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KABUL, 8 de agosto.- El ministro de Defensa afgano, Abdul Rahim Wardak, renunció el martes después de perder un voto de no-confianza en el Parlamento, dejando al presidente Hamid Karzai la tarea de encontrar un reemplazo para uno de sus máximos líderes de seguridad mientras los ataques insurgentes aumentan.
Wardak, a cargo del Ejército y uno de los dos ministros de seguridad claves del país, dijo a periodistas que aceptaba la decisión del Parlamento, que ensombreció los planes de la OTAN de entregar las responsabilidades de seguridad a las fuerzas afganas antes de fines del 2014.
Abdul Rahim Wardak renunció de inmediato tras la decisión del Parlamento. Mientras, la ONU reveló hoy que el conflicto armado en Afganistán causó 1145 muertos y heridas a otras 1954 personas entre la población civil en los primeros seis meses del año.
"Respeté la decisión del Parlamento de designarme dos veces como ministro de Defensa y ahora acepto la decisión del Parlamento de removerme. Renuncio a mi puesto", dijo Wardak a periodistas.
El Gobierno de Karzai, cada vez más impopular, ya estaba enfrentando problemas, con el ministro de Finanzas Hazarat Omar Zakhilwal vulnerable como resultado de acusaciones difundidas en la televisión afgana de que tenía guardado más de un millón de dólares en bancos extranjeros.
El Parlamento votó el sábado remover a Wardak y al ministro del Interior Bismillah Mohammadi después de recientes asesinatos de altos funcionarios por parte de insurgentes, así como ataques transfronterizos por los cuales se acusa a Pakistán.
Aunque Karzai optó por mantenerlo en su puesto en un rol interino para preservar la estabilidad, la decisión de Wardak de renunciar inmediatamente deja uno de sus puestos más vitales del gabinete vacante en un punto máximo de combates durante los meses del verano boreal y ante una retirada de tropas de Estados Unidos y Francia.
No estuvo claro inmediatamente qué tan pronto Karzai podrá reemplazar al general veterano.
Karzai enfrentó problemas para encontrar un reemplazo que pueda mantener la armonía étnica en su círculo íntimo, mientras necesita obtener la aprobación de legisladores cuyo respaldo es clave para llevar adelante una campaña anticorrupción prometida a los donantes occidentales. (REUTERS)