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El protagonista de la saga de Batman, Christian Bale, presentó un premio por la defensa de los derechos humanos al activista pro-vida invidente Chen Guangcheng por su labor en la lucha contra los abortos forzados en China, y dijo que su tarea es propia de alguien valiente que inspira a otros.
Christian Bale junto a Chen Guancheng
El pasado martes 25 de octubre, durante una cena realizada en Nueva York (Estados Unidos), Bale entregó a Chen Guancheng el premio de la organización Human Rights First, una entidad con sede en ese país en defensa de los derechos humanos en el mundo.
Al presentar el galardón, Christian Bale destacó el trabajo del activista pro-vida en nombre de las mujeres y los no nacidos que están sujetos a la política del hijo único en China: un programa de abortos forzados significa que las mujeres son sacadas de sus casas en contra de su voluntad. Se les obliga a abortar, algunas veces en un estadío avanzando, imaginen eso, lo que hace que algunas mueran en el proceso, dijo.
Refiriéndose a estos abortos como un verdadero horror, la estrella de Hollywood dijo que en este mundo insano, Chen salió en defensa de las mujeres viviendo y promoviendo valores sencillos, valientes y universalmente admirados.
Por esta razón este hombre fue encarcelado y golpeado por más de cuatro años, recordó Bale.
Chen dijo que agradecía el premio y comentó: creo que si todos en el mundo colocaran los derechos humanos primero, viviríamos en un mundo completamente diferente. Este no es sólo un premio para mí, sino que siento que aquí represento a todos los que viven en países que no son democráticos.
La noche del 25 de octubre fue la primera vez en la que Bale se encontró con Chen. El actor ya había intentado visitarlo mientras estuvo en arresto domiciliario pero los guardias le impidieron el ingreso.
Invidente debido a una enfermedad cuando era joven, Chen es un abogado de los derechos humanos que denunció la política del hijo único en China, además de los abortos y las esterilizaciones forzadas que se practican en el país.
Tras estar cuatro años en la cárcel, fue colocado bajo arresto domiciliario en septiembre de 2010. Él y su familia fueron retenidos sin cargos formales, fue golpeado y se le impidió recibir tratamiento médico.
En abril de este año logró escaparse del arresto domiciliario, concitando la atención de la prensa mundial y se dirigió a la embajada de Estados Unidos.
Dejó la embajada para irse a un hospital en Beijing el 2 de mayo, luego de que el gobierno le prometiera que él y su familia estarían a salvo. Sin embargo, el activista expresó sus temores ante el ofrecimiento incumplido y pudo viajar a Estados Unidos el día 19.
Actualmente estudia derecho e inglés en la escuela de leyes de la New York University. Está en Estados Unidos junto a su familia.