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Cuatro estrellas y media
Norman puede hablar con los muertos. No, no les estoy contando "Sexto sentido" de Shyamalan; se trata de "ParaNorman", una cinta de animación sobre zombies, brujas y maldiciones. Y sin temor a equivocarme, la cinta más inteligente —hasta este momento— de la cartelera veraniega.
En un pequeño pueblo, Norman tiene que lidiar con su capacidad de ver y escuchar a los espíritus. Siendo especial, es rechazado por sus compañeros de escuela y se hace amigo de otro excluido, Neil, un alumno con problemas de sobrepeso. Los conflictos se detonan cuando un tío —con el cual no había tenido contacto— le revela que su misión es evitar el despertar de una bruja que amenaza con vengarse del pueblo.
Norman debe leer un cuento infantil en la tumba de la bruja para mantenerla dormida, pero se equivoca de tumba y la maldición se desata. Siete antiguos ciudadanos del pueblo, que fueron maldecidos por la hechicera, salen de sus tumbas transformados en zombies y comienzan a asolar a los actuales pobladores. Para detener esta locura, Norman cuenta con la ayuda de Courtney, su superficial y tonta hermana; Alvin, un pandillero abusivo; y Mitch, el musculoso y bobo hermano de Neil.
"ParaNorman" rompe con los esquemas del cine infantil y con las convenciones genéricas del horror. Es una película subversiva, ácida, nada complaciente y con grandes dosis de crítica social. Una de sus mejores escenas es cuando los zombies, al llegar a atacar el pueblo, descubren que la sociedad actual está mucho más enajenada que ellos. Es hilarante ver a los zombies correr asustados, tratando de escapar de las personas "normales" que resultan ser más agresivas y trastornadas que ellos.
Los responsables de esta cinta son Sam Fell, que participó en "Lo que el agua se llevó", y Chris Buttler, director y guionista de series televisivas. Ambos realizadores combinan técnicas de stop motion con 3D, apostando por una estética de cine de bajo presupuesto.
Técnicamente hay una recreación de aspectos visuales del Grindhouse, que se refiere a cintas gore de serie Z que se proyectaban en programas dobles. Por eso, a veces nos da la sensación de que la historia se desarrolla en los años setenta, pero al ver el uso de celulares y computadoras, nos damos cuenta que es una época actual.
El estilo de iluminación nos recuerda también al cine de Mario Bava, con luces de colores ambientando escenas sobrenaturales, en una estética onírica, psicodélica y perturbadora. "ParaNorman" incluso recrea el efecto del fotograma desgastado y sucio, perfecto para la terrorífica historia que nos narra.
Al igual que "Coraline y la puerta secreta" —hecha por los mismos productores— "ParaNorman" es un intento creativo por encontrar nuevas formas de entretener a los niños sin evadir o negar la complejidad del mundo real.
Se agradece que esta película toque temas como la enajenación, el bullyng, la superficialidad y hasta el homosexualismo. Algunas personas pondrán el grito en el cielo pues consideran que hay algunos temas de los cuales "los niños no deben enterarse". Lo cual me parece un exceso de ingenuidad en una época donde el internet ha puesto al alcance de cualquier infante una gran cantidad de temas. ¿Qué es mejor, que se los expliquen los padres o que se enteren por internet? No sé ustedes, pero yo opto por lo segundo. Me parece mucho más sano.
Tenemos que aceptar que un niño de ahora es muy diferente a un niño de hace 20 años.
Desgraciadamente, la infancia cada vez dura menos y esa es una realidad que debemos aceptar, hacer frente y actuar. En esta era tan informatizada, donde los mensajes llegan e impactan sin parar por diversos medios, seguir creyendo en burbujas es hacerse al tonto.
Lo mejor: su estética de Grindhouse; y su capacidad de romper, trasgredir y burlarse de los convencionalismos del horror con una agudeza poco frecuente.
Lo peor: que puede espantar a los puritanos y conservadores que siguen creyendo que la animación debe ser al estilo Walt Disney.