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MADRID, 3 de enero.- Que los bonobos son unos animales sociables, tolerantes y con 'buen carácter' se sabe desde hace tiempo. De hecho, son conocidos por su promiscuidad y su afición al sexo, al que recurren con frecuencia para evitar conflictos. A diferencia de los chimpancés (Pan troglodytes), mucho más proclives a resolver sus problemas mediante la violencia, los bonobos (Pan paniscus) no se muestran agresivos.
Ahora un nuevo estudio ha revelado que estos primates comparten de manera voluntaria su comida con extraños a cambio de su compañía, un intercambio que les permite ampliar su red social y les ofrece algunas ventajas. Por ejemplo, en uno de los experimentos se observó que en el 39.2% de las interacciones realizadas entre los bonobos que compartían comida incluyeron relaciones sexuales.
Sin embargo, los experimentos llevados a cabo por los investigadores Jingzhi Tan y Brian Hare, de la Universidad de Duke (Reino Unido), también mostraron que detrás de este comportamiento no hay sólo una motivación egoísta. De hecho, la mayoría de los bonobos que participaron en el estudio también ayudaron a conseguir comida que estaba fuera de su alcance a otros bonobos con los que no existía la posibilidad de interactuar. Eso sí, aunque les ayudaron a conseguir la comida, no compartieron la suya propia.
Las conclusiones de esta investigación, llevada a cabo con un total de 15 bonobos residentes en el Santuario de Bonobos Lola Ya, de Kinshasa (República Democrática del Congo), se han publicado en PLOS ONE. Todos eran ejemplares jóvenes.
Los investigadores también detectaron que este comportamiento era similar tanto en los bonobos huérfanos como en aquellos que habían sido criados por sus madres.
El genoma humano y el de los bonobos sólo difiere en un 1.3%. Para los científicos evolutivos, una de las características más destacadas del comportamiento humano es su propensión a compartir sus posesiones voluntariamente con otros humanos, aunque no formen parte de su familia ni sean conocidos.
En el caso de los primates no humanos, numerosos experimentos han demostrado que varias especies ayudan a otros individuos de su grupo a conseguir comida, incluso cuando no van a obtener ninguna recompensa. Sin embargo, había muy pocas pruebas de que estos simios tuvieran este comportamiento altruista con animales que no formaran parte de su grupo. Lo más habitual, señalan los autores de este estudio, es que compitan con los miembros de su especie ajenos a su comunidad. En el caso de los chimpancés, por ejemplo, con los que los bonobos comparten el 99.6% de sus genes, es frecuente que maten a sus vecinos para hacerse con su territorio y poder copular con las hembras del otro grupo.
Este carácter agresivo hace muy difícil que se puedan diseñar experimentos de comportamiento con otros grandes simios, pues hay muchas posibilidades de que se produzcan situaciones de estrés y agresiones, poniendo en peligro el bienestar de los ejemplares que forman parte del estudio. Con los bonobos no surgieron problemas. Según relatan los investigadores, durante el desarrollo de todos los experimentos no se observó ninguna forma de agresión, un factor que facilitó la investigación.
Los bonobos tienen fama de ser animales tolerantes, tanto con los miembros de su grupo como con otros ajenos y no es raro que los bonobos que viven en libertad interactúen socialmente. Por ejemplo, se ha observado cómo hembras procedentes de comunidades vecinas pero distintas viajaban juntas durante varios días, alimentándose en los mismos árboles.
Antes de comenzar el estudio, hicieron otro preliminar en el que participaron siete ejemplares a los que se les dio la oportunidad de compartir comida de forma voluntaria con otro bonobo. Los tres que estaban emparejados con miembros ajenas a su grupo compartieron su comida, mientras que sólo uno de los cuatro animales emparejados con un miembro de su grupo lo hizo. Un resultado que sugiere que el animal prefiere ofrecer comida al extraño para extender su círculo social y hacer nuevos amigos.
A continuación se llevaron a cabo cuatro experimentos para averiguar si realmente los bonobos preferían compartir comida con extraños y si este comportamiento respondía a una estrategia social o bien lo hacían también cuando no obtenían ninguna recompensa. Los experimentos se hicieron en un recinto con tres estancias compartimentadas de 15 metros cuadrados cada una. El sujeto que se situaba en la del medio era el único capaz de desbloquear y abrir las puertas para permitir el paso a los bonobos de las estancias situadas a ambos lados.
El objetivo del experimento 1, en el que participaron 14 bonobos, era averiguar si prefieren compartir la comida con extraños o con gente de su grupo. Se hicieron 51 repeticiones. La mayoría (12 de 14) compartieron su comida al menos una vez. En el 86% de los ensayos, los bonobos comieron parte de su comida. Antes de terminarla, la mayoría prefería abrir la puerta del extraño para compartirla con él. Incluso el primer 'invitado' a entrar en la estancia central abría la puerta y permitía el paso del segundo 'invitado' con más frecuencia que el sujeto que tenía la comida. En 20 de los ensayos se produjo un encuentro sexual entre los bonobos y en ningún caso se produjo una agresión. Es decir, pese a que podrían haber monopolizado la comida, pues estaban aislados y dependía de ellos debloquear la puerta, optaron por compartirla, sobre todo con extraños.
En el experimento 2, en el que se utilizaron 12 bonobos que al menos habían abierto la puerta una vez en el experimento anterior, se dejó uno de los tres compartimentos vacíos. Seis de ellos fueron emparejados con un bonobo de su grupo y otros seis con extraños. La mayoría de los bonobos (11 de 12) desbloqueó la puerta y permitió la entrada al otro bonobo de la estancia de al lado en alguna ocasión. Se realizaron 60 ensayos y en 30 de ellos abrieron la puerta, aunque en la mayoría de las ocasiones el inquilino de la estancia era un extraño, un resultado que según los autores confirma que a estos animales les gusta entablar relación y comparten su comida de manera voluntaria con desconocidos con el objetivo de interactuar socialmente.
En los experimentos 3 y 4 los bonobos no tenían la posibilidad de interactuar. Se trataba de comprobar si el bonobo que tenía comida ayudaría a otro a alcanzar alimentos que estaban fuera de su alcance con ayuda de una cuerda. Las parejas que se establecieron tenían siempre el mismo sexo. Nueve de los 10 bonobos que participaron en este experimento ayudaron a su colega a alcanzar la comida al menos una vez. Es decir, aunque no iban a recibir una recompensa inmediata y tenían que realizar un cierto esfuerzo, se veían motivados a ayudar a un extraño a conseguir comida. Sin embargo, cuando en el experimento 4 la ayuda suponía el riesgo de perder su propia comida (pues ambos tendrían acceso a la misma), los bonobos se mostraron menos cooperativos.
"Nuestros resultados muestran que la generosidad hacia los desconocidos no es única de los humanos. Como los chimpancés, nuestra especie puede matar a los extraños; como los bonobos, podemos también ser muy agradables con ellos", afirma Jingzhi Tan, autor principal del estudio que, según el investigador, demuestra la importancia de observar a nuestros parientes los bonobos para entender mejor los orígenes del comportamiento humano. (EL MUNDO)