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Que Vicente Fox Quesada se fuera del PAN a simple vista pareciera una gran pérdida para ese partido. Un ex diputado federal, ex gobernador y ex presidente de la República fuera del organismo que lo llevó a ocupar tales cargos, en otro instituto político podría considerarse casi como tragedia. Pero Vicente Fox y un grupo cercano a él ya se estaba yendo, si acaso estuvieron en Acción Nacional alguna vez.
Patricio Patrón Laviada, Héctor Ortiz Ortiz, Francisco Barrio Terrazas, Fernando Canales Clariond, Sergio Estrada Cajigal, Alberto Cárdenas, Ignacio Loyola, el propio Carlos Medina Plascencia y Manuel Espino, todos ellos llegaron al PAN auspiciados por Diego Fernández de Cevallos y Carlos Castillo Peraza, quienes abrieron la puerta a empresarios que deseaban también tener su cuota de poder y aprovechar lo poco que en el erario y los bienes nacionales dejaron las administraciones de Luis Echeverría, pero sobre todo José López Portillo.
Con ellos llegaron también Manuel de Jesús Clouthier y Ernesto Ruffo Appel y otros más que ya no estaban para la re afiliación como Manuel Clouthier, su hermana Tatiana —por cierto, esposa del ex secretario de la Sedesol Heriberto Félix Guerra—; Gerardo Buganza Salmerón, ex candidato a gobernador de Veracruz y hoy Secretario del gobierno priista de aquel estado; Ana Rosa Payán Cervera, ex alcaldesa de Mérida y ex directora nacional del DIF; Silvia López Escoffie, ex diputada federal y ex candidata a presidenta municipal de Mérida; Luis Aldana Burgos, ex diputado federal.
Tampoco debieron pasar a refrendar su pertenencia Fernando Gómez Mont, ex secretario de Gobernación de Felipe Calderón e hijo de un ex fundador del PAN; Fernando Canales Stelzer, hijo del ex gobernador de Nuevo León Fernando Canales Clariond; Mauricio Sada Santos, ex-coordinador de la bancada panista en el Congreso local de Nuevo León y muchos otros más que llegaron después, chambistas los llamó Gustavo Madero hace algunos días, cuyos nombres poco dicen pero que suman como el de Lía Limón, hija de Miguel Limón Rojas, ex secretario de Educación con Ernesto Zedillo.
Llegaron muchos otros más al PAN, con claro linaje priista. Ahí están Estrada Cajigal o Rafael Moreno Valle, cuyos antepasados fueron gobernadores de sus estados o Mario López Valdéz, sumado por capricho del grupo priista al que pertenece o Diódoro Carrasco, ex Mandatario en el estado de Oaxaca. El caso de Héctor Ortiz en Tlaxcala fue otro. Cercano, cercanísimo a Beatriz Paredes Rangel, gobernó para devolver el poder al PRI. Veremos si los que aún están, se sostienen como azules o hasta qué coyuntura aguantan.
Por esto fue muy significativa la declaración del presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, cuando en días pasados cuando estaba para finalizar la re afiliación al partido, aceptó que podrían perder al 50% de sus militantes. Y una parte la plasmó así: "Cuando éramos gobierno federal buscaban una chambita. Ahora les puedo adelantar que vamos a perder más de la mitad".
Así como la mayoría de estos personajes llegaron al PAN cuando era necesario que el PRI perdiera el poder, ahora que el Revolucionario Institucional lo ha recuperado, su presencia en el albiazul ya no es necesaria y muchos tendrán trabajo en el gobierno federal o en el nuevo partido de Manuel Espino, donde aparecerá la gran mayoría.
No fue gratuito, entonces, que Vicente Fox llamara en tres ocasiones a votar por Enrique Peña Nieto y propusiera “cerrar filas” en torno al hoy mandatario a fin de “alcanzar la unidad”. Seguramente olvidó decir que la unidad del grupo de poder al que pertenece.
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Por Renato Consuegra, periodista, Premio Latinoamericano de Periodismo José Martí y director de Difunet y Campus México.
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