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En los últimos 20 años hubo tres intentos de cruzar el estrecho de Florida nadando. Todos fracasaron. Pero es lo que la estadounidense Diana Nyad, de 61 años, quiere lograr ahora. Y no le importa que en esta época del año las aguas estén infestadas de tiburones.
Diana Nyad
No es la primera vez que intenta hacerlo. En 1978, cuando tenía 28 años, Fidel Castro se despidió de ella en un muelle de La Habana y vio cómo Nyad se metió en una jaula flotante para protegerse de los tiburones y dio las primeras brazadas rumbo al norte.
Ahora el plan es el mismo. Nadar desde La Habana a Key West, el punto más sureño de Estados Unidos, durante 60 horas. Son 103 millas náuticas en mar abierto, en plena temporada de huracanes. Y lo más probable es que Castro no pueda despedirse de ella en el muelle.
Teóricamente, la travesía es posible. Nyad cuenta ahora con mejor tecnología. Desde GPS hasta programas informáticos que anticipan las corrientes y las temperaturas marítimas. Algo de lo que no disponía en 1978. En esa época apenas alcanzó a nadar 50 millas náuticas en casi 41 horas, pero las fuertes corrientes y el estado del tiempo la desviaron tanto de su curso que no le quedó más remedio que desistir.
Ahora las condiciones no son tan diferentes y los imponderables a enfrentar todavía son fuertes. Para protegerla de los tiburones, la nadadora llevará un escudo que emite ondas eléctricas que ahuyentan a los escualos. Pero no es 100% seguro. Por ello, en el barco de apoyo viajaran cuatro hombres especializados en pescar tiburones.
Pero la travesía es tan dura que, dicen los médicos, lo más probable es que sufra alucinaciones, su boca se reseque por el agua salada, decenas de amibas se pegarán a su cuerpo, la pincharán y su piel quedará al rojo vivo.
Nyad calcula que estará nadando unas 60 horas, con pequeños descansos cada hora y media para ingerir un plátano y un compuesto líquido de proteínas.
"Ella enfrenta uno de los mayores retos físicos que yo he visto en toda mi vida. No imagino que se pueda estar así en el océano durante 60 horas. Es inconcebible. Sobre todo a su edad", comentó a 'The New York Times' el nadador Steven Munatones, que la acompañará en la travesía a bordo del barco de apoyo.
Pero Nyad es como el personaje principal de la novela 'El Viejo y el Mar', de Ernest Hemingway, que narra la lucha de un pescador por atrapar un pez aguja, precisamente en las aguas que ella quiere cruzar. Parece obcecada en lograr lo que no pudo hace 33 años.
"Estoy mucho más fuerte que antes en términos físicos, aunque en aquella época era mucho más rápida (nadando). Pero me siento fuerte, con energía y otra visión de la capacidad de aguante. Estoy lista", aseguró Nyad al 'The New York Times'.
En 1997, una nadadora australiana cruzó el estrecho de Florida dentro de una jaula flotante contra tiburones. Pero la jaula estaba sujeta a un bote y la travesía fue mucho más fácil y rápida. Tardó 24 horas apenas.
Ahora es diferente. El riesgo es mucho mayor y las adversidades más reales. Si lo logra, será la primera vez que alguien lo hace sin una jaula contra tiburones.
¿Por qué intentar repetir la hazaña? Es un reto personal al cual el ego no es ajeno. Hace una década dejó de nadar. Estaba cansada y se dedicó a ser comentarista deportiva en una emisora de radio de California. Pero ese trabajo no la llenaba, explica la nadadora. Siempre se sintió incómoda por no haber logrado su objetivo.
"Esto es lo que necesito para curar esa ansiedad. Necesito un compromiso como punto de partida. Ya estoy muy comprometida en esto, no hay nada que lamentar y pensar en lo que haré el resto de mi vida. Estoy metida en esto todo el día. Es muy estimulante", explicó Nyad.
Pero también para dar un ejemplo a otras personas de su edad. "Espero que una pareja pueda decir: quiero vivir como ella a esa edad. Lo que yo quiero es encender la llama. Hemos cambiado mucho. Para la generación de nuestros padres, a los 60 años ya se consideraban en la tercera edad. Yo estoy en mitad de la edad media", agregó.
Nyad no tiene aún una fecha exacta para la travesía. Puede ser en cualquier momento. Por ahora, parte de su equipo de apoyo ya está en la capital cubana y ella espera de ellos la luz verde para viajar allí, tres días antes de intentar de nuevo la hazaña de cruzar el Estrecho de Florida.