1746 palabras
Ella me dijo: “Es la casa con unas hermosas buganvillas”. Esa descripción, por alguna razón, se me quedó grabada un par de días atrás cuando hablé con ella, Rosa María Garduza Pino, para que sea la protagonista de estas líneas que comparto.
Esas flores, que son sello de muchos hogares de Yucatán, fue lo primero que vi siguiendo las instrucciones de Rosa María. Entonces supe que había llegado a su casa, refugio y taller, el lugar donde su creatividad se sienta alrededor de una mesa y utilizando las manos crea aretes, dijes, collares, pulseras, para una aventura que desde hace dos años tituló Caravana Joyería Artesanal.
Los libros, fuente de inspiración para Rosa María Garduza Pino, están presentes en su casa-taller.
La busqué pensando: “Rosa María es una artista; lo que fluye de sus manos es único, especial, diferente.” Pero ella cambió mi concepto de artista, creo que para siempre. Más adelante explicaré por qué.
Pero el verdadero periplo va desde más, más, más atrás. Desde que era una pequeña estudiante (ahora ronda la maravillosa treintena) y elaboraba pulseras, pintaba, daba vida a figuras por el simple gusto de hacerlo. Sencillamente le nacía hacerlo; aún no era consciente de que era dueña de un talento especial.
Algunos lustros después, como estudiante de la Facultad de Ciencias Antropológicas, comenzó a elaborar joyas de una manera más formal. Otros momentos después, mientras trabajaba en una librería, “pasó como una crisis”, en la que disfrutaba elaborar piezas, pero pensó que ya no había más posibilidades y que necesitaba “aprender a soldar y esas cosas”.
Pulseras de vidrio, chaquiras, amazonitas. Para Rosa María, todos los materiales son bellos.
Entonces —por esas cuestiones del destino— fue a una feria en Campeche y en una tienda vio el concepto de una técnica que decidió aplicar: “amarrar con un alambre, uniendo dos piezas en lugar de soldar”. Ahí dijo “¡Claro!”, e inició con los primeros bosquejos de la joyería que hoy la distingue.
En Caravana Joyería Artesanal no se utilizan modelos para no transmitir la idea de que sólo un tipo de mujer puede usarlas.
“Me sentí renovada, me dio muchas ideas y dije '¡sí!'”. Así, continuó con el concepto de que le gustaba que las piezas no estuvieran soldadas, sino amarradas. “Para mí fue como una representación de carácter, historia, de que no hay ninguna categoría rígida que no se pueda transformar. Fue el rollo que me aventé para mi joyería y para mí”.
“La joyería me ha permitido reinvertame, crearme a mí misma de nuevo; todo lo que me hace ruido personalmente, lo proyecto; no tanto a nivel de la pieza, sino de la presentación”, nos indica.
—Explícame esa última frase —le pido.
—Por ejemplo —me aclara—, al principio sí lo puedo expresar como la pieza. A mí me gusta trabajar con círculos, me atrae la idea de lo holístico, de lo completo, de la integración con tu persona. He leído mucho sobre el significado del círculo en las culturas así como de las espirales, su relación con la naturaleza, los planetas.
Alambre de cobre y latón, elementos protagonistas en la Caravana Joyería Artesanal.
Rosa María extiende su explicación observando que la idea de lo holístico le era muy fácil expresarla a las personas en sus creaciones, pero no con palabras. Para poder comunicarse, eligió, como inicio, fragmentos de poesía. Decidió que su primera colección formal como Caravana Artesanal —antes solo las ofrecía a conocidos— fuera presentada en Facebook, aunque no estaba muy convencida. Fue una amiga, Daniela Maldonado, quien la motivó a mostrar sus productos en la red social. “Ahí primero elaboraba la pieza y luego le ponía el concepto”. Lo mismo ocurrió con la segunda colección.
En la tercera, ¡cambió todo! Ahora lo haría al revés y se inspiró en las mujeres. “De las novelas, de los elementos de sus personajes”. Así surgió Mujeres maravillosas.
Piezas de la colección "Mujeres maravillosas".
Por el momento elabora joyería solamente. Económicamente sí le reditúa, aunque a veces no tanto, pero es “cuestión de aprendizaje, de saber cómo darte a conocer”. Rosa María destaca la proyección que le ha dado la Feria Arte a Mano, patrocinada por AANY (Amigos de Artistas/Artesanos Nuevos de Yucatán), una asociación legal sin fines de lucro. Igualmente agradece el impulso del Ecotianguis.
Rosa María Garduza Pino confiesa que en esta entrevista con A7 es la primera vez que hace público, de una manera formal, su hogar-taller. Antes trabajaba de noche; ahora trata de hacerlo en el día. Siempre está buscando en qué inspirarse... Su más reciente colección está dedicada a las mujeres que conoció el año pasado, que fueron determinantes en su vida, incluso tomando en cuenta sus propios accesorios, su personalidad.
Aretes y collares de la colección "Mujeres maravillosas", presentados en material recicable.
También, revela cuál fue su primera creación, inspirándose totalmente en la literatura. “¡Sí, cómo no! Es un escudo con cuatro espirales. Surgió de una historia llamada Meztli, perteneciente al libro 'Mujeres transgresoras'. Es el relato de una indígena mexica que, tras ser violada por un español, queda embarazada y al dar a luz, al ver que el bebé es rubio, lo ahorca con el cordón umbilical”.
“Me gustó porque la interpreté como símbolo de todas las cosas que tenemos arraigadas, de educación; fue como arrancármelas”, añade.
Gracias a su página de Facebook, constantemente recibe pedidos de otros estados, como Veracruz, Guadalajara y Monterrey. Nos asegura que los más solicitados son los aretes.
¿Saben por qué eligió el nombre de Caravana Joyería Artesanal para su pequeña? Caravana significa aretes en toda Latinoamérica, aunque el verdadero motivo de la elección del nombre es que quería que significara movimiento, algo que no está fijo y que igualmente representa la solidaridad, el grupo, algo que no va solo. Incluso, cada vez que alguien le compra una pieza, entrega la frase: “Gracias por ser parte de la caravana”.
Colección "Mujeres maravillosas", inspiradas en las mujeres que el año pasado marcaron la vida de Rosa María.
Rosa María no desdeña ningún metal; tiene especial cariño por el latón y el cobre. “Son hermosos; provienen de la tierra. ¿Cómo la gente los desprecia porque no son oro o plata?”, se cuestiona. “El cristal, el vidrio, las simples chaquiras, son bellas”.
Además, no es egoísta con su trabajo. Cada determinado tiempo da clases, y el transmitir sus conocimientos la motiva, la revive, la impulsa a reinventarse. “Busco ser diferente de mí misma: aprender, crecer y ser mejor”, explica. Incluso, invita a sus alumnos a hacer un ritual de la elaboración, perfumando lugar y material, apapachándolos.
Creaciones de Caravana Joyería Artesanal en exhibición en el Centro Cultural La 68, uno de sus puntos de venta.
Ella, quien revela que las amazonitas son algunas de sus piedras favoritas para crear, me aclara el punto importante que dije al principio, el de artista y artesana. “Yo soy artesana, porque trabajo con mis manos. Artista es cualquier persona que realice su trabajo con pasión. No debemos poner esa palabra en una élite”.
Sus creaciones pueden obtenerse en las tiendas Puro Corazón (perteneciente a Lima Limón), L'epicerie Coqui Coqui y en el Centro Cultural La 68. También, se puede visitar la página de Facebook facebook.com/caravanajoyeria o escribir al correo caravanajoyeria@gmail.com.
Rosa María es la artesana que da vida a piezas que forman conexiones con las personas. Gracias a ella, unos aretes no eligen a una mujer, ni la mujer elige a los aretes. Simplemente “se encuentran”. Es joyería que lleva un lenguaje universal.