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*México (14 de junio).-
Uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad de San Francisco, además del Golden Gate y el Fisherman’s Wharf, es el famoso Chinatown (Barrio Chino), ubicado en pleno corazón de la ciudad, en medio de enormes rascacielos y espectaculares vistas a la bahía.
Pero, lo que muy poca gente sabe, es que en este sitio, en una de sus añejas callejuelas, se inventó la ya mundialmente “fortune cookie”o galleta de la suerte. Tampoco sabe que su creador no fue un chino, sino que este invento se atribuye al japonés Makoto Hagiwara.
La galletita de este tipo, hecha con harina de trigo, aceite vegetal, azúcar y esencia de vainilla es conocida a nivel mundial y, en ciudades como Tokio, Hon Kong y Pekin, son parte importante en restaurantes y casas de té.
Alejada de las principales calles del barrio chino, en un callejón que parece sacado de una película de Hollywood, donde los olores de comida, pescados, mariscos, y aceite quemado se mezclan en el ambiente, se encuentra una de las principales fábricas de galletas de la suerte.
Se trata del “Golden gate cookie factory”, un pequeño local que tiene tres máquinas y un horno que manipulan dos jovencitas chinas y que atiende un señor que recibe a los visitantes con una charola llena de galletas.
Mucha gente se pregunta cómo se hace para introducir las pequeñas tiras de papel con mensajes de sabiduría, consejos, profecías y números de la suerte.
Pues bien, dichos papelitos se colocan a mano a cada una de las miles de galletas que a diario se elaboran, durante el proceso final del horneado, antes de darle su peculiar forma doblada.
Ahora, de acuerdo con lo que el propietario explicó en su escaso inglés, lo nuevo es que las galletas de la suerte se pueden personalizar y se venden para bodas, convenciones, campañas y fiestas.
Las personas pueden mandar a poner mensajes de todo tipo, los cuales se hacen en un taller de impresión antiguo.
Así que, aunque la visita a esta fábrica fue muy rápida, la historia y el hecho de ser testigos de cómo se hacen las famosas galletas en pleno barrio chino, sí que fue un buen inicio para tener un día de muy buena suerte.