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En un mundo como el moderno, donde todas las creencias y valores se cuestionan respecto de su validez, fácilmente pueden tomar carta de naturalización o legalidad a los ojos de sus habitantes, teorías o ideas a cual más disparatadas y que pueden ser de caracter novedoso o tomarse de la antiguedad pagana.
La Astrología pretende tener bases científicas, aunque sus raíces se encuentran en el esoterismo
Tal es el caso de la astrología y los horóscopos, que precisamente han de algún modo tomado el lugar de la fe, en el catálogo de convicciones o ideas tomadas más o menos en serio por la humanidad.
A continuación, presentamos diversos puntos de vista, que pretenden ilustrar y poner a consideración de nuestros lectores si esta actividad debe tomarse en serio y considerarla con óptica científica o es tan solo, una forma más elaborada de charlatanería.
Según diversos tratadistas de la Iglesia Católica, la astrología es el estudio del movimiento de los cuerpos celestes con el fin de interpretar y predecir el futuro. Se trata de una forma de adivinación y no de un método científico. No se debe confundir con la ciencia de la astronomía la cual merece todo respeto.
La astrología se practicaba en varias culturas antiguas. En el mundo helenista (griego) se hizo en el siglo III a. C. una síntesis de las religiones astrales de los caldeos y los egipcios con las matemáticas y la astronomía griega. En la actualidad la astrología se encuentra en todas partes, desde la cultura tradicional hindú (astrología védica), hasta la sociedad secularizada de occidente. Muchos no salen de sus casas sin antes consultar su signo zodiacal en el horóscopo.
Según la Iglesia, todas las formas de adivinación deben rechazarse: recurrir a Satán o a los demonios, la evocación de los muertos y otras prácticas que equivocadamente se supone desvelan el porvenir. La Iglesia supone que la consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión y recurrir a mediums, encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y finalmente, un deseo de los hombres por granjearse la protección de poderes ocultos.
Lo anterior está en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios, consigna el Catecismo de la Iglesia Católica.
Para la Iglesia, desde el principio los cristianos comprendieron que Jesús es el Camino, La Verdad y La Vida. Una vez encontrado, no se puede retornar a la dependencia en la superstición, los espíritus o las fuerzas del mundo.
Los Padres (Tertuliano, Agustín y otros) denunciaron las predicciones astrológicas, a menudo identificándolas como demoníacas. San Agustín acusó a la astrología en su tratado La Ciudad de Dios, por ser un sistema fatalista que niega la libertad humana.
El influjo del Islam en la filosofía medieval europea trajo consigo algo de apertura a la astrología. El Papa Inocencio VIII condenó enérgicamente la astrología. Hubo papas (Julio II, Pablo III, León X) que permitieron el uso de signos astrológicos, pero no enseñaron falsa doctrina al respecto.
Diversos tratadistas de la Iglesia consideran que Dios puede utilizar los astros para guiar a los que no tienen aún conocimiento de la revelación. Ejemplifica tal aseveración que guió a los magos de Oriente por medio de una estrella, pero una vez que encontraron al Salvador ya no necesitaban depender del astro. La doctrina católica supone que quien ha descubierto a Jesús ha descubierto la plenitud de la revelación, la sabiduría encarnada, al pastor y guía de nuestras almas, al sol que nace de lo alto, cuya luz es incomparablemente mayor que la de todos los astros. Por eso la Iglesia considera que no sería justo revertirse a las antiguas prácticas.
La doctrina católica prescribe que Dios puede valerse de la naturaleza y de los astros para manifestar su presencia o la de un mensajero (la Virgen María, los ángeles o los santos). Por ejemplo, al morir Jesús, el sol se ocultó, dicen las Sagradas Escrituras y en Fátima ocurrió el milagro del sol. Estos eventos, a diferencia de la astrología, corroboran o confirman un mensaje que Dios ha revelado y tienen como único propósito apuntar hacia la revelación divina. Son iniciativa de Dios y no, como en la astrología, iniciativa del hombre en busca del futuro.
No hay que confundir Astrología con Astronomía
El periódico británico Telegraph (17 de agosto del 2003, citado por Zenit) informó sobre un estudio científico del horóscopo llevado a cabo con personas nacidas a principios de marzo de 1958. Muchos nacieron con una diferencia de minutos entre si. Según la astrología, deberían tener muchos rasgos en común. Los investigadores, sin embargo, descubrieron que no había evidencia de similitudes.
Los lectores del horóscopo se apropian de los vaticinios como si fuesen expresamente escritos para ellos. No se percatan de que son generalizaciones tan amplias que, tan solo por la ley de probabilidad, en algo aciertan o se puede interpretar que aciertan. Las predicciones erradas, sin embargo, se olvidan.
Nuestra sociedad, mientras se jacta de ser razonable y científica, tiene hambre por algo que pacifique la ansiedad que ocasiona un futuro incierto. No queriendo aceptar las exigencias de Cristo a renunciar al pecado y comprometerse con la verdad, se van tras el horóscopo y otras formas de astrología que les ayuda a escapar hacia las estrellas, considera la Iglesia.
La astrología es un conjunto de creencias que pretende conocer y predecir el destino de las personas y con ese conocimiento pronosticar los sucesos futuros. Supone llegar a ese conocimiento mediante la observación de la posición y el movimiento de los astros. Las personas que practican la astrología sostienen que las posiciones de estos ejercen influencia o tienen correlación con los rasgos de la personalidad de la gente, los sucesos importantes de sus vidas, e incluso sus características físicas.
En la antigüedad, la astrología concurría con la astronomía (estudio científico de los cielos), pero ambas se fueron separando después del Renacimiento a raíz del racionalismo (al igual que la alquimia de la química).
La Iglesia se opuso a la práctica de la astrología, a través de la bula contra la astrología del Papa Urbano VIII, en 1586, por la que se condena oficialmente este tipo de prácticas. Siguió una segunda bula papal, en 1631, que condena la astrología judiciaria por herética, pero autoriza su uso para navegación, agricultura y medicina.
En la actualidad, la comunidad científica le considera una pseudociencia o superstición.
Se pueden formular un buen número de críticas válidas de la astrología: por ejemplo, su aceptación de la precesión de los equinoccios al anunciar una era de Acuario y su rechazo de la precesión de los equinoccios al hacer horóscopos; su ignorancia de la refracción atmosférica; su lista de objetos supuestamente celestiales que se limita principalmente a objetos conocidos por Tolomeo en el siglo II e ignora una enorme variedad de nuevos objetos astronómicos descubiertos desde entonces; la imposibilidad de la astrología de pasar el test de los gemelos idénticos, las importantes diferencias en horóscopos hechos a partir de la misma información de nacimiento por diferentes astrólogos y muchas otras más.
Carl Sagan en su obra El mundo y sus demonios, consigna: Me es imposible avalar la declaración de las objeciones a la astrología, porque sentí y sigo sintiendo, que el tono de la declaración es autoritario. La cuestión no reside en que la astrología tenga sus orígenes en la superstición, pues lo mismo se aplica a la química, la medicina y la astronomía. Analizar la motivación psicológica de quienes creen en ese arte me parece superficial en cuanto a su validez se refiere. No se conocía ningún mecanismo que diera cuenta del desplazamiento continental, hasta que fue propuesto por Alfred Wegener. Sin embargo, hemos comprobado que Wegener estaba en lo cierto y que quienes recusaron su tesis estaban equivocados. Lo anterior, fue consignado por Carl Sagan al negarse a firmar una declaración en The Humanist contra la astrología.
La palabra astrología significa: estudio de los astros y proviene del griego: αστρολογία (astrología), de άστρον (ástron): estrella y λόγος (logos): palabra, estudio.
En algunos textos astrológicos se registra una etimología errónea (más esotérica): astro, que se intrepreta como ser y logía: lógica.
Es muy común identificar la astrología con esoterismo o brujería
Como ya se ha dicho, los orígenes de la astrología se mezclan con los de la astronomía, ya que prácticamente todas las civilizaciones han acudido a los astros tratando de averiguar el destino de los seres humanos.
La astrología, tal y como la conocemos, nació en Babilonia hace más de cinco milenios. Se trataba de una mezcla de religión, ciencia y creencias. La parte científica estudiaba la evolución de los astros a lo largo del tiempo, y detectaba y determinaba la concurrencia de ciertos eventos. La parte religiosa intentaba determinar relaciones entre los eventos cósmicos y los sucesos terrenales, como la caída de reyes o resultados de batallas.
La observación del cielo proporcionó grandes instrumentos de cálculo y las bases de la astronomía y astrología actual, de las que destaca el actual horóscopo, ya desfasado puesto que las estrellas se mueven, aunque despacio, a lo largo del tiempo.
Otros pueblos desarrollaron su propia astrología y aunque se combinaron durante toda la edad antigua conservaron sus diferencias. Los egipcios, por ejemplo, mejoraban la medición e incluían los ángulos relativos y no sólo las colisiones.
La astrología se trasladó posteriormente a Grecia y Roma, con predominio del vocabulario claramente zoroástrico. En Grecia y Egipto empezó a nacer la astronomía como conocimiento puro separándose de las supersticiones. En Roma se empezó a denunciar tímidamente a la astrología como superchería.
Ptolomeo en su Almagesto recupera la división clásica zoroástrica dándole una precisión astronómica a la división del cielo en 12 sectores. En China, de manera independiente, se desarrolló también una astrología, similar en algunas cosas a la occidental y distinta en otras.
En sus inicios, los padres de la Iglesia-, dieron cuenta que la astrología contradecía la doctrina católica, pues de algún modo parecía contradecir el libre albedrío. La postura oficial de la Iglesia Católica fue la del rechazo y condena a sus seguidores.
San Agustín condenó duramente la astrología, porque absolvía a los pecadores y le atribuía las culpas al Creador y gobernante del cielo y las estrellas. Sin embargo, a pesar de las condenas oficiales, la astrología se conservó durante el oscurantismo de la Edad Media y con mejor suerte que el resto de tradiciones paganas, muchas de ellas realmente perseguidas bajo la acusación de brujería. Lo interesante es que muchos reyes católicos dentro de sus cortes, eran auxiliados por algún astrólogo, para la toma de decisiones.
A partir del siglo XIV la astrología sufrió un duro revés. Nicolás Copérnico en su obra De revolutionibus orbium coelestium, propuso que los planetas se mueven alrededor del Sol y no en torno a la Tierra, como creían casi todos los antiguos, incluyendo los astrólogos. Paradójicamente, su teoría contó con gran resistencia de parte de la Iglesia Católica, porque creía que contradecía las Sagradas Escrituras.
En ese momento la astrología se separó de la astronomía. Johannes Kepler manifestó en sus escritos que no creía en la astrología, pero que era el medio habitual de ganarse la vida y conseguir dinero de reyes y nobles. En esos tiempos difíciles, los astrónomos necesitaban una excusa para su supervivencia, y lo usaban como una forma de arte o una forma de videncia.
Mucha gente ha hecho de la astrología, un asunto mercantilista
La astrología sobrevivió al Renacimiento y a la eclosión de la ciencia, adaptándose. A medida que se fueron descubriendo nuevos planetas en el sistema solar, a Escorpio, Acuario y Piscis, se les adjudicó una nueva regencia. Por lo tanto, estos planetas, además de tener su regente actual, tienen como co-regentes a sus primeros planetas. Por ejemplo, el signo Piscis estaba regido por Júpiter hasta que en 1846 se descubrió Neptuno, que se transformó en el planeta de dicho signo. Actualmente Júpiter rige a Sagitario y es co-regente de Piscis y Neptuno, como regente del signo.
Según la astrología occidental, el destino de cada ser humano se vería afectado en gran medida por el influjo de la posición de los astros, en el momento y lugar de su nacimiento, a partir de los cuales se obtiene su carta astral. El movimiento de los astros marcaría la suerte de individuos e incluso de grupos, países y negocios.
La posición relativa del Sol respecto de las constelaciones del zodíaco en el momento del nacimiento de una persona determinan su signo astrológico. Los signos del zodiaco están determinados por su posición respecto del Punto vernal (Punto Gamma, que es el grado 0 de Aries) o intersección del plano de la eclíptica con el plano del Ecuador Celeste, no por su posición con respecto a las constelaciones, como se suele aducir.
Las constelaciones son grupos de estrellas a las que el hombre ha dado nombre y forma para poder ubicarse en el cielo y aparentan estar fijas. La eclíptica, que es el plano por el que se traslada la Tierra respecto al Sol, es especialmente importante para la astrología. Allí están las doce constelaciones de las estrellas fijas, en sentido contrario a las agujas del reloj, estas son:Aries,Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario,
Los tamaños y formas de las constelaciones han sido fijadas por convención, siendo de dimensiones muy variadas. Según esta convención, se aceptan 88 constelaciones claramente delimitadas usando el sistema de coordenadas estelares.
A diferencia de lo que se piensa habitualmente, la astrología no se reduce a la definición psicológica de los nativos de los signos zodiacales. Muestra por el contrario, una compleja estructura de la que forman parte las posiciones de todos los planetas, junto con el Sol y la Luna, según la visión aparente que tenemos de ellos desde la Tierra. Desde aquí los vemos en línea con algún signo zodiacal, y el astrólogo entiende, por ejemplo, que la Luna está en Piscis, o que Mercurio está en Leo.
Cada uno de los planetas corresponde a un arquetipo que se relaciona con el signo en el que está emplazado, fusionándose las características de ambos. Los modernos astrólogos definen a la astrología como un lenguaje simbólico.
Lo mencionado se relaciona con lo que en astrología recibe el nombre de carta astral. Pero la formación de ésta tiene en cuenta por otra parte, los ángulos que forman los planetas con la Tierra en un momento dado, unos respecto de otros y que reciben el nombre de aspectos. Por último, la carta astral tiene su estructura en las casas, que corresponden a la división de la superficie de nuestro planeta en doce secciones, conocidas como las doce casas. La marca astrológica que da paso en el gráfico astral a la primera casa, es bien conocida por su nombre, el ascendente. Se trata del signo que asciende por el horizonte en la fecha y hora de nuestro nacimiento.
La astrología no es una disciplina científica, ni hace uso del método científico. La crisis religiosa y la contraposición de algunas personas contra la ciencia durante los siglos XIX y XX han logrado mantener la cifra de adeptos en esta creencia, cuya historia se prolonga desde antiguo y aún permanece vigente. En este sentido, religiones como la católica son muy críticas con la astrología y condenan su práctica o incluso su creencia. Esto se debe a que existen muchas personas medianamente religiosas (a veces no muy practicantes), que suelen creer a la vez tanto en su religión como en la astrología.
El auge de movimientos como la teosofía o corrientes como la llamada New Age, vinieron a cubrir el hueco que dejaron los rosacruces y otros grupos de índole esotérica.
Uno de los argumentos más comunes usados en contra de la astrología es que las afirmaciones de los astrólogos quedaron obsoletas hace mucho tiempo. De hecho la mayoría de los astrólogos hablan de doce signos zodiacales, es decir las doce constelaciones, cuando realmente son trece las constelaciones que recorre el Sol a su paso por la eclíptica (incluyendo Ofiuco). No está reconocida dentro del zodíaco debido a que, a pesar de que ya se conocía en la antigüedad cuando se formularon las reglas de la astrología, hace tres mil años estaba lejos de la eclíptica. Pero con la precesión de los equinoccios se ha ido introduciendo entre Sagitario y Escorpio, de manera que durante la primera quincena de diciembre el Sol transita por esa constelación.
No se ha demostrado que los astros tengan alguna influencia astrológica en las personas. La única influencia comprobada que algunos cuerpos ejercen en las personas, sobre todo los más cercanos, pueden ser físicos (atracción gravitatoria) o psíquicos (por creencias personales), sin posibilidad aparente de dirigir la vida de nadie. Sin embargo, la fuerza gravitatoria que ejerce sobre un recién nacido el médico que ayuda en el parto es unas seis veces superior a la del planeta Marte.
Los signos del zodíaco son dibujos caprichosos que los seres humanos diseñaron en el cielo con fines orientativos, y varían dependiendo de cada cultura. Si bien es cierto que han concordado en darle formas y supuestos atributos a constelaciones y planetas, existen grandes contradicciones entre diversas culturas, como por ejemplo, que Venus sea considerado el planeta del Amor cuando para la cultura Maya representaba algo negativo.
Los críticos también señalan la excesiva vaguedad de las predicciones astrológicas, que permiten ajustarlas a casi cualquier evento futuro que ocurra y la generalización que hace la astrología al encasillar a las personas en doce signos. Argumentan, por ello, que decir que una persona nacida bajo el signo de Leo será poderosa y agresiva, es como decir que los nacidos en Acuario van a ser pescadores, marineros o submarinistas.
Más de dos mil bebés británicos nacidos a principios de marzo de 1958 en hospitales de Londres, muchos de ellos con diferencias de minutos tan sólo en sus edades, fueron seguidos por médicos durante años. El objetivo del seguimiento era comprobar de qué manera afectan a largo plazo a la salud cuestiones relacionadas con las costumbres, como la dieta, pero incidentalmente la inmensa masa de datos acumulada sobre este grupo a lo largo de los años se utilizó con el fin de demostrar si la astrología funciona o no.
Según el estudio, fue imposible encontrar ningún tipo de sesgo, preferencia o desvío en alguna dirección preferente entre los dos mil gemelos del tiempo, como les denomina el artículo. Si la tesis central de la astrología fuese cierta la influencia de las esferas tendría que ser común a todos ellos o muy similar, ya que nacieron casi a la vez y casi en el mismo lugar. Tendrían que tener alguna característica o querencia parecida. Pero las completas estadísticas sobre su estado de salud y psicológico que se han acumulado durante todos estos años no muestran ninguna; si hubiese alguna desviación estaría por debajo del umbral de detección estadística.
El experimento que Bertram Forer condujo en 1948, demostrando que los individuos darán aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente, ha sido considerado como una explicación a la pervivencia de las creencias astrológicas.
La astrología es considerada como una pseudociencia por la comunidad científica al no cumplir con los requisitos básicos del método científico. Es decir, no ha superado las pruebas necesarias para ser considerada aceptable científicamente y no han sido encontradas evidencias concluyentes que soporten las teorías de los astrólogos. Por otra parte, el ilusionista y escéptico James Randi ofrece un premio de un millón de dólares a cualquiera que logre demostrar fehacientemente la existencia de un fenómeno o poderes paranormales, incluyendo el tipo de eventos como aquellos de los que se ocupa la astrología, pero el premio está desierto desde que se ofreció.
Las críticas que se realizan a la astrología se pueden resumir en los siguientes puntos:
Crítica de los gemelos: es quizá la crítica más demoledora, por sencilla y lógica. Cualquier pretensión de la astrología de describir o predecir el carácter o futuro de una persona, se basa en datar correctamente el momento de su nacimiento. En la realidad nos encontramos que frecuentemente los hermanos gemelos, cuyo nacimiento se encuentra separado por apenas unos pocos minutos, poseen gustos, caracteres, o sufren enfermedades o circunstancias vitales, totalmente distintas. Por lo tanto, cualquier posible efecto del momento del nacimiento sería insignificante comparado con las influencias del entorno y la herencia genética. Esto se ha cuantificado con los estudios británicos comentados en la sección anterior.
Crítica sobre el número de constelaciones: la eclíptica atraviesa más constelaciones que las doce que constituyen el zodiaco. En efecto, la eclíptica atraviesa las constelaciones de Aries, Tauro, Geminis, Cancer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Ofiuco (El Serpentario), Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Pero la función de las constelaciones no es determinante. Los signos del zodiaco tomaron el nombre de las constelaciones sobre las que se hallaban en la época babilónica, pero no deben confundirse con estas, porque estos últimos son únicamente la representación de 1/12 de la eclíptica.
La función y significado de cada signo depende, no de la constelación a la que representa, sino de su posición dentro del círculo de la eclíptica. El año astronómico comienza con la entrada del Sol en Aries, al comienzo de la primavera. Así, los tres primeros signos contienen la esencia del renacimiento de toda la naturaleza (las plantas brotan, las semillas germinan, los animales se reproducen, se acaba el invierno y los días son más largos, la vida se extiende por todas partes) cada uno en su fase particular: Aries (fuego) el inicio, la energía, Tauro (tierra), la maduración, el crecimiento, Géminis (aire) la extensión, la diversificación, la distribución. Con el resto de los signos ocurre algo similar, dependiendo de su posición en el ciclo de la eclíptica.
Crítica sobre lo poco concretas que son sus predicciones: Muchas de las críticas que se hacen a la astrología se basan en que las interpretaciones basadas en la interpretación de cartas astrales, normalmente relacionadas con el carácter o perfil psicológico del sujeto al que se le construye o levanta la carta natal, son tan vagas, genéricas o inconcretas, que pueden ser aplicadas a cualquiera que lea el informe, con más o menos acierto. Pruebas de este tipo se han realizado a menudo con resultados bastante espectaculares. Esto se puede deber a innumerables causas:
En primer lugar, la astrología no es una ciencia y no se le puede aplicar el método científico. Aquí es conveniente traer a colación la afirmación que se hace en ciertos entornos académicos de que hay ciencias duras y ciencias blandas. Algunos autores no dudan en calificar de ciencias blandas a la zoología, la botánica y la sociología y por supuesto, a la psicología,que inició el siglo XX con el complejo de serlo. Esta disciplina ha hecho un gran esfuerzo por convertir sus análisis a resultados numéricos o escalas y usar la estadística, para ganarse el respeto de la comunidad científica dura.Hoy por hoy, la astrología no ha hecho eso y si se ha hecho, ha sido con el objetivo de demostrar que es fraudulenta o falsa.
En segundo lugar, el objeto de la astrología, que es la psicología humana, el destino vital, la trascendencia o como queramos llamarlo, es en esencia inaprensible, inmensurable en muchísimos de sus aspectos, tal y como podría serlo el mismo psicoanálisis, área de la psicología sometida actualmente a numerosas críticas del mismo estilo.
Por otro lado, al ser la astrología fácil vehículo de expresión de multitud de sinvergüenzas carentes de ética y sin escrúpulos para timar a quien es presa fácil, esta mala fama se extiende incluso a los astrólogos serios, que probablemente sean los que menos publicidad se dan. Los horóscopos de los periódicos, aplicables presuntamente a la generalidad de la población, no son astrología y sin embargo, se venden como tal y no son sino un ejemplo de charlatanería comercial.