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Stefano Gennarini informa sobre una reunión de la Asamblea General que presenció la semana anterior, en la que la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos fue duramente criticada por un gran número de Estados Miembros de la ONU.
En el Día de las Naciones Unidas, oficialmente establecido para conmemorar a la ONU, los delegados estuvieron más interesados en resaltar los abusos de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos que en celebrar la jornada.
La semana pasada, Navi Pillay, máxima directiva de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, presentó ante la Asamblea General el informe anual sobre la labor de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (OACDH). Delegados, entre ellos, varios embajadores, hicieron uso de la palabra para amonestar a la Alta Comisionada y a la oficina a su cargo.
En plena reunión, cuando el interrogatorio se tornaba acalorado, se disparó una alarma contra incendios en toda la sede de la ONU.
¿Lo ven? ¡Cuando uno se desvía de los debates del comité durante la interacción con la Alta Comisionada hasta el sistema de la ONU dispara la alerta! dijo el embajador de Marruecos, quien fue interrumpido por la sirena y por las luces intermitentes tras haberse excedido en su turno de palabra.
La alarma y el comentario ocurrente fueron un gran alivio para la tensión creciente en la sala, puesto que los delegados se retiraron de las instalaciones por varios minutos.
El incidente ahorró a Pillay el deber de responder el aluvión de preguntas. Cuando se reanudó la reunión, quedaban solo cinco minutos. Pillay evitó las preguntas más difíciles y dijo que toda decisión de su oficina había sido tomada a partir de cuestiones financieras.
Dentro del sistema de la ONU, la OACDH se ha convertido en la principal promotora de nuevos derechos especiales para las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero (LGBT). La Unión Africana y otras delegaciones solicitaron a Pillay que se centrara en derechos humanos universalmente reconocidos. Aproximadamente la mitad de los estados miembros de la ONU consideran ofensivos los esfuerzos de la OACDH de promover los derechos LGBT, dado el gran cúmulo problemas acuciantes de derechos humanos que enfrentan.
La reforma del sistema de órganos de la ONU creados en virtud de tratados, comúnmente denominada fortalecimiento para evitar connotaciones negativas, es otra área en la que la OACDH genera controversia. Delegaciones acusaron a la Oficina de actuar por iniciativa propia en la implementación de reformas, ignorando la Resolución de la Asamblea General de la ONU (5/254) que pone la reforma de dichos órganos en manos de un procedimiento intergubernamental de estados miembros de la Organización.
La acusación más polémica contra la oficina al mando de Pillay provino del delegado ruso. Volvió a relatar el modo en el que la OACDH respondió a las preguntas del grupo al que representa. La Oficina afirmó que no está obligada por las resoluciones de la Asamblea General y que no esperaría el resultado del procedimiento intergubernamental para efectuar su propio fortalecimiento de los órganos de tratados.
Varios países, entre ellos, los quince que conforman la Comunidad del Caribe (CARICOM, por sus siglas en inglés), se quejaron de que la OACDH tomaba decisiones sin consultar a los estados miembros. La Oficina decidió trasladar de Nueva York a Ginebra las reuniones tanto de la CEDAW como del Comité de Derechos Humanos con el pretexto de ahorrar dinero. Este desplazamiento demuestra ser muy polémico, especialmente entre países menos acomodados que no cuentan con delegaciones en Ginebra.
La OACDH presta servicios para todo el sistema de derechos humanos de la ONU y recibe el 3 por ciento del presupuesto habitual de la ONU, sumado a contribuciones voluntarias extra. A comienzos de este año, se extendió el mandato de Pillay por medio período más (dos años).