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Originalmente cuando se presentó la propuesta de construcción de un tren de alta velocidad de pasajeros a Quintana Roo, se dieron tres razones para su realización. Al correr el tiempo, cambiar el proyecto y el nombre, se agrega una cuarta razón. Así quedaron:
Pasemos ahora a analizar la viabilidad del proyecto según sus razones:
Primera: No hay razón alguna por la que al poder viajar en un tren, aumenten las noches de pernocta en Yucatán. En el supuesto de que el tren hiciera más rápido el viaje entre el Caribe y Yucatán, sería, al contrario, una razón más para regresar a dormir a los hoteles de Quintana Roo, como hoy hace la mayoría de los visitantes a Yucatán, especialmente los que van a Chichén.
Además, las mismas corridas de trenes presentadas por la SCT, entre Mérida y Punta Venado y viceversa, son con salidas en la mañana y en la noche, claramente para que la gente pueda regresar a pernoctar a su lugar de origen. En el caso de las corridas de Punta Venado a Chichen, en su gran mayoría salen del primer punto por la mañana para, por la tarde, correr en sentido inverso, marcando fehacientemente cuál es el propósito: llevar turistas del Caribe a Chichen y regresarlos por la tarde.
Por tanto la primera razón esgrimida para la ejecución del proyecto es inválida.
Segunda: Atraer más turistas a Yucatán desde el Caribe. Comparemos el servicio, la velocidad del transporte de los turistas y el precio entre el futuro tren y los actuales prestadores del servicio.
Hoy los prestadores de servicio pasan a los hoteles en cómodos autobuses o en vagonetas a buscar a los turistas a una hora predeterminada, transportándolos hasta las puertas de Chichén, usando un mismo vehículo. Terminada la visita, los llevan a comer a un restaurante y opcionalmente a visitar Valladolid o algún cenote, para después regresarlos hasta la puerta de su hotel, contando durante todo el viaje con un guía.
En el tren se tendría que tomar un vehículo del hotel a la terminal; esperar la salida del tren y al llegar a la estación cerca de Chichén, tomar otro transporte hasta la zona arqueológica; los mismos cambios de vehículo se tendrían que hacer para la vuelta, además, sin la facilidad de visitar otros atractivos como los cenotes; todo ello dependiendo del rigor de los horarios ferroviarios.
El tren no puede competir con la comodidad de transportarse en el mismo vehículo todo el viaje y la flexibilidad que dan los autobuses y las vagonetas.
En cuestión del tiempo de traslado de un turista de su hotel hasta Chichén hagamos la comparación:
Para un mejor análisis dividiremos la zona turística del Caribe (mexicano) en tres áreas: norte Cancún, centro Playa del Carmen y sur Tulum.
Con el servicio actual, la suma del tiempo utilizado incluye: lo que se tarda del hotel hasta llegar al inicio de la carretera a Chichén, más el tramo carretero hasta llegar a la zona arqueológica.
Utilizando el tren para este mismo servicio, tendríamos que considerar el tiempo de traslado del hotel a la estación, más un tiempo de espera o de precaución de 15 minutos, más el viaje hasta Chichén de una hora con 20 minutos según proyecto, y finalmente unos 15 minutos de traslado de la estación de Chichén hasta la zona arqueológica.
Zona norte Cancún y alrededores
Actual: Del hotel a la carretera: 25 minutos
190 kmts de carretera hasta Chichen 2 horas.10 minutos
TOTAL: Dos horas 35 minuutos.
Tren: Del hotel a la carretera 25 minutos
80 kmts a la estación 50 minutos
tiempo de espera y de precaución 15 “ “
Traslado en tren Una hora 20 “ “
De la estación a la zona arqueológica 15 “ “
TOTAL: Tres horas con 5 minutos
Zona Centro. Playa del Carmen y alrededores.
Aquí hay que tomar en cuenta que hoy hay que llegar a Cancún o a Tulúm para alcanzar la carretera a Chichén, pero ya está en construcción un ramal que unirá a Playa con la súper a Mérida y a Chichén, quedando la distancia entre Playa y Chichén en 170 km. Este cálculo lo hicimos como si ya estuviese lista la nueva carretera.
Con la nueva carretera: Del hotel a la nueva carretera 15 minutos
170 kmts de carretera Una hora 55 “
TOTAL: Dos horas 5 minutos “
Tren: Del hotel a la estación 20 minutos
Tiempo de espera y precaución 15 “ “
Traslado en tren Una hora 20 “ “
De la estación a la zona arqueológica 15 “ “
TOTAL: Dos horas 5 minutos
Zona sur. Tulúm y alrededores.
Actual: Del hotel a la carretera 15 minutos
150 kmts de carretera Una hora 45 “ “
TOTAL: Dos horas
Tren: Del hotel a la estación 35 minutos
Tiempo de espera y precaución 15 “ “
Traslado en tren Una hora 20 “ “
De la estación a la zona arqueológica 15 “ “
TOTAL: Dos horas 15 minutos
Como se puede ver en la mayoría de los casos el servicio de autobuses o vagonetas es más rápido en llevar al turista del hotel a la zona arqueológica; solamente en la zona centro, de donde saldrá el tren, el tiempo será el mismo.
Sin ventajas en la calidad del servicio y de velocidad, y con la imposibilidad de competir con el precio aproximado de 100 dólares de los actuales prestadores —que incluyen viaje redondo desde el hotel, entradas, comida y guía— sería paradójico que el gobierno construya con un costo de 1,500 millones de dólares un tren, con cargo de todos los mexicanos, y luego tenga que subsidiarlo para que turistas extranjeros visiten Chichén, dejando sin empleo a miles de trabajadores y sacando del negocio a empresas que hoy prestan eficientemente este servicio.
La única posibilidad realmente competitiva es para los turistas que arriban por cruceros, ya sea a Punta Venado, que hoy son muy pocos, o a través de un “Tender” desde Cozumel a Punta Venado. (A Cozumel sí llega una gran cantidad de cruceros). No hay razón para que nuestro país invierta miles de millones de pesos para subsidiar que turistas que dejan relativamente poco dinero —con visitas de “pisa y corre”— puedan “palomear” que ya visitaron una de las siete maravillas del mundo moderno. Esta es la misma razón por la cual los empresarios turísticos de Quintana Roo se han opuesto al “hub” de cruceros en la Riviera Maya.
Tercera: Facilitar el traslado de los yucatecos que van a trabajar a Quintana Roo. La gran mayoría de trabajadores que van a Quintana Roo, son empleados en la industria de la construcción y se trasladan principalmente de poblaciones del oriente y sur del Estado de Yucatán. Difícilmente, por no decir imposible, que el tren pueda competir con los actuales prestadores del servicio a estas personas. Hoy este servicio lo dan en vagonetas, ya sea en taxis colectivos o los contratistas de obra que cada día en mayor cantidad trasladan a sus albañiles y los regresan a su población. En ambos casos prestan el servicio pasando casa por casa a recoger a los pasajeros y trasladándolos hasta su lugar de trabajo o cerca de él.
El tiempo del recorrido va de una hora, a hora y media en el caso de los pasajeros de las poblaciones del oriente del Estado y de dos horas, a tres horas los del sur. En ningún caso hay manera de que yendo a alguna de las estaciones del recorrido, se tome el tren y luego tomar otro vehículo hasta llegar a su destino, y que se pueda hacer el recorrido en menos tiempo que lo que hacen actualmente; y ni hablar del precio, que es sumamente económico e imposible de comparar, porque solamente el traslado de la población de origen a la estación más cercana y de Punta Venado al destino final, sin considerar el tren, sería más caro que el servicio que se presta actualmente.
El tren podría ser de utilidad a la gente de las poblaciones en donde habrá estaciones: Mérida, Izamal y Valladolid, aunque la mayoría de los que viven en estas ciudades que van de trabajo a Quintana Roo, lo hacen a Cancún, por lo que llegar a Punta Venado significará más tiempo y costo de traslado.
Por tanto esta razón, es insostenible en cualquier análisis serio que se haga.
Cuarta: La posterior y desesperada razón dada para justificar un proyecto que en sus tres razones originales no demostraba, ni social, ni económicamente ser viable, es la de transportar carga de Yucatán a Quintana Roo .Es conocido que el tren no es competitivo en distancias cortas, como es los trescientos km o menos que hay entre Mérida y las poblaciones turísticas de Quintana Roo.
No veo a ningún empresario subiendo su carga a un camión para llevarla una estación de carga ferroviaria, mandarla por tren y, al día siguiente, pasarla a recoger a Punta Venado con otro camión para llevarla a su destino final.
Por lo que queda PEMEX como cliente cautivo, al que nuevamente le pretenderán cargar la factura. Y es que tampoco a PEMEX le conviene cargar un tren para llevarlo a Punta Venado absorbiendo la merma que tiene cada traslado, para de ahí subirlo a una pipa que lo llevará a Cancún, que es en donde se consume 80% del combustible de Quintana Roo; el tramo de transporte en pipa aportará su respectiva merma, además de que su costo será casi el mismo que el que paga actualmente de Mérida a Cancún, pues en el transporte la disponibilidad del camión tiene de entrada un precio alto.
No hay carga que llevar y lo que es peor, si por terquedad de hacer la obra se insiste en que PEMEX traslade su combustible por ese medio, el costo para la paraestatal y por tanto para todos los mexicanos será mayor.
Pocos proyectos en la historia de nuestro país tienen razones tan poco razonables y vaya que nuestra patria está llena de elefantes blancos por todos lados, como sería este tren transpeninsular.
Cualquier obra pública de esta envergadura requiere un estudio de factibilidad socioeconómica, que en este caso no se ha presentado a pesar de que ya se pagaron millones de pesos en estudios.
Además una obra así genera afectaciones sociales y ambientales que deben tomarse en cuenta antes de aprobar la obra.
En el caso de afectaciones sociales: Tenemos que considerar que por su tipo y velocidad el tren tendrá que estar confinado (es decir las vías tendrán que estar protegidas para que nada se pueda cruzar intempestivamente), con lo cual las poblaciones por donde pase el tren quedarán divididas. Mérida quedará dividida en dos desde la calle 50 hasta el periférico con solo dos pasos a desnivel de más de 400 mts para cruzar de norte a sur en todo ese tramo de seis km; en las demás poblaciones sucederá lo mismo, solo que tendrán un solo paso a nivel, protegido por una pluma, lo que es de alto riesgo, considerando que se espera que el tren circule a 80 km por hora en las zonas habitadas.
A esto habría que sumarle la gran cantidad de caminos rurales y veredas hoy utilizadas por los hombres del campo, que serán cerradas, obligándolos a hacer largos recorridos o de plano abandonar sus parcelas.
En fin, esta obra afectará a miles de personas, creando graves problemas de comunicación, para resolver un inexistente problema de comunicación.
También es necesario que una obra así cuente con una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), que precisamente sirve para analizar los daños ambientales, buscar la forma de minimizarlos y calcular si los beneficios socioeconómicos, justifican el posible daño ambiental. En este caso hay un severo impacto ambiental, pues la obra prácticamente divide la parte norte de la península en dos, efecto especialmente fuerte en la fauna, al ser dividido su hábitat, independientemente de que la obra tendrá que contar con “pasos de fauna” para minimizar el daño. Estamos hablando de una afectación a 1600 hectáreas de una de las mejores selvas de la península.
Por su fuerte impacto ambiental, pero sobre todo por su nulo beneficio socioeconómico, la MIA no debe ser aprobada por la SEMARNAT.
Con certeza podemos decir que no hay razones para la construcción de tan gigante y costoso disparate: no se justifica ni económicamente ni turísticamente ni socialmente ni ambientalmente.