el entusiasmo, Salinas es un experto en la materia.
Probablemente sea posible, que incluso ahora el gobierno recomponga la marcha en lo concerniente a alguna obra de impacto social, como la conclusión de los hospitales pendiente, donde la gobernadora pueda abrazar niños, ancianos, personas con discapacidad y llorar profusamente. A este gobierno, que se cae a pedazos, le urge cambiar la percepción popular y hacer creer que ahora sí, se ha retomado el rumbo y se está trabajando. Ivonne y su jefe, que ha perdido el pudor en hacer notar que es el que manda, apuestan por la escasa memoria de la ciudadanía y por la oportunidad del clientelismo.
No nos perdamos en espejismos, la presunta derogación de la tenencia no significa sino que las cosas cambian, para que todo permanezca igual. Ganamos la primera escaramuza, pero la guerra sigue y cada día se hará más encarnizada. Seamos conscientes que la especialidad de la pandilla en el poder son los gestos teatrales, no en balde en su elenco figuran algunos actores frustrados. Nada cambia, solo intentan distraernos...
Dios, Patria y Libertad