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La exposición a un medio inadecuado, frío, húmedo o alergénico; el ejercicio o esfuerzo en pacientes híper reactivos; el estrés emocional o enfermedades relacionadas con el resfriado común pueden desencadenar asma en adultos y niños, respectivamente.
El asma, que se caracteriza por respiración sibilante, la falta de aire, la opresión en el pecho y la tos durante la noche o temprano en la mañana, es una enfermedad crónica del sistema respiratorio cuyo estrechamiento de sus vías aéreas causa obstrucción y, por lo tanto, dificultad para pasar el aire que, en gran parte, es reversible. En una crisis severa, las vías respiratorias pueden cerrarse tanto que los órganos vitales no recibirán suficiente oxígeno; eso puede provocar la muerte.
Al respecto, el Dr. Luis Alonso Gutiérrez Solís, pediatra alergólogo del Servicio de Alergia Pediátrica del Hospital Regional No 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destacó que cualquier persona está en riesgo de padecer asma, especialmente el individuo que tiene algún familiar directo como papá, mamá o hermanos.
Explicó que el asma es una enfermedad multifactorial, pero el componente hereditario puede no ser directamente asma sino cualquier enfermedad alérgica.
—Por ejemplo, si papá padece rinitis alérgica o un hermano padece dermatitis atópica, el hijo va a presentar mayor riesgo. A mayor numero de familiares de primera generación, mayor riesgo de presentar alguna alergia.
Diferentes factores ambientales pueden provocar la aparición del asma. El factor hereditario también puede influir para desarrollar esta enfermedad.
Aclaró que el asma puede presentarse a cualquier edad aunque predomina en edad pediátrica. Cuatro niños y un adulto, de cada cien personas, padecen asma.
Sin embargo, señaló que si la enfermedad se presenta en personas adultas, incluyendo de la tercera edad, deben tomarse más medidas, ya que es un tipo de asma diferente que dificulta su control.
—En los niños casi siempre va asociado a procesos infecciosos, mientras que en los adultos puede ser originado por varias las causas. De manera que cuando la enfermedad se presenta en edad infantil, tiene más posibilidades de controlarse.
Destacó que en el caso del asma infantil los padres deben estar muy atentos para no confundir el asma con otro padecimiento. Agregó que, si el niño presenta una tos persistente del tipo bronquitis, que no se cura con cualquier jarabe y que es diferente a la de una gripe —que se presenta muchas veces en la noche o amaneciendo— puede tratarse de un síntoma de asma.
—Si a pesar del tratamiento no se quita la tos y si además les cuesta trabajo respirar, hay que acudir a urgencias.
Dio a conocer que un estudio determinó que Mérida ocupa el primer lugar en frecuencia de asma en edad de escolares, de 6 a 12 años; y uno de los tres primeros lugares en menores de 6 años y en adolescentes.
Manifestó que, según este estudio, entre 12% y 14% de los niños en edad escolar presentan o han presentado asma.
En cuanto al control de la enfermedad, informó que es muy frecuente el mito de que "en los niños desaparece el asma cuando crecen".
—Es verdad que podrían pasar temporadas e incluso años sin asma, pero cuando la enfermedad regresa se vuelve más difícil de controlar.
Muchos papás nos preguntan: ¿el asma se controla o se cura? Bueno, se controla y en el caso de los niños debe tenerse un control completo, que equivaldría a lo que comúnmente llamamos curación. La clave es tener un tratamiento oportuno y completo para no tener riesgo de recaídas.
En cuanto a si el asma puede prevenirse, el Dr. Gutiérrez Solís dijo que en ante cualquier síntoma inicial se deben tomar medidas de control ambiental, principalmente evitar los alérgenos y el contacto con el polvo habitual que hay en las casas en la medida de lo posible.
Añadió que también se recomienda no utilizar ventiladores de techo, evitar barrer o sacudir delante del niño, no guardar peluches u objetos que guarden mucho polvo y no tener mascotas al interior de la casa.
—A esto pueden sumarse los medicamentos preventivos, sean tomados o por vía inhalada.
Finalmente, manifestó que cuando a un paciente se le diagnostica asma tiene mayor riesgo de desarrollar otras alergias, como rinitis, por lo que no hay que bajar la guardia en el control del asma. L.I.