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MADRID, 8 de noviembre.- Si la idea se le hubiera ocurrido a cualquier otro, seguramente no habría merecido ni una sola línea de comentario. Pero su máximo impulsor es Jack Horner, de la Montana State University, uno de los paleontólogos más prestigiosos del mundo, el que cambió nuestra forma de ver los dinosaurios, el que demostró que, como las aves, eran criaturas sociales, el científico, además, en quien se inspiró Steven Spielberg para hacer "Parque Jurásico". Y resulta que, como en la famosa película, Horner está completamente decidido, desde hace ya varios años, a devolver a la vida a un dinosaurio. El célebre paleontólogo ha visitado estos días Madrid, para tomar parte en "El ser creativo", el III Congreso de Mentes Brillantes, en el que participa junto a otros veinte científicos de las más variadas disciplinas.
- ¿Cómo piensa usted "resucitar" a un dinosaurio?
- Desde luego no será como en Parque Jurásico... Partiremos de un embrión de pollo y, mediante ingeniería genética, le haremos dar marcha atrás en el tiempo hasta sacar el dinosaurio que lleva dentro. No será, al principio, un dinosaurio completo, pero sí que tendrá muchas de sus características.
- ¿Muchas de sus características?
- Sí. El resultado será un animal completamente nuevo, un "pollosaurio" (o "dinopollo", como prefiera), con muchas de las características físicas propias de los dinosaurios. Se trata de conseguir "dar marcha atrás" a la evolución y resucitar en el pollo una gran cantidad de rasgos propios de los dinosaurios, desde el tamaño a los dientes o las garras.
- Las aves actuales son descendientes directas de los dinosaurios. ¿Por qué elegir precisamente a la gallina?
- Por dos razones: La primera es que conocemos su genoma a la perfección; y la segunda, porque entre todas las aves, las gallinas son quizá las más comunes. Podríamos haberlo intentado con cualquier otra ave, pero al final optamos por ésta.
- Es decir que, a falta de ADN de dinosaurio con el que trabajar, ha decidido usar el de sus descendientes más directos para hacerlos retroceder hasta el punto de partida...
- Sí, en efecto. No hemos podido obtener ADN de dinosaurio por otros medios. Se ha demostrado que del ámbar es imposible extraer ADN (tal y como hacían en Parque Jurásico) y de los huesos fósiles, tampoco. Encontramos hace unos años algunos muy esperanzadores, de una hembra de Tiranosaurio, y logramos aislar tejidos blandos y vasos sanguíneos, pero no ADN. Por eso decidimos utilizar ADN moderno.
- Se trata, entonces, de una modifición genética...
- No. No modificamos genes. Lo que intentamos es reactivar genes atávicos del ADN de las aves y hacer que vuelvan a expresarse.
Jack Horner es uno de los paleontólogos más prestigiosos del mundo. (Foto JOSÉ RAMÓN LADRA)
- ¿Cómo funciona el proceso?
- Lo primero es encontrar una serie de genes específicos en el genoma de la gallina. Buscamos tres en concreto, los necesarios para activar el tamaño, para que haya o no dientes y los que transformaron las garras originales en alas. Se trata de alterar los niveles de determinadas proteínas reguladoras de la expresión genética, en concreto de aquellas que han suprimido esas características dinosaurianas en las aves. Las aves son dinosaurios, llevan su mismo ADN, así que lo que hacemos es intentar que de un dinosaurio salga otro dinosaurio.
- Explicado así, parece sencillo...
- En sus primeros estadíos, un embrión de pollo desarrolla rasgos dinosaurianos como dientes o manos con tres dedos. Si podemos encontrar los genes que les obligaron a reducir su tamaño, o los que hacen que los dedos se hayan fundido para formar alas, y conseguimos apagarlos, entonces podremos hacer crecer un animal con características de dinosaurio.
- ¿Y han localizado ya esos genes?
- Por ahora, sólo uno de ellos, el responsable de que haya o no dientes. Los otros dos los seguimos buscando, y probablemente tardemos otro par de años en localizarlos.
- ¿Quiere decir que ya han conseguido hacer una gallina con dientes?
- No. Quiero decir que ahora ya sabemos cómo hacer una gallina con dientes, aunque no lo hemos hecho. Hemos decidido esperar a tener localizados los demás genes.
- ¿Cómo será ese "pollosaurio"?
- El resultado será una gallina con dientes y garras, aunque por el momento del mismo tamaño que las actuales. Después probaremos a hacerlas más grandes.
- ¿Cuándo cree que eso será posible?
- Si todo va bien, en cinco años. Si tenemos mala suerte, en siete como máximo.
- ¿Será posible, más adelante, "resucitar" especies concretas de dinosaurios? Quiero decir, de dinosaurios que realmente hayan existido.
- Sí, en el futuro será posible devolver a la vida a cualquier miembro de un grupo muy concreto de dinosaurios, los terópodos, que son de los que descienden las aves. Es decir, todos aquellos que eran carnívoros y caminaban sobre sus dos patas traseras.
- ¿Para qué puede servir "fabricar" un dinosaurio?
- Las investigaciones que llevamos a cabo tienen fuertes implicaciones en el campo médico y en la comprensión de cómo funcionan los mecanismos evolutivos. Se puede aprender mucho, por ejemplo, de enfermedades de la médula espinal, o que afectan al crecimiento. Y, por supuesto, cuando rescatemos los caracteres primitivos, y consigamos que se expresen de nuevo, habremos dado un gran paso para demostrar cómo funciona la evolución. Cada ave tiene dentro un dinosaurio dormido. Nosotros queremos despertarlo.
- Los dinosaurios dominaron la Tierra durante 80 largos millones de años. Y si no se hubieran extinguido, nosotros, los mamíferos, no estaríamos aquí. ¿No puede resultar peligroso devolverlos a la vida?
- No, en absoluto. Como mucho, podremos conseguir animales que se parezcan a los dinosaurios, no se trata de tener por ahi tiranosaurios o velociraptores sueltos...
- ¿Cuesta mucho su investigación?
- No, es muy barata. Es algo que se puede hacer con un par de millones de dólares... Un coste muy pequeño cuando se trata de hacer "gran ciencia". (JOSÉ MANUEL NIEVES / ABC)