530 palabras
EE.UU, 2 de marzo.- Los Oscar son como la gran boda de Hollywood. Una ceremonia con miles de invitados que no quitan el ojo de la novia y donde hay que cumplir con todas las tradiciones: algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul. Lo nuevo de este año es Lupita Nyong’o, la chica del momento, que levanta las mismas pasiones que el pasado año causó en Hollywood Jennifer Lawrence. Lupita era hasta hace seis meses una total desconocida de apellido imposible. Ahora es la mujer del momento, con el Oscar casi en sus manos como actriz de reparto tras un soberbio trabajo en “12 años esclavo”.
Su aparición en la escena cinematográfica ha sido comparada con la Patsey de “Lo que el viento se llevó”. El director Steve McQueen encontró a su Patsey entre más de mil aspirantes procedentes de todo el mundo cuando estaba a punto de tirar la toalla. Conocerla fue amarla, algo que les pasa a muchos. Y es que esta belleza de 30 años posee algo muy diferente.
Tiene un nombre hispano- “mi padre se llama Peter y en mi lengua luo significa seguir”. Lupita era algo así como la hija de Peter- y un apellido keniata de difícil pronunciación. Ella se lo toma con humor y se muestra siempre dispuesta a enseñar cómo se pronuncia. Mientras crecía en Kenia, sus padres la impulsaron a que, junto a sus cinco hermanos, encontrara su vocación y la realizara con excelencia.
Antes de que el expresidente de Kenia, Daniel Arap Moi, permitiera la política multipartidista en 1991, el padre de Lupita, Peter Anyang’ Nyong’o, fue un defensor de la reforma democrática, oponiéndose al régimen autocrático del país. Profesor de ciencias políticas, se mudó con su familia a la Ciudad de México por seguridad. Fue allí donde la actriz nació, aunque su familia volvió a Kenia antes de que cumpliera un año. El padre de Nyong’o es ahora un senador del condado de Kisumu y su madre, Dorothy, directora ejecutiva de la Africa Cancer Foundation. Lupita desvela que sus progenitores la han apoyado tras su éxito en Hollywood, pero que también advierte que se lo han tomado con filosofía. “Es bueno tener padres así porque están contentísimos, pero no sacudidos por lo que está sucediendo”.
Lupita creció en Kenia, pero, cuando cumplió 16 años, sus padres decidieron que volviera a su país de nacimiento para aprender castellano, el idioma que justifica su nombre tan hispano. Allí, la actriz vivió casi un año en Taxco y asistió a los cursos para extranjeros que imparte la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Aprendió la lengua y a amar la cultura latinoamericana, tanto, que, a pesar de no contar con la nacionalidad, se inventó el término mexikeniata para definir su ciudadanía.