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Nota del argentino Humberto Acciarressi en La Razón (Argentina).
Como ya sabés, el Atlético Madrid, dirigido por el argentino Diego Simeone, viene de ganarle 3 a 0 en la final de la Europa League al Athletic de Bilbao, a cargo de nuestro también compatriota Marcelo Bielsa. Para los que estuvieron en el estadio de Bucarest (Rumania) fue un partido vibrante y los madrileños festejaron a su manera, mientras que los vascos sufrieron en cuerpo y alma.
Los aficionados bilbaínos acudieron a la capital húngara en lugar de a la rumana. (EFE)
Todos menos 400 descerebrados que se fueron a ver la final a otro país. Efectivamente, en lugar de viajar a los pagos del conde Drácula, los hinchas del Athletic de Bilbao se fueron a Budapest (Hungría). Según cuentan, parece que llegaron lo más contentos, sacaron las banderas y comenzaron a caminar por las calles gritando consignas de tribuna.
Hasta que alguno advirtió que la gente los miraba como a marcianos y que -no fue un dato menor- no había un solo español en el lugar. O el partido se había suspendido o habían sido abducidos a otra dimensión. La cuestión era menos fantástica aunque más estúpida. Los que se ocuparon de sacar los pasajes se confundieron los nombres y se fueron con su cotillón a Hungría, contentos como un perro con dos colas. Perdidos en Budapest y ya enterados del error, los vascos hicieron todo lo posible para comprar pasajes a Rumania.
Gorka no puede detener el primer gol de Falcao. El Atlético Madrid goleó 3-0 al Athletic el 9 de mayo. En Bucarest.(REUTERS)
Lamentablemente para ellos, la máquina teletransportadora aún no fue inventada. Insultando a los cielos en lengua vascongada, los 400 terminaron viendo el partido, todos apretados en un bar. Y para colmo se comieron una goleada.
No sería de extrañar que Bilbao tenga unos centenares de hinchas menos de fútbol e igual número de simpatizantes del beisbol. Y que nadie cargue a ninguno de estos zombis porque puede haber una nueva guerra civil.