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Pocos políticos están interesados en convertir a los oscuros tratados de la ONU en un tema de debate político. No obstante, los partidos Republicano y Demócrata se sitúan en polos opuestos en cuanto a si Estados Unidos debería ratificar nuevos tratados de las Naciones Unidas o no, particularmente aquellos sobre derechos humanos.
La plataforma adoptada la semana pasada por la Convención Nacional Republicana concretamente nombra cuatro tratados de la ONU a cuya ratificación se opone porque su impacto a largo plazo sobre la familia estadounidense es ominoso o poco claro. Estos tratados son la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), la Convención sobre los derechos del niño, la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad y el Tratado de comercio de armas.
Los republicanos también advierten la existencia de problemas con el sistema de las Naciones Unidas y denuncian a la burocracia corrupta de la ONU, que tiene necesidad extrema de reforma, así como al vergonzoso registro de colaboración del Fondo de Población con el programa de aborto forzoso de China. Además, la plataforma del partido promete que un presidente republicano reinstauraría la política de Ciudad de México, que prohíbe el financiamiento federal de agrupaciones internacionales que ofrecen o promueven el aborto.
El programa aprobado esta semana en la Convención Demócrata favorece completamente al sistema de las Naciones Unidas y se atribuye el mérito de que el gobierno de Obama haya restaurado el liderazgo de Estados Unidos en la ONU.
Ellos insisten en que Estados Unidos ratifique la CEDAW sobre la base de garantizar completa igualdad para las mujeres, entendiendo que los derechos de la mujer son derechos civiles. No se mencionan en la actual plataforma ni la convención sobre los derechos de las personas con discapacidad ni la convención sobre los derechos del niño.
Las polarizadas posturas de ambos partidos en cuanto a la ratificación de estos tratados reflejan sus políticas internas respecto de la vida humana y de la familia.
Carol Tobias, presidente de National Right to Life (Derecho Nacional a la Vida), observó que, una vez más, el Partido Republicano ha adoptado una sólida plataforma provida y tiene tejido en ella un lenguaje a favor de la vida. Los republicanos toman esta postura desde 1976.
Los demócratas dependen en gran medida del voto de los estadounidenses proabortistas para conseguir a Obama un segundo mandato. Consecuentemente, su programa reafirma que apoya fuerte e inequívocamente el fallo Roe vs. Wade, que respalda el aborto seguro y legal, independientemente de la capacidad de pago, además de oponerse a toda iniciativa para debilitar o minar ese derecho.
La plataforma republicana promueve con firmeza el matrimonio tradicional, mientras que la democrática está a favor de la creación de derechos maritales especiales para los homosexuales.
Las políticas abrazadas por los demócratas y por el gobierno de Obama están en estrecha consonancia con las directivas y las interpretaciones de los expertos internacionales no electos responsables de supervisar la implementación de los tratados de la ONU que el partido demócrata haría ratificar por el Senado estadounidense.
Estos expertos de las Naciones Unidas habitualmente dicen a los países que deben modificar sus leyes para permitir el aborto libre y reconocer derechos especiales para los homosexuales.
Es poco probable que un votante estadounidense resuelva su elección basándose en los tratados de la ONU, pero muchos decidirán a partir de las cuestiones subyacentes.