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WASHINGTON D.C., 6 de enero.- La Casa Blanca analiza adoptar un enfoque más global y restrictivo para frenar la violencia derivada de las armas de fuego: no sólo prohibir los fusiles de asalto, sino instrumentar mayores controles sobre la compra de pistolas, informó ayer The Washington Post, un día después de un tiroteo en Aurora, Colorado, donde hace seis meses se produjo una matanza en el estreno de la última película de Batman.
Una comisión encabezada por el vicepresidente Joe Biden, por encargo del presidente Barack Obama, preparó una reforma más drástica que cambiará toda la legislación sobre el acceso a las armas de fuego. Entre las propuestas figura un control del movimiento y la venta de armas a través de una base de datos nacional, mayores controles sobre la salud mental y multas severas al que porta armas de fuego cerca de una escuela.
Aparte, Joe Biden, vicepresidente de Estados Unidos, reiteró la necesidad de conseguir acuerdos para establecer una reforma migratoria que aporte soluciones a millones de personas "que se encuentran en las sombras".
Tras la fuerte conmoción que provocó el tiroteo en una escuela de Connecticut, que terminó con la vida de 20 niños de entre seis y siete años y reavivó el debate sobre el control de la venta de armas en el país, la Casa Blanca parece decidida a impulsar una línea dura para afrontar este delicado y espinoso debate.
Para elaborar la nueva estructura legal, Biden habría colaborado intensamente con algunos asesores del alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, uno de los paladines de la batalla por la seguridad y crítico extremo de los controles laxos a la venta de armas.
La Casa Blanca también desarrolló otras estrategias, como tratar de conseguir el apoyo de Walmart y de cadenas de venta de armas para que acepten medidas que beneficiarían sus negocios, explicó The Washington Post.
El texto que Biden debería presentarle al Congreso antes de febrero procura un control encomendado a las fuerzas de seguridad de los requisitos universales sobre quién puede poseer un arma, así como exigir un test de salud mental más exhaustivo a las personas que quieren acceder a cualquier tipo de armamento.
La reforma también introduce una base de datos nacional sobre los movimientos de las armas, desde su primera adquisición, y contempla multas y sanciones graves al que deambule armado cerca de escuelas.
Presentada la reforma, Obama lanzará una gran campaña para obtener el apoyo popular a estas medidas que, según muchos norteamericanos, son contrarias a la Constitución, que en su segunda enmienda ratifica la libertad de llevar armas. (ANSA / Reuters)