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WASHINGTON D.C., 4 de noviembre.- En medio de una masiva movilización por parte de ambas campañas en busca de un puñado de votos que pueden hacer la diferencia en algunos distritos, Barack Obama llega a las últimas horas de esta infinita y emocionante campaña con ventaja en la mayoría de los Estados aún en disputa, lo que podría darle la presidencia, incluso aunque pierda en el cómputo total de votos en el conjunto del país.
Obama y su rival republicano, Mitt Romney, recorren estos dos días precisamente esos Estados en los que todo está en juego. El presidente, con una apelación a las clases medias. Romney, con una invitación al cambio.
Obama estuvo hoy en Ohio y volverá mañana. También visita Colorado, Wisconsin, Iowa y New Hampshire. Similar recorrido hace Romney, que incluye también Virginia y Pensilvania, en un esfuerzo final, aunque desesperado, por poner de su lado ese Estado, que podría salvarle de la derrota en el caso de perder Ohio, donde también está en desventaja.
Tanto Obama como Romney insisten en lo que ha sido su mensaje durante todos estos meses de campaña. "En estos cuatro años hemos hecho verdaderos progresos, progresos que han ayudado a la clase media", dijo el presidente en Concord (New Hampshire), donde también negó que Romney signifique otra cosa más que un regreso al pasado. Por el contrario, el candidato republicano pidió en Iowa el voto para el cambio que él representa hacia una economía que crezca de forma más acelerada y ayude a la pequeña empresa con menos impuestos. "Lo vamos a conseguir", prometió a sus seguidores en Des Moines (Iowa).
El rapero Pitbull, hijo de cubanos, precedió al presidente estadounidense Barack Obama en un acto de campaña en Hollywood (Florida) y pidió el voto para el mandatario.
A falta de dos días para la votación, estas elecciones se han convertido en un pura cuestión aritmética. Se necesitan 270 votos del Colegio Electoral para obtener la mayoría y ganar la presidencia. Obama está más cerca de esa cifra y dispone de bastantes más combinaciones posibles para alcanzarla que Mitt Romney. La suerte del presidente depende de tres o cuatro Estados en los que, además, tiene una ligera ventaja en las encuestas. La del candidato republicano, de siete u ocho Estados en los que está por detrás.
El presidente de Estados Unidos no es elegido mediante votación popular directa. Los sondeos sobre esa votación están actualmente empatados, y bien podría acabar produciéndose una victoria de Romney, sin que eso lo convirtiera en presidente. El presidente es elegido por los miembros del Colegio Electoral que se constituye con los representantes que, de forma proporcional a su población, envía cada Estado. En todos los casos, salvo en dos que no cuentan en este momento, el ganador, aunque sea por un solo voto, se queda con todos los representantes de ese Estado.
Es necesario, por tanto, repasar el mapa electoral Estado por Estado para pronosticar un ganador. En estos momentos, Obama cuenta con una ventaja suficiente en los sondeos como para dar por conseguidos 243 votos electorales, aunque eso incluye Nevada, donde está por delante por menos de cinco puntos, y Pensilvania, donde Romney siguió haciendo campaña ayer con la esperanza, aunque escasa, de revertir la situación. El aspirante acumula hoy 206 votos electorales, incluyendo los de Carolina del Norte, donde su ventaja es de menos de tres puntos.
Quedan, pues, 90 votos electorales por disputar en siete estados. De esos siete, Obama está por delante en las encuestas en seis (Ohio, Virginia, Wisconsin, Colorado, Iowa y New Hamspshire). En tres de ellos, Colorado, Virginia y New Hampshire, el margen promedio es mínimo, inferior a un punto a algunos casos. Romney solo es favorito en Florida, y también por una diferencia en torno a un punto, según los últimos sondeos.
Con su victoria en uno de los tres mayores de esos estados en juego –preferentemente, Ohio, que es donde su ventaja ha sido más sostenida en el tiempo y es más amplia hoy-, Obama tiene múltiples opciones para llegar a la cifra de 270 ganando en uno o dos Estados pequeños en los que parece que no será difícil hacerlo. De ganar Ohio, por ejemplo, le bastaría con ganar también en Wisconsin, un estado tradicionalmente demócrata y en el que hoy el presidente está con ventaja. (EL PAÍS)