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Domingo 6 de enero.- Concretar una entrevista con Robert De Niro no es nada fácil, pero con la ayuda de la organización del Festival de Cine Tribeca, lo conseguimos. Sabemos que es uno de los mejores actores de Hollywood (vale, vale, el mejor), pero lamentablemente no tiene la mejor fama para las entrevistas, por timidez o por no tener demasiadas ganas de hablar sin las palabras definidas por un guión. Con él, la seriedad resulta el peor enemigo. Cualquier incomodidad puede resultar en las más cortas respuestas, con monosílabos. La clave, por experiencia, es lograr que se sienta cómodo, como cuando hace un par de años nos dio el protocolario permiso de llamarlo Bob. Por lo visto, tuvimos suerte.
Encontramos un Robert De Niro con buen humor, mucho más agradable de lo normal, abierto a hablar de su vida más allá del cine. Un íntimo Robert De Niro, que ya nada se parece al poco simpático personaje de «Los padres de ella» o al del viejo clásico «Taxi Driver».
–¿Cómo reacciona cuando se le acerca algún admirador, fuera de un estudio de cine?
–No tengo ningún problema, pero es gracioso cuando la gente se me acerca a veces con ciertas frases de alguna película mía.
–¿Con tantas personas imitándolo con la frase de Taxi Driver «You talking to me?», suelen hacerlo también delante de usted?
–No es habitual, pero cuando pasa me sorprende porque no es algo que espere de la gente. No me molesta. Por lo general, las personas suelen ser muy respetuosas. A veces ni siquiera me reconocen, porque no esperan verme fuera del cine.
–¿Hay quienes también tratan de pasarle guiones por debajo de la puerta?
–No, los guiones me llegan a través de mi representante. La mayoría de las veces él los lee antes y en la oficina hay personas especialmente contratadas para leerlos antes que yo, porque no tengo tanto tiempo. Pero suele pasar que alguien que conozco me da un guión y lo leo, si aprecio a esa persona (ríe). Son los casos en que respeto el gusto de esa persona. Nunca se sabe, porque un guión puede llegar a tocarme en una forma que a lo mejor no esperaba.
Robert De Niro es el actor que más veces (14) ha muerto en el cine: en Bloody Mama, Bang the Drum Slowly, Mean Streets, Brazil, The Mission, Cape Fear, This Boy’s Life, Mary Shelley’s Frankenstein, Heat, The Fan, Jackie Brown, Great Expectations, 15 Minutes y Hide and Seek.
–¿A qué se hubiera dedicado si no fuera actor?
–Yo siempre quise ser actor, desde que tenía diez años. Y a los dieciséis ya me lo tomé totalmente en serio.
–¿Cuál fue su primer papel?
–A los diez años hice del León Cobarde en «El Mago de Oz».
–¿Y lo hizo bien?
–Fue hace mucho tiempo, ni siquiera me acuerdo. Ni siquiera hay alguna foto, ni nada parecido. Pero por cosas así, soy la persona que soy hoy.
–¿No se anima a decir que de verdad usted fue el mejor?
–El Hombre de Lata era un poco flojo como actor (risas).
–¿A puerta cerrada es tan introvertido como se ve en las entrevistas?
–No sé, supongo que a veces puedo parecer un poco odioso (ríe).
–¿Por qué cree que tantos artistas son introvertidos o por qué los introvertidos se inclinan muy a menudo hacia el mundo artístico?
–La gente trata de expresarse. Y cuando no podemos expresarnos, nos podemos volver locos. Los actores, artistas y cineastas pueden experimentar las vidas de otras personas, historias o experiencias que uno no puede llegar a tener personalmente. Eso es lo más divertido de mi trabajo.
–¿Podría haber sido, por ejemplo, pintor en lugar de cómico?
–Nunca me gustó pintar. Mi padre sí que lo hacía desde que tenía 5 años, pero yo no.
–¿Pensó en jubilarse?
–No sé, a veces lo pienso, pero no tengo una respuesta todavía.
–¿Pero piensa jubilarse algún día?
–Sí.
–¿Cuántas películas está estudiando como posibles trabajos ahora?
–Unas diez. Pero no todas se filmarán.
–¿Cuando empezaba en esta profesión, soñaba con ganar una fortuna y tantos premios como actor?
–No, no tenía la menor idea.
–¿Lo hubiera hecho igual, si le hubiera ido peor?
–Sí. Disfruto con la actuación y mientras pueda ganarme la vida, estoy bien.
–¿Se arrepiente de haber rechazado algún guión que después terminó siendo un superéxito en el cine?
–Lo que sea que hice me parece perfecto, para bien o por mal. ¿Qué puedo hacer? Tengo que resignarme.
–¿No puede darse el lujo de mirar atrás?
–Puedo, pero ahora mismo no.
–Cuando termina un rodaje ¿cómo se lo toma? ¿Es como un cuadro que cuelga en la pared para seguir admirando o lo guarda en alguna caja, para no volver a verlo?
–Cuando acabo una película tengo que esperar cierto tiempo para que la terminen de editar. Y a medida que pasa el tiempo, me gusta ver la reacción de la gente. Nadie sabe lo que puede gustar. Un buen ejemplo fue «Taxi Driver», una película que nunca pensamos que podía tener ningún impacto. Nunca se sabe. Uno solo puede hacer su trabajo lo mejor que puede, nada más.
–¿Cuándo fue la última vez que vio «Taxi Driver»?
–Hace demasiado tiempo. Si la veo en la tele, por casualidad, a lo mejor me pongo a ver alguna escena y puedo ser bastante objetivo. Pero hace muchísimo tiempo que no la veo.
–¿Es un desafío ser millonario en un medio donde a la mayoría de los actores desconocidos les cuesta llegar a fin de mes?
–Bill Cosby dijo alguna vez: «Los únicos chicos ricos que conozco son los míos». Mi familia tiene suerte. Punto. Sabemos que así no es el mundo real. Solo somos una décima parte del resto del mundo.
–¿Aprendió algo con el negocio de los restaurantes?
–No es para nada fácil, pero también tuve suerte. El primer restaurante que tuve fue Tribeca Grill y ahora también tengo Locanda Verde.
–¿Donde viviría si lo deportaran de Estados Unidos?
–En algún lugar con clima cálido, el trópico, en alguna playa.
–¿Internet?
–No.
–¿Tiene ordenador?
–Lo uso, pero no tengo Twitter ni nada de eso.
–¿Teléfono móvil con e-mail?
–Tengo un iPhone y es muy conveniente. Mando mensajes de texto, e-mail. Con eso, es suficiente.
–¿iPad?
–También. Y la uso en ciertas situaciones, cuando necesito leer guiones, por ejemplo. Pero también puedo leer guiones en el iPhone o la computadora. Así me fuerzo a leerlos más rápido.
–¿Le molesta cuando ciertos italianos se quejan del estereotipo de los mafiosos en el cine?
–Hay gente para la que todo se refiere a lo que conoció en su infancia. Otros no no vivieron lo mismo. Y está bien. Pero eso es lo que a mí me gusta hacer. Así de simple.
–¿Conoció verdaderos mafiosos en la realidad?
–Conocí algunos mafiosos, en mi juventud.
–¿Algún mafioso de los grandes?
–Había uno, pero ya no está más entre nosotros.
–¿Entonces es verdad que se crió en Nueva York, rodeado de la mafia italiana?
– Sí, en Nueva York se mezclaban con la gente, claro.
–¿Es cierto que está por volver con una película de mafiosos, con Martin Scorsese y Al Pacino?
– Sí. Queríamos hacer otra película con Marty (Scorsese) que fuera del género de la mafia. Y leí un libro que me gustó tanto que se lo pasé a Marty, porque es el estilo de cine que nos gusta. A él también le gustó y se lo pasamos a un guionista, para filmarla.
–¿Cómo es Martin Scorsese en la intimidad de un rodaje?
–Lo bueno de Marty es que no tiene ningún miedo de arriesgarse cuando está rodando. Y es verdaderamente importante para el actor o cualquier persona creativa, permitir expresarse, sentirse cómodos, con la libertad de saber que van a aprovechar tus ideas. Hay que tratar mucha gente y respetar lo que hacen. Nada vale más que el hecho de que te acepten una idea tuya y se lleve a cabo. Te da muchísima confianza. (ABC)