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Por Diana Paola Solís Peón
MÉRIDA, Yucatán, 1 de mayo.- México es un país de migrantes por diferentes características: indígenas y campesinos movilizándose hacia las ciudades, mexicanos que se van al extranjero buscando mejores oportunidades, los norteamericanos que llegan a vivir una vida más tranquila llena de lujos y los centroamericanos que llegan a nuestro país para cruzarlo y cumplir el sueño americano.
La migración centroamericana a nuestra nación ha incrementado considerablemente en los últimos años, a tal grado de que entran casi 3 centroamericanos por minuto a suelo mexicano. Sin embargo, para ellos no es tan fácil cruzar el país para llegar a tierras norteamericanas, ellos sufren muchísimo más que cualquier paisano que intenta llegar “al otro lado”.
Migrantes centroamericanos en una carretera mexicana, rumbo a Estados Unidos.
Existen diversas rutas para cruzar México y llegar a Estados Unidos: Por el Golfo, por el centro y por el Pacífico, siendo esta última la más transitada. Las condiciones de vida de los migrantes son denigrantes, pues llegan a sufrir por hambre, por no tener un techo, por violaciones y secuestros.
En nuestro país no se está mucho a la “caza” de los inmigrantes porque se conoce que no llegan para quedarse, sino al contrario, se busca proporcionar ayuda con algunos centros en los cuales pueden bañarse, comer y dormir, pero la ayuda es insuficiente; es por eso que muchas veces son deportados, pues no cuentan con los recursos suficientes para cruzar el país.
De acuerdo a estadísticas del Instituto Nacional de Migración (INM), en el 2012 se realizaron más de 70 deportaciones de migrantes, representados por hondureños y guatemaltecos por el 90%. Sin embargo, a pesar de las deportaciones, se han propuesto al Congreso medidas de apoyo para los inmigrantes con el fin de evitar abusos e inclusive la muerte de indocumentados en la nación.