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MADRID, 8 de noviembre.- Ni el frio ni la lluvia los dejaron en casa. Decenas de trabajadores y lectores de El País -el Comité de Empresa cifra la concentracion en 400 personas- escenificaron en la tarde del miércoles 7 de noviembre de 2012 su protesta contra el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) puesto en marcha por el consejero-delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián.
Los manifestantes se reunieron en la madrileña Puerta del Sol. Bajo los paragüas y los abrigos que tapaban las camisetas negras y las chapas de protesta, guardaron un minuto de silencio y contaron hasta 149 -el número de afectados por el ERE- delante de una pancarta que mostraba al denostado Cebrián y sus "nuevos amigos": los tiburones de Liberty y Arianna Huffington, a la que algún trabajador llama despectivamente "la cacatúa".
Pancartas en la Puerta del Sol contra Cebrián.
En la boca de todos estaba la huelga que han iniciado como medida para frenar el brutal recorte y que provocó que El País del 7 de noviembre llegase a los quioscos con tan sólo 48 páginas y sin ningún cuadernillo ni suplemento. Un trabajador lo tenía claro:
'El día de hoy marcará un antes y un después en la historia de El País'
Y es que la huelga fue secundada por 93% de la plantilla según el Comité y 79% por la dirección. Y si el diario llegó a los quioscos -de no haberlo hecho hubiera supuesto un hito en la historia del periodismo español- fue, sobre todo, por la actuación de las delegaciones de México y Washington, coincidiendo además con la celebración de las elecciones en los Estados Unidos. Otro trabajador lo explicaba así:
'El seguimiento de la huelga en España creo que ha sido casi total. Han salvado la papeleta haciéndo trabajar a la gente de México 20 horas y con el apoyo de los de Washington. ¿Que por qué allí no hicieron huelga? No tengo ni idea pero creo que ellos van por libre, como si esto no fuera con ellos. No sé qué hay detrás'.
A la protesta también se sumaron varios lectores y simpatizantes de El País. Uno de ellos, de avanzada edad, quiso dejar claro que entendía y apoyaba las reivindicaciones de la plantilla pero también dejó constancia de su malestar como lector y comprador del diario:
'Lo que hoy ha llegado a los quioscos no es El País, es un bodrio infumable'
Tras algo más de una hora de protesta la concentración se empezó a disolver. Caras largas y en muchos casos podría decirse que de resignación. El Comité volvió a hablar de la posibilidad de recurrir "a la vía judicial". La plantilla asiente, pero lo ve todo muy negro. Igual que el cielo de esa noche en Madrid. (Periodista Digital)