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Domingo 1 de julio.- A consecuencia del clima electoral que envuelve al país, por las redes sociales no ha dejado de circular infinidad de listas que exhiben, en ocasiones de manera coloquial, los agravios electorales que suelen deteriorar la democracia mexicana.
La erosión del rubro es tal que hubo de ser creada una Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales la cual, a su vez, habilitó el siguiente número telefónico para recibir denuncias que se producen por millares: 01 800 833 72 33.
En este contexto se define al mapache como el sujeto encargado de ejecutar cualquier clase de acción que implique fraude electoral.
El ratón loco, quizá uno de los más sencillos de llevar a cabo, consiste en que integrantes de determinado partido político proporcionan información equivocada al votante, a efecto de confundirlo y le resulte imposible dar con su casilla.
La mesa que más aplauda tiene lugar cuando un partido logra comprar a los funcionarios de una casilla, todo con vistas a que el mapache tenga libertad para, por ejemplo, embarazar una urna al ingresar boletas a favor de quien lo ha contratado.
Once panistas de Conkal fueron privados de su libertad por elementos de seguridad estatal argumentando vandalismo, cuando los ciudadanos realizaban rondines de prevención y vigilancia por la comisaría de Xcuyún, donde hay reparto descarado de despensas por parte de priistas.
Para preservar las características del voto: libre, secreto, intransferible, directo, universal y personal, también han sido creados sitios web como www.pgr.gob.mx/denuncia/denuncia.asp, fepadenet@pgr.gob.mx y fiscalenlinea@pgr.gob.mx
Por otra parte, algunos describen el carrusel como ocurre cuando un grupo de personas es trasladado de urna en urna para que sufrague en más de una ocasión, no obstante que las credenciales de elector, prácticamente irreproducible, limita su realización. Otra variante de la operación carrusel, que se rumora puede ocurrir, es que un votante (previamente comprado) cambie sus boletas sin marcar por hojas de papel, las cuáles introducirá en la urna; estas boletas irán a parar a manos del mapache que las marcará a favor del partido para el que trabaja y posterioremente las entregará a otro votante (también comprado) para que, cuando vaya a votar, introduzca las boletas previamente tachadas entregando las que le correspondían en blanco (de nuevo) al mapache, y así sucesivamente.
El Código Penal Federal establece las sanciones para quienes cometen un delito federal. Estas estriban entre 10 y 500 días de salario mínimo y entre seis meses y nueve años de cárcel.
Cualquiera de los siguientes puntos puede ser considerado como un delito de naturaleza electoral: Votar sin cubrir los requisitos legales, votar en más de una ocasión en una misma elección, presionar en las casillas a los votantes para orientar sus voluntades, recoger credenciales para votar, ofrecer pagos a cambio de un voto, impedir la instalación de una casilla, votar con una credencial ajena, destruir materia electoral, introducirlo o extraerlo de las urnas, propagar noticias falsas acerca del comicio, violar la secrecía del sufragio y que cualquiera de los candidatos a un cargo en el servicio público realice propaganda con dinero ilegal. (LA JORNADA)