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Lunes 14 de enero.- Como «un torpe intento de engañar al mundo y recaudar más dinero», califica la disidencia cubana interna la nueva ley migratoria que ayer entró en vigor en el país y que pretende, supuestamente, eliminar las trabas en la entrada y salida de la isla.
La reforma, anunciada ya en octubre pasado por el Gobierno de Raúl Castro, establece a grandes rasgos que desde ahora bastará estar en posesión del pasaporte cubano para viajar al extranjero o para entrar en la isla. Durante décadas fue necesario cumplimentar una lista engorrosa de trámites para obtener, además, la «tarjeta blanca» o permiso de salida.
No obstante, la nueva ley establece que el Estado puede denegar la concesión del pasaporte por razones de «interés público» o de «defensa y seguridad nacional».
Mujeres ante la oficina de Migración en La Habana. (AP)
«Es un engaño, un espejismo», declara a ABC el expreso político Ángel Moya. «Van a seguir exactamente igual que antes las prerrogativas del régimen para decidir quién sale y quién entra en Cuba; puede haber disidentes a los que se permita viajar al exterior, pero que estos se olviden de volver», añade Moya.
Entre los criterios «objetivos» que la nueva ley migratoria establece para denegar el pasaporte figura la necesidad de que no abandonen la isla empresarios, médicos y atletas que sean «vitales» para el país. Cuba pretende, ha dicho el gobierno, que so capa de la nueva ley no se produzca un masivo «robo de cerebros».
«¿Qué relación guardan con ese criterio los deportistas cubanos? Se trataría en todo caso de robo de músculos», ironiza Elizardo Sánchez, portavoz de la Comisión de Derechos Humanos de Cuba.
Algunos medios hablaban ayer de «colas» en los 195 centros donde los cubanos pueden solicitar nuevos pasaportes. La disidencia considera, no obstante, que el impacto de la reforma migratoria va a ser reducido entre los ciudadanos no vitales.
¿Razón? El precio del pasaporte se duplica, y se fija ahora en los 100 dólares («más los 30 de la tarifa en el aeropuerto», apostilla Elizardo Sánchez). Sacar a partir de ahora el pasaporte «significa casi un año de sueldo para un cubano de a pie, que gana un sueldo mínimo de 10 dólares al mes».
«Habrá que dar tiempo al tiempo para ver los resultados de la ley», señala a ABC por su parte Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco, «pero no es un paso significativo para las libertades; eso sólo vendrá de la decisión del régimen de respetar los derechos humanos en la isla y poner en libertad a los presos políticos.
Soler adelanta su decisión de solicitar el pasaporte «cuando tenga el dinero para pagarlo», y poder cumplir así su sueño: viajar con otras «damas de blanco» a Estrasburgo para recoger el Premio Sájarov, que en 2005 le concedió en 2005 el Parlamento Europeo y que no pudo recibir porque el gobierno le negó el permiso para viajar. (ABC)