781 palabras
LONDRES, 7 de enero.- El Príncipe Carlos ha puesto reparos a los cambios en las leyes de sucesión que puedan permitir el acceso directo al trono de una mujer. Según ha revelado el Daily Mail, Carlos acepta el "principio" básico de la igualdad de género en el derecho de sucesión, pero ha expresado al mismo tiempo su "seria preocupación" y ha advertido que "los cambios precipitados pueden tener consecuencias imprevistas".
Las reservas de Carlos, a falta de siete meses escasos para el nacimiento su primer nieto o nieta, han causado cierto estupor entre los británicos. De acuerdo con un reciente sondeo, el 80% de la población está de acuerdo en que si Guillermo y Kate tienen una niña, se convierta directamente en la tercera en la línea de sucesión de la reina Isabel II (que llegó al trono por una carambola histórica, tras la abdicación de su tío y la muerte prematura de su padre).
El Príncipe Guillermo y su esposa Catalina esperan un bebé. Carlos, papá de Guillermo, no quiere que se cambien las leyes, decisión que permitiría que si su primer nieto resulta niña, fuera la tercera en la línea sucesoria al trono. De mantenerse el criterio actual, el príncipe Harry seguiría siendo el tercero en poder reinar.
De acuerdo con el Daily Mail, el Príncipe Carlos ha expresado sus dudas en un encuentro personal mantenido recientemente con Richard Heaton, secretario permanente del Gabinete de David Cameron y vínculo directo entre la Casa Real y Downing Street.
A instancias del propio Cameron, y con el total apoyo de la mayoría de la oposición del Partido Laborista, los parlamentarios están buscando la fórmula más rápida para cambiar las leyes de sucesión a tiempo para el nacimiento del hijo o hija de los duques de Cambridge.
La cuestión no es fácil, pues requiere el retoque de tres leyes que tienen entre 300 y 200 años de antigüedad: la ley de 1701 de Liquidación, el Proyecto de Ley 1689 de Derechos y la Ley de Matrimonios Reales de 1772.
Además de Gran Bretaña, otros 15 países de la Commonwealth que reconocen a la Reina como jefa de Estado (entre ellos Canadá, Australia y Nueva Zelanda) deberán poner también en marcha sus propios mecanismos legislativos.
Para complicar aún más el asunto, David Cameron ha prometido liquidar al mismo tiempo otra vieja asignatura pendiente: la prohibición que aún pesa sobre los herederos al trono de contraer matrimonio con un cónyuge de la religión católica.
Precisamente es ése el punto que más preocupa al príncipe Carlos. Y la inquietud la comparten varios expertos constitucionales, ante la tesitura de que un niño o niña que pueda ser educado como católico acabe siendo la cabeza de la Iglesia Anglicana. Según el Daily Mail, el príncipe Carlos recibió en su encuentro con Richard Heaton una franca respuesta –"La cuestión debe ser negociada con el Vaticano"- que fue descartada como "insatisfactoria y nada convincente".
El diario conservador recalca que las objeciones de Carlos son "formales" y no afectan al "fondo" de las dos cuestiones (la sucesión y el matrimonio entre anglicanos y católicos). En cualquier caso, el heredero al trono ha expresado su preocupación por la premura con que quieren hacerse los cambios, que posiblemente afectarían también a la herencia de los títulos nobiliarios.
En una entrevista en el canal ITV, el príncipe Carlos decidió no entrar ayer en el asunto. Sus pensamientos, a falta de medio año para ser abuelo, tienen más que ver con el deterioro del medio ambiente: "Ahora que vamos a tener un nieto, es más obvio que vamos a tener que asegurarnos que no le pasamos un cáliz envenenado".
Por boca del príncipe Carlos, un portavoz de la Clarence House salió hoy al paso de la información publicada sobre sus reservas a los retoques de las leyes de sucesión: "Los cambios por ley son un asunto del Gobierno. Nunca comentamos los asuntos que se debaten en encuentros con cargos públicos". (EL MUNDO)