687 palabras
Lunes 14 de enero.- Los chimpancés son criaturas inteligentes, tienen una compleja red social de alianzas y enemigos, planifican el futuro, manifiestan su dolor cuando muere alguien cercano e incluso mienten si les conviene. Los investigadores del Centro de Investigación de Primates de Yerkes (EE.UU.) creen además que las criaturas que más se parecen al ser humano comparten con nosotros otro rasgo que hasta hace no mucho se nos atribuía en exclusividad: pueden ser altruistas por naturaleza. Un nuevo trabajo de los científicos del parque, entre los que se encuentra Frans de Waal, uno de los primatólogos más conocidos del mundo, insiste en esta idea.
Según describen los investigadores en la revista Proccedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de EE.UU., los chimpancés fueron animados a participar en el juego del Ultimátum, un juego experimental en el que a un individuo se le propone repartir con otro un bien, de forma que ambos estén de acuerdo con el resultado del reparto. Según los investigadores, los monos respondieron de forma muy parecida a como lo hacen las personas, lo que sugiere «una larga historia evolutiva de la aversión a la desigualdad, así como una preferencia por la justicia compartida por el ancestro común de humanos y simios.
«En el juego, un individuo debe proponer a otro dividirse una recompensa, y el segundo tiene que aceptar esa división. Los seres humanos se caracterizan por ofrecer porciones generosas, como el 50% , a sus socios, y eso es exactamente lo que grabamos en nuestro estudio con chimpancés», describe Darby Proctor, autor principal de la investigación.
Según Frans de Waal, «hasta nuestro estudio, se asumía que el juego del Ultimátum no se podía hacer con animales o que estos animales elegirían únicamente la opción más egoísta. Hemos llegado a la conclusión de que el sentido de la justicia de los chimpancés no solo está muy cercano del humano, sino que los animales pueden tener exactamente las mismas preferencias que nuestra propia especie».
Para hacer comparaciones, el estudio también se llevó a cabo por separado con niños humanos. Los investigadores probaron a seis chimpancés adultos (Pan troglodytes) y a 20 niños de 2 a 7 años en un juego del Ultimátum modificado. Un individuo elegía entre dos fichas de diferentes colores que, con la colaboración de su pareja, podrían ser canjeadas por recompensas (alimentos para los chimpancés y pegatinas para los niños). Una ficha ofrecía recompensas iguales a ambos jugadores, mientras que la otra favorecía a la persona que hace la elección a costa de su pareja. Entonces el que selecciona tiene que entregar la otra ficha a su compañero, que la necesita para intercambiar la recompensa con el investigador encargado del experimento. De esta manera, los dos individuos deben estar de acuerdo.
Tanto los chimpancés y los niños respondieron como suelen hacer los seres humanos adultos. Si la cooperación de la pareja era necesaria, los chimpancés y los niños dividían la recompensa por igual. Sin embargo, con un socio pasivo, que no tenía ninguna posibilidad de rechazar la oferta, los chimpancés y los niños elegían la opción egoísta.
Los chimpancés, que son altamente cooperativos en estado salvaje, probablemente son sensibles a distribuir las recompensas con el fin de aprovechar los beneficios de la cooperación. Los investigadores creen que este estudio abre la puerta a otros nuevos sobre el mecanismo detrás de comportamientos humanos similares. (ABC)