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Kiev (18 de julio).- Trabajadores de emergencias, policías e incluso mineros de carbón fuera de servicio -con ropas de trabajo y cubiertos de hollín- registraban el viernes campos de girasoles en 2 pequeños pueblos ucranianos, buscando entre los restos del avión de Malaysia Airlines derribado.
El presidente ruso, Vladimir Putin, exhortó el viernes a una tregua en Ucrania y llamó a las dos partes en conflicto a sostener conversaciones de paz tan pronto sea posible.
El día anterior, Putin había culpado a Ucrania del incidente al afirmar que Ucrania es la responsable de la violencia en su territorio, aunque no la acusó directamente de haber derribado a la aeronave, y no mencionó la cuestión de si Rusia dio a los rebeldes ese tipo de misil.
En el desastre murieron 289 personas de una docena de nacionalidades. A mediodía, 181 cuerpos habían sido localizados, según trabajadores de emergencia en el lugar.
Los rebeldes separatistas que controlan la zona donde cayó el vuelo 17 de Malaysia Airlines aseguraron haber recuperado la mayoría de las cajas negras del avión y estaban considerando qué hacer con ellas. La noticia tiene profundas implicaciones para la integridad de la investigación sobre el desastre.
Las autoridades estadounidenses afirmaron que un misil tierra-aire había derribado la nave, pero no podían determinar quién lo había disparado. Ucrania ha pedido una investigación internacional para determinar quién atacó el avión, e insistió en que no había sido su ejército.
El enfadado primer ministro australiano, Tony Abbott, exigió el viernes una investigación independiente sobre el suceso.
“La respuesta inicial del embajador ruso fue culpar a Ucrania por esto, y tengo que decir que eso es profunda, profundamente insatisfactorio. Es muy importante que no permitamos a Rusia impedir una investigación absolutamente completa para que podamos descubrir exactamente lo que ha pasado aquí. Esto no es un accidente, es un crimen”, añadió.
Los restos del avión estaban repartidos por los campos entre dos localidades del este de Ucrania -Rozspyne y Hrabove- y el acceso al lugar seguía siendo difícil y peligroso. En la carretera desde Donetsk, la principal ciudad de la región, al lugar donde cayó el avión, había cinco puntos de control rebelde.
Los combates parecían continuar en la región. El viernes por la mañana podía oírse el rumor de los lanzamisiles Grad en la distancia.
En los campos de girasoles de Rozsypne, a unos 40 kilómetros de la frontera con Rusia, líneas de hombres se internaron en la densa vegetación para colaborar en las búsquedas. Un hombre se desmayó tras encontrar un cuerpo. Otro cuerpo fue cubierto por un abrigo.
En Hrabove, se colocaban palos sencillos, algunos hechos con ramas, con telas rojas y blancas para marcar los lugares donde se habían encontrado restos humanos.
El representante del ministerio ucraniano de Exteriores, Andriy Sybiga, dijo que se habían encontrado 181 cuerpos, citando a los trabajadores de emergencias en el lugar. Los cuerpos se trasladarían a Kharkiv, una ciudad situada 270 kilómetros hacia el norte, para ser identificados.
Grandes fragmentos del Boeing 777 con los colores rojo, blanco y azul de la aerolínea descansaban en un campo. La cabina y una de las turbinas se encontraban en torno a un kilómetro de distancia, y los residentes del lugar dijeron que la cola había caído a unos 10 kilómetros.
En tanto, en una rueda de prensa en Kuala Lumpur, la compañía actualizó su recuento de nacionalidades de los pasajeros, señalando que en el avión viajaban 173 holandeses, 24 malasios, 27 australianos, 9 británicos, 4 alemanes, 4 belgas, 3 filipinos, un canadiense y un neozelandés.
En Holanda, las banderas ondeaban a media asta en todo el país en señal de duelo.
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