491 palabras
LONDRES, 10 de enero.- La reina Isabel II ha decidido acabar personalmente con la discriminación que pesaba sobre las mujeres de la familia real para optar al título de princesa. Según una Carta Patente con fecha del 31 de diciembre y hecha pública ayer, la reina determina que "todos los hijos del hijo mayor del Príncipe de Gales [o sea, Guillermo] merecerán el título de "príncipe o princesa".
Isabel II invalida así el decreto de su abuelo, el rey Jorge V, firmado en 1917, que estipulaba que el hijo primogénito del príncipe de Gales podía ser igualmente príncipe, mientras que las hijas no merecían ser distinguidas como "princesas" (título reservado únicamente para las descendientes directas del rey o la reina).
La reina Isabel con su nieto William y esposa.
Sin esperar siquiera a que el Parlamento de Westminster ponga al día las leyes de sucesión para acabar con la discriminación de género, la reina Isabel II ha querido pues marcar el camino y hacer a su modo un regalo de cumpleaños a Kate Middleton, que ayer cumplió los 31 y en seis meses dará a luz a su primer hijo o hija.
Isabel II ha utilizado uno de los instrumentos de poder extraparlamentario, la Carta Patente (Letter Patent), para tomar la decisión que ha contado con el total respaldo del Gobierno de David Cameron, decidido a impulsar el cambio en las leyes para garantizar que si Guillermo y Kate tienen una hija, será la tercera en la línea de sucesión.
El paso adelante de la reina llega curiosamente a los pocos días de que trascendieran los reparos que el Príncipe Carlos ha puesto a los "cambios precipitados" en las leyes de sucesión. Según reveló el 'Daily Mail', Carlos acepta el "principio" básico de la igualdad de género, pero ha expresado al mismo tiempo su "seria preocupación" y ha advertido del riesgo de "consecuencias imprevistas".
La Iglesia Anglicana ha expresado también sus reservas a los cambios, sobre todo a la reforma paralela que pretende acabar con la prohibición que pesa sobre el matrimonio entre anglicanos y católicos en la línea de sucesión al trono. El primer ministro David Cameron ha anunciado sin embargo que pretende acabar de paso con ese secular anacronismo. (EL MUNDO)