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MADRID, 1 de noviembre.- Como el cuento de la princesa y el chícharo hay razones para que el 74 cumpleaños de la Reina Doña Sofía (el 2 de noviembre) no sea el más feliz. Lejos quedaron las celebraciones en familia sin reproches y todos unidos. Probablemente el año que deja atrás Doña Sofía no lo quiera recordar.
La Reina, el engranaje que unía a la Familia Real, ha visto en estos 12 meses cómo las piezas de su reloj se han ido soltando. Algunas porque han querido y otras porque se han visto obligadas pese a que Doña Sofía ha intentando por todos los medios que el reloj siguiera dando la hora.
Y es que seguramente querrá olvidar, aunque no pueda, la situación por la que atraviesa su hija la Infanta Cristina. La imputación de su marido, Iñaki Urdangarin, en el 'caso Nóos', fue el primer resorte en saltar dentro de la maquinaria real.
Acusado de presunta malversación de fondos públicos, fraude a la Administración, falsedad documental y prevaricación, el caso de Urdangarin ha hecho tambalear los cimientos de lo que hasta ahora era ejemplo de familia unida.
Esto y los enfrentamientos de los que habla la prensa entre el Rey, el Príncipe y Urdangarin colocaron a la Reina entre la espada y la pared: su hija o la imagen de la Casa Real ante el escándalo de su yerno. Doña Sofía eligió y se decantó por apoyar a la Infanta a la que visitó en Washington dejándose fotografiar en compañía del matrimonio Urdangarin pese a que el Rey y su hijo ya habían decidido apartarles.
La Reina dejó claro que antes de Reina es madre. Sin embargo, la Casa Real tomó la opción contraria. Apartó a los Duques de Palma de la agenda oficial de la Casa Real por su comportamiento "no ejemplar". Su última aparición junto a los Reyes y los Príncipes de Asturias fue el 12 de octubre de 2011. Y desde entonces toda intención ha sido evitar cualquier vinculación o imagen con ellos.
De rebote la hija mayor, la Infanta Elena, también se ha visto relegada a un segundo plano. Tanto que en la fiesta de la Hispanidad de este año tuvo que ver el desfile militar en la tribuna de autoridades junto al líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba. La tribuna del Rey perdía a la mita de su familia. "Este momento tenía que llegar", dijo la Infanta. ¿Pensaría lo mismo su madre?
La Reina ha intentando mantener su unión con la Infanta Cristina. Ha seguido viendo a sus nietos, de hecho, los hijos de los Duques de Palma pasaron unos días en Palma de Mallorca pero sin rastro de sus padres que pasaron unos días en Biarritz. La foto de familia a los pies de la escalera de Marivent quedará para otros tiempos ya lejanos.
Pero si sólo fuera el 'caso Nóos' el guisante no sería tanta la tristeza. La Reina ha dado este año su primer golpe en la mesa, al menos públicamente, ante las actitudes de su esposo.
El viaje a Botsuana del Rey, su caída, su operación y su posterior recuperación dejaron en evidencia que el matrimonio Sofía-Juan Carlos ya no tiene porque guardar las formas.
La cacería de elefantes del Monarca en el país africano dejó dos momentos para la historia. El primero las disculpas de Don Juan Carlos al abandonar el hospital donde fue intervenido de una fractura en la cadera derecha. "Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir", expresó el Monarca agarrado a sus muletas, con cara compungida y completamente solo.
Sí, solo. La Reina no estuvo con él seguramente en el que haya sido uno de los momentos más duros para la Monarquía. Ni estuvo en ese momento ni casi fue a verle al hospital. La primera visita tardó tres días en producirse y duró 25 minutos, lo que destapó una oleada de rumores que Doña Sofía intentó frenar acudiendo un segundo día y almorzando con el Rey en una visita que duró tres horas.
Pese a ello, los rumores en torno al matrimonio real se fueron haciendo cada vez más grande. Una situación a la que también ayudaron los monarcas con su actitud. Fríos gestos de la Reina, malos gestos del Rey y en medio las disyuntivas posiciones de ambos en cuanto a la Infanta Elena.
Froilán, el nieto qe se disparó en un pie.
Pero cuando el castillo de naipes se desmorona casi todas las cartas caen. La Reina también ha tenido que vivir cómo su nieto mayor Froilán se disparaba en un pie mientras estaba a cargo de su padre, Jaime de Marichalar, y hacía prácticas de tiro junto a su hermana Victoria.
La Fiscalía abrió diligencias contra Marichalar que finalmente fueron archivadas al no existir "denuncia previa de la persona agraviada o de su representante legal".
La Reina visitó prácticamente todos los días a su nieto en el hospital y estuvo junto a su hija, sin embargo, Don Juan Carlos no hizo acto de presencia ninguno de los 3 días que el niño estuvo ingresado.
Fue una semana en la que al Monarca no se le vio por ningún lado ni tampoco se supo el porqué de su vacío en la agenda oficial. De nuevo, la Reina fue la cara visible de la polémica.
Y para rematar este año lleno de chícharos bajo el colchón, una agencia de contactos usa su imagen para publicitar la infidelidad como ya hiciera antes con la imagen de Don Juan Carlos colgado en un gran cartel en plena Gran Vía, junto a Carlos de Inglaterra y Bill Clinton, bajo el siguiente texto: '¿Qué tienen estas realezas en común?'
En el caso de la Reina, ésta aparecía abrazada a un hombre con el torso desnudo y la frase 'Ya no tienes porque pasar la noche sola'. Razón que ha llevado a Doña Sofía a presentar una demanda de protección de su derecho al honor contra la agencia. (Y entre las publicaciones españolas, probablemente sea eljueves la que más se ha ensañado con las peripecias de la familia real).
Parece por tanto que este año pastel sin mucha ayuda. (Esther Mucientes / EL MUNDO)