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GAO, 13 de enero.- Se llama Argu Maisa y fue detenido y condenado en Gao (norte de Malí) por haber robado en tres tiendas y a una mujer. El castigo al reincidente es la amputación de la mano derecha. Se ejecutó en público, en una plaza de la ciudad, en la que sientan al ladrón, le tapan la cabeza con un pañuelo y un agente, vestido con un chaleco azul en el que se puede leer en árabe y en francés “policía islámica”, le corta la mano con un cuchillo.
En el norte del país se han llevado a cabo desde la primavera amputaciones y flagelaciones de las que se difunden a veces grabaciones —de las lapidaciones no hay testimonios audiovisuales— pero es la primera vez que un grupo radical rueda un vídeo y lo coloca en foros islamistas y en YouTube.
Las imágenes de la amputación fueron rodadas el 1 de enero por el Movimiento por la Unicidad de la Yihad en África Occidental (MUYAO), un grupo terrorista que se estrenó en octubre de 2010 con el secuestro de tres cooperantes europeos, dos de ellos españoles, en los campamentos de refugiados saharauis del suroeste de Argelia. Tras ser montadas, las imágenes fueron adornadas con versículos del Corán salmodiados y llamamientos a la yihad (guerra santa) antes de ser colgadas en Internet. Llevan la firma de una desconocida Fundación As Asab para la Producción Mediática.
El ladrón Maida ha sido probablemente sedado o anestesiado porque no grita mientras le cortan la mano. Cuando esta cae al suelo uno de sus cancerberos la recoge y la muestra a la muchedumbre, exclusivamente masculina, concentrada en la plaza. Algunos gritan “Ala Akbar” (Dios es grande) y también se escuchan disparos al aire para celebrar que se ha hecho “justicia”.
La autenticidad del vídeo no ofrece ninguna duda porque en él aparece Adnan Abu Al Walid Sahraui, un dirigente del MUYAO, que ejerce de gobernador de Gao (90,000 habitantes). Arenga a la muchedumbre en francés y le explica la sharia (ley islámica), vigente en el norte desde la pasada primavera.
Después del ladrón le tocó el turno a un joven, cuyo nombre no indica la grabación, acusado de haber mantenido relaciones sexuales con una discapacitada, por lo que fue condenado a cien latigazos. Se coloca de rodillas para que le empiecen a golpear en la espalda con una fusta y no con un látigo. El dolor le incita a levantarse. Sus custodios le agarran entonces por los brazos y le obligan a arrodillarse de nuevo. Uno de ellos le pisa incluso un pie para impedir que se mueva.
Once días después de que se rodasen estas imágenes, los radicales islamistas han desaparecido prácticamente de Gao por temor a los bombardeos de la aviación francesa que el viernes empezó a atacarles en varios puntos del norte de Malí, según narraron vecinos de la ciudad a la prensa. Los milicianos del MUYAO solo eran visibles en los alrededores del hospital donde habían ingresado sus compañeros de armas heridos en combate. (EL PAÍS)