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México (13 de junio).-
Yo recuerdo cuando escribí por primera vez sobre el timo del cartílago de tiburón como falsa cura para el cáncer. Pero fue hace ya mucho tiempo, pues el asunto comenzó allá por 1992, hace casi un cuarto de siglo, cuando un libro titulado “Los tiburones no sufren cáncer” desató el furor por las cápsulas de cartílago de esos escualos. No sólo para —supuestamente— liquidar tumores cancerosos, sino también como analgésico y antiinflamatorio, para fortalecer el sistema óseo y combatir el envejecimiento, la artritis y un sinfín de padecimientos de muy variado tipo. Una de las consecuencias de esa moda, dicho sea de paso, fue contribuir a diezmar las poblaciones de tiburones.
Una rata topo. Estos animalillos de vida subterránea, que al parecer son inmunes al cáncer, miden entre 8 y 10 centímetros, tienen ojos diminutos, carecen casi por completo de pelo, sus patas, aunque cortas y delgadas, les permiten moverse rápidamente hacia adelante o atrás, y sus enormes dientes y poderosas mandíbulas les sirven para excavar con gran velocidad. Pueden vivir con muy poco oxígeno y una de sus extrañas características es que la piel es insensible al dolor.
Nadie, sin embargo, ha podido probar que las cápsulas de cartílago de tiburón sirvan para otra cosa que engordar las cuentas bancarias de quienes las fabrican y comercializan. La mejor prueba de que no tienen las propiedades curativas que se le atribuyen, es que a lo largo de esas dos décadas y medio no han podido ser registrada como medicamento ante las autoridades sanitarias sino sólo como suplemento alimenticio.
Pero siguen anunciándose en la Internet y en revistas sobre naturismo, terapias alternativas, chismes de la farándula, seres de ultratumba, platillos voladores, y otras cuestiones por el estilo. Y siguen los ingenuos comprándolas en la creencia de que todo lo que se dice acerca de sus maravillosas propiedades es cierto.
Un ejemplo de las falsedades que maneja la publicidad de cápsulas de cartílago de tiburón es el siguiente: “Sus propiedades terapéuticas se deben a su contenido de sustancias biológicas activas como el colágeno y el sulfato de condroitina, que ayuda en el tratamiento de trastornos como la artritis u otras enfermedades como la psoriasis o retinopatía, por su capacidad de regenerar el tejido óseo.”
La psoriasis, sin embargo, no afecta a los huesos. Es una enfermedad de la piel que se caracteriza por enrojecimiento, inflamación y formación de escamas. Las retinopatías —en plural, pues no hay una sola sino varias— tampoco tienen nada qué ver con el tejido óseo y su regeneración. Como su nombre indica, son padecimientos oculares, específicamente de la retina, y pueden ser resultado de diabetes, hipertensión arterial, factores genéticos u otras causas.
Pero quizá lo más importante de este asunto es que toda la alharaca sobre las supuestas propiedades anticancerosas del cartílago de tiburón se basa en la afirmación de que esos peces no sufren cáncer. Esto es falso. En realidad —y eso se sabe desde hace más de un siglo— los tiburones también sufren tumores cancerosos. Y uno de los tipos de cáncer que padecen es precisamente el del cartílago (los tiburones no tienen huesos sino cartílagos).
Y como los embaucadores andan siempre a la caza de hechos que les sirvan para seguir timando gente, no sería raro que pronto comiencen a anunciarse cápsulas de extracto de rata topo como una nueva y prodigiosa cura para el cáncer. Este pequeño roedor nativo de las zonas áridas del África oriental, conocido científicamente como Heterocephalus glaber —que ni es rata ni es topo sino sólo se le conoce con ese nombre común porque vive bajo tierra y tiene cierto aspecto de rata sin pelo— al parecer ha resultado inmune al cáncer. Incluso, un reputado médico norteamericano, el oncólogo James S. Welsh, ha escrito un libro titulado en inglés Sharks Get Cancer, Mole Rats Don’t: How Animals Could Hold the Key to Unlocking Cancer Immunity in Humans (Los tiburones sufren cáncer, las ratas topo no: Cómo los animales pueden darnos la clave para hacer al ser humano inmune al cáncer). Es una obra seria, pero, como decíamos, se corre el riesgo de que su título sea usado por charlatanes para vender falsos medicamentos.
De modo, pues, que no le digan, que no le cuenten: las usualmente caras cápsulas de cartílago de tiburón no protegen del cáncer, ni sirven para curar o aliviar la retinopatía ni padecimiento alguno, y tampoco habrá que creer en las supuestas propiedades curativas de las cápsulas de rata topo en caso de que lleguen al mercado como es muy probable que suceda. .
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx