721 palabras
WASHINGTON D.C., 9 de noviembre.- El director de la CIA, el general David Petraeus, uno de los militares más laureados y respetados de toda la historia de Estados Unidos, ha presentado su dimisión al presidente Barack Obama, justificada por la situación personal a la que se ha visto abocado como consecuencia de una relación extramatrimonial.
La mujer involucrada es Paula Broadwell, su biógrafa (el libro se llama nada menos que 'ALL IN: The education of general David Petraeus').
La renuncia de Petraeus, conocida tres días después de las elecciones presidenciales, representa una conmoción para la sociedad norteamericana, no solo por lo destacado de su figura y la notoriedad de su trabajo militar, sino por la preocupante colisión de una difícil circunstancia personal con el hombre encargado de manejar los más delicados secretos del país.
Petraeus y Paula Broadwell en un avión. Aquí mismo, un enlace para ver qué le vio Petraeus a Paula.
“Ayer por la parte, acudí a la Casa Blanca y le pedí al presidente que me permitiese, por razones personales, renunciar a mi cargo”, afirma la nota de dimisión de Petraeus, hecha pública este viernes. “Después de haber estado casado durante más de 37 años, demostré muy pobre juicio al comprometerme en una relación extramatrimonial. Ese comportamiento es inaceptable, como esposo y como líder de una organización como la nuestra”. “Siempre he valorado”, añade, “la oportunidad de haber hecho este trabajo y siempre lamentaré las circunstancias que me han llevado a dejarlo”.
Obama, que aceptó la dimisión, calificó a Petraeus de “uno de los generales más destacados de su generación”. “Su servicio ha hecho nuestro país más seguro y más fuerte”, afirmó el presidente en un comunicado en el que anuncia que Michael Morell actuará como director en funciones hasta el nombramiento de un nuevo responsable.
El director de la Inteligencia Nacional, James Clapper, confirmó la dimisión del general Petraeus, a quien despidió, en un comunicado oficial, como “uno de los más grandes patriotas de nuestro país”.
Petraeus accedió a la dirección de la Agencia Central de Inteligencia en abril de 2011 en sustitución de Leon Panetta, que dejó ese cargo para ocupar la secretaría de Defensa. Desde el comienzo de su gestión mantuvo un bajo perfil y rehuyó cualquier implicación en el debate político. Su trabajo se vio, no obstante, criticado por las sospechas sobre la actuación de la CIA durante el ataque contra el consulado norteamericano en Bengasi, donde murió el embajador de EE UU en Libia. Como se supo más tarde, ese consulado era, casi en su totalidad, una base de operaciones de la CIA, agencia bajo la cual estaba la principal responsabilidad de la seguridad de las instalaciones. La próxima semana debe comenzar una investigación del Congreso sobre ese suceso.
Petraeus llegó a la CIA con la misión de adaptar a esa famosa agencia a las necesidades de espionaje en los tiempos modernos y a las exigencias de las actuales restricciones económicas. Deja el trabajo a medias.
El general Petraeus alcanzó relevancia internacional como jefe de la última fase de la presencia de tropas norteamericanas en Irak. Al frente de esa operación, consiguió, en condiciones muy adversas, crear el terreno que hiciera posible la retirada sin favorecer la revitalización de la guerra. Obama intentó después aprovechar esa experiencia y le dio el mando de la misión en Afganistán, donde estuvo hasta su pase a retiro, en 2011.
Esta dimisión, que deja puntos oscuros que será necesario esclarecer en los próximos días, obliga a Obama a acelerar los cambios en su Administración que estaban previstos antes del inicio del nuevo mandato, el próximo 20 de enero. (EL PAÍS / HUFFINGTON POST)