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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de noviembre.- Un escándalo de dimensiones mayúsculas se avecina en Francia tras la presentación del libró La Frondeuse (La Rebelde), una biografía no autorizada sobre Valérie Trierweiler, la actual esposa del presidente galo François Hollande, quien ya entabló una demanda contra los autores de esa obra: los periodista Alix Bouilhaguet y Christophe Jakubyszyn.
En el libro se revela que Trierweiler mantuvo una relación con Patrick Devedjian, ministro del gabinete de Nicolas Sarkozy entre 2000 y 2003. También se destaca que Sarko trató de seducir a la periodista sin éxito, y que desde entonces la relación se tornó hostil.
La primera dama francesa reclama 85 mil euros por concepto de daños y perjuicios a los autores de la biografía.
Valerie Trierweiler espera para diciembre el proceso legal tras su reclamo de 85,000 euros por “difamación e intrusión en la vida privada”.
La Frondeuse, que figura en cuarta posición de los libros de no ficción más vendidos esta semana en Francia, aborda la vida profesional de Trierweiler y el principio de su relación con Hollande, pero también incluye testimonios anónimos sobre su vida sentimental, que son los que más escándalo han provocado en Francia.
Bouilhaguet es reportera política para la cadena pública de televisión francesa France 2, cubrió durante muchos años las actualidades del Palacio del Elíseo (casa presidencial). Actualmente, ocupa un puesto como corresponsal en Estados Unidos para el diario Le Parisien.
La coautora del libro Alix Bouilhaguet platicó con Excélsior sobre la situación que gira en torno a la publicación de su libro donde también describe la fuerte personalidad de Valérie Trierweiler y su transición de periodista a primera dama.
–¿Cómo explica el entusiasmo mediático y literario para la primera dama de Francia, a pesar de que su índice de popularidad esté bajo entre los franceses?
–La idea de escribir una biografía de Valérie Trierweiler nos vino muy temprano, en marzo, o sea dos meses antes de las elecciones presidenciales. Conocía un poco a Valérie Trierweiler en el contexto de mi profesión. Como yo, era una periodista política así que nos encontramos regularmente. No éramos amigas, tampoco allegadas, pero ella me parecía diferente de los demás. Tenía esa forma de siempre quedarse un poco aparte, como observadora. Teníamos entonces relaciones bastante condescendientes, hasta de simpatía.
“Instintivamente, me dije que si llegaría a ser primera dama, no sería simple para ella, tiene temperamento, reivindica su autonomía y también es muy impulsiva... Tantos rasgos de carácter que se conjugan difícilmente con una vida en el Elíseo.
“Esperamos el día de las elecciones para mandarle un mail que le explicaba nuestro proyecto: hacer una biografía con o sin ella. No nos contestó, pero pudimos encontrarla de manera informal durante nuestra encuesta.
“Su personalidad ‘explosiva’ doblada a su rivalidad anunciada con Ségolène Royal y su dificultad a encontrar su lugar ante los franceses probablemente explican el entusiasmo mediático y literario. Y su interés: no es porque hoy los franceses no la aprecien, están intrigados por esta mujer, y desean aprender más de ella.”
–¿Cuál es su opinión sobre la reciente aparición de la señora Trierweiler en la inauguración de una fuente, en el poblado de Chambly, como embajadora de la fundación Danielle Mitterrand ?
–La inauguración de la fuente es efectivamente un momento clave en su papel de primera dama. Pero ella, que aspiraba a un estatus inédito, toma ahora un camino de los más clásicos.A principios del mandato, Valérie Trierweiler no quiso elegir, quería ser a la vez primera dama y periodista.
“Los franceses no pedían que dejara su actividad profesional, sino que clarificara su situación. Estuvo indecisa, ajustando sus cuentas en sus primeros artículos de primera dama para Paris Match –como cuando hizo la crónica sobre la biografía de Eleanor Roosevelt, First Lady and rebel. Provocadora, siempre quiso jugar a la ganadora en todos los dominios. ¡Y perdió mucho! También estuvo mal contra las antiguas primeras damas francesas –como con Bernadette Chirac– al declarar que no quería ser ‘una mujer de adorno’.
“Seis meses más tarde, se puede decir que ella más o menos abdicó, al confesar que en adelante su papel de primera dama era su prioridad, en detrimento de su vida profesional. Es una manera de adaptarse bajo la presión política. Quería reinventar la función, y por el momento, no está tomando ese camino. O en todo caso toma una vía –después de todo admirable- de las más tradicionales.”
–¿Por qué piensa usted que las revelaciones polémicas, como el hipotético romance entre Valérie Trierweiler y Patrick Devedjian, merecen ser publicadas?
–En primer lugar, hicimos una biografía, y es un ejercicio particular. Como lo hicieron con las vidas de las ex primeras damas Hillary Clinton o Nancy Reagan, se trata de entender quién es Valérie Trierweiler, cómo funciona, cuáles son sus resortes. Las llaves de su personalidad se encuentran en el seno de su propia vida.
“Valérie Trierweiler a menudo evolucionó en una cierta ambigüedad. Mezclando finamente su vida personal y su vida profesional: ¡Cuando empezó su relación con François Hollande, seguía escribiendo artículos para Paris Match sobre Hollande! Era una mezcla de géneros peligrosa.
“Todo el mundo tiene el derecho de enamorarse, pero cuando se es periodista política, hay que tener más cuidado que los otros. Nosotros estimamos que es necesario en Francia que se separen más las fronteras entre políticos y periodistas. Esa propensión a evolucionar entre fronteras borrosas forma, según nosotros, parte de su personalidad.”
–¿Cómo explica el error del tuit y la insistencia de los medios franceses sobre este sujeto?
Valérie Trierweiler es una mujer que puede parecer como fría, hasta altiva. Pienso que es una forma de protegerse, pese a las apariencias. También es una instintiva que reacciona precipitadamente. Cuando tuiteó su apoyo a Olivier Falorni, rival de Ségolène Royal –ex esposa de François Hollande–, durante las pasadas elecciones legislativas fue sincera en su postura –porque ese hombre siempre le fue fiel al Presidente y es un amigo de la pareja–, pero ella no se dio cuenta del impacto que desde entonces sus actos iban a tener en el Elíseo y sobre el Presidente.
“Este caso también llamó la atención de la opinión francesa, porque mezclaba vida pública y vida privada a través de Ségolène Royal.
“Fue una mezcla explosiva. Especialmente porque Hollande se había proclamado el chantre (portavoz) de la separación clara entre lo privado y lo público después del quinquenio de Sarkozy. El vodevil (telenovela) entró de nuevo en el Elíseo.
“Valérie reconoció después que cometió un error. Ese episodio la hizo entender que pasó de observadora a observada. Pienso que aprendió mucho de ese evento. A causa de ese episodio apareció frente a los franceses, que no la conocían mucho, como una caricatura de mujer celosa y autoritaria. Aunque no sea totalmente verdad, y va a tener dificultades para recuperar el prestigio perdido. Pero pienso que lo puede lograr. También puede ser muy apasionante.”
–Usted y el señor Jakubyszyn fueron demandados ante la justicia por la primera dama y el señor Devedjian por difamación de declaraciones y en perjuicio a la vida privada. ¿Piensa usted que esa reacción es legítima?
Es difícil explicar ese asunto cuando un procedimiento de justicia está en proceso. Hicimos una encuesta y decidieron demandarnos. Es su derecho. La justicia decidirá. (EXCELSIOR)