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Por Purificación Carpinteyro
Seguramente la vista desde la cumbre es muy distinta a la que tenemos aquellos que comúnmente sólo conseguimos imaginárnosla, a través de lo mucho o poco que nos quieren dejar ver. Estamos acostumbrados a que las diferencias entre aquellos que están en la cumbre se queden en la cumbre, y que se resuelvan mediante acuerdos santificados por las autoridades, de los que los mortales nos enteramos o nos atrevemos a sospechar, tan sólo por las pistas que van dejando a través de las resoluciones.
Pero por primera vez asistimos, en primera fila, a un pleito en el Olimpo, cuando a mediados de febrero Grupo Carso —y sus empresas Telmex, Telcel y Sanborns— resolvió no anunciarse en Televisa, y TV Azteca se negó a venderle espacio para publicidad.
No es que no fuera pública la confrontación entre Grupo Carso y Televisa, pero hasta entonces los enfrentamientos se limitaron al terreno legal, y los ataques eran a través de denuncias, resoluciones y más denuncias de las que daban cuenta los periódicos en la sección de negocios o las revistas especializadas.
Sin embargo, en febrero se alteraron las reglas: nadie previó que, en el pleito entre Carso y Televisa, TV Azteca se uniera en el ataque a su rival y principal competidor; ni que todos fuéramos a ser testigos del enfrentamiento, que no sólo pasó a las primeras planas de los diarios e infinidad de columnas en las páginas editoriales, sino que fue publicitado en televisión abierta en "prime time".
Fuimos muchos los sorprendidos cuando Televisa y TV Azteca se unieron públicamente en la embestida, especialmente cuando esta última televisora argumentó, como causa de su desavenencia con Carso, la negativa de Telmex a reducir las tarifas de interconexión. Recordemos que en la disputa por interconexión, la operadora móvil Iusacell, propiedad de TV Azteca, hasta entonces había defendido la misma postura que las empresas de Carso, e inclusive continuaba con sus amparos en contra de las resoluciones de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, que reducían la interconexión.
La razón se hizo evidente poco después, cuando anunciaron el acuerdo por el que, a cambio de mil 600 millones de dólares, Televisa adquiriría el 50 por ciento de Iusacell, convirtiéndolos en socios en un mercado estimado en 20 mil millones de dólares, y en teóricos rivales en el mercado de la televisión abierta, que es de apenas una décima de esa cantidad.
Entonces comenzó el circo. A las causas de Televisa defendidas por sus acostumbrados voceros —la CIRT y la Canitec—, a las que se habían sumado casi todas las operadoras de telecomunicaciones, se unió TV Azteca, y en el lado opuesto del ring quedaron Carso y MVS aislados, con sólo una telefónica, la española Movistar, impávida ante la confrontación.
Pero nadie recuerda cuándo, ni cómo, los spots publicitarios en la televisión con propaganda anti Telmex/Telcel, los cintillos de Telmex en contra de Televisa en los diarios y las grotescas agresiones en internet dejaron de aparecer. Después de la tempestad llegó la calma.
No con ello se implica que las acciones iniciadas ante las autoridades fueran desestimadas. En realidad, tirios y troyanos dentro del Estado asestaron fuertes golpes a Carso: a mediados de abril, la Comisión Federal de Competencia impuso una multa récord a Telcel, por casi 12 mil millones de pesos; en mayo, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes negó a Telmex la posibilidad de ofrecer televisión restringida; y, a principios de junio, la CFC nuevamente resolvió multar con poco más de 91 millones de pesos a Telmex por negarse a proporcionar interconexión, entre otras resoluciones que por falta de espacio no alcanzo a listar.
Por otro lado, también en junio, la CFC abrió una investigación por la posible comisión de prácticas monopólicas en los mercados de telefonía, internet y televisión restringida —que parece ser en contra del consorcio que comercializa Yoo, es decir, Televisa, sus afiliadas y Megacable— y, apenas ayer, se dio a conocer una nueva investigación.
Pero las autoridades tienen fichas en la mano para negociar con las partes: como, por ejemplo, la recusa del presidente de la CFC que podría revertir la cuantiosa multa a Telcel; la pendiente aprobación de la compra del 50 por ciento de Iusacell por Televisa; y el plan de trabajo de Cofetel, en el que se incluyen asuntos como las licitaciones de radio y nuevos canales de televisión, que ayer se postergó para el 1o. de agosto.
Tal vez por eso el silencio en el otrora campo de batalla. Tal vez por eso el silencio en la noche de los mortales, aunque allá en la cumbre no todo esté en calma. pcarpinteyro@gmail.com