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WASHINGTON, D.C., EE.UU., 1 de mayo.- Las protestas del 1 de mayo en Estados Unidos transmitieron el clamor de los inmigrantes para que la aprobación de una reforma completa a las leyes de inmigración se agilice y así se resuelva la situación de incertidumbre en la que viven unos 11 millones de personas que no tienen autorización para vivir en el país.
Las marchas, celebradas en varias ciudades del país, también pidieron un alto a las deportaciones que han provocado dolorosas separaciones de muchas familias.
Como ya es tradicional, la marcha en Los Ángeles, la ciudad no mexicana que cuenta con millones de residentes de ese país, congregó a la mayoría de manifestantes y que incluían no sólo hispanos sino también asiáticos, y blancos.
A estas alturas, la manifestación estaba por culminar y estaba lejos de aglutinar la cantidad de gente que congregó en el 2006 cuando los inmigrantes salieron a marchar en contra de un proyecto de ley que criminalizaba la inmigración ilegal.
El universitario Santos Tecún marchó en su silla de ruedas junto a cientos de personas. Lo hacía con dificultad pues no podía darse impulso, sostener una botella de agua y una bandera estadounidense al mismo tiempo.
``Hace poco me dieron mi permiso para trabajar y estoy aquí porque quiero que todos tengan los mismo derechos'', dijo el guatemalteco de 23 años, que dice ser de origen maya.
Tecún estudiará inglés en la Universidad del Sur de California, cuando se complete una transferencia académica. Llegó a los 12 años al país, donde aprendió español e inglés, dijo.
Las marchas de este año respondieron masivamente a un proyecto de ley presentado en abril por un grupo bipartidista de ocho senadores que abre un camino a la nacionalización como estadounidenses de muchos de los 11 millones de inmigrantes que viven ilegalmente en el país.
El plan propone otorgar un estatus legal provisional a inmigrantes sin papeles que viven en Estados Unidos desde antes del 31 de diciembre de 2011 y que han residido en el país desde entonces, además de cumplir con otros requisitos, como el pago de multas e impuestos atrasados.
Sólo se podría solicitar ese estatus cuando el Departamento de Seguridad Nacional haya certificado al Congreso un aumento en la seguridad en la frontera.
Por primera vez en la historia de las marchas pro-reforma de Los Ángeles, al lado de los migrantes marcharon varias personas agrupadas por empresas privadas. Entre ellas estaban un centro de cuidado médico, una oficina de abogados, una compañía de seguro y empresa que manufactura productos para el hogar.
El grupo más grande, de unas cien personas que vestían un traje azul, no llevaba ninguna publicidad referente a empresa alguna.
Y también, por primera vez, casi la mitad de los manifestantes en Los Angeles eran jóvenes universitarios que pueden aplicar al programa de suspensión temporal de la deportación, y cientos de adolescentes estudiantes de secundaria. Incluso, había personas menores que ellos.
La universitaria Vanessa Resendiz, de 20 años, oriunda de Durango, y parte del grupo denominado `dreamers', que agrupa a quienes llegaron al país clandestinamente cuando eran niños, dijo que ``no solamente estamos aquí para mostrar apoyo sino que queremos justicia. Queremos demostrar que esto nos importa a la gente joven''.
Edgar Morelos, estudiante de segundo año en el Mount San Antonio College, convocó a unos 50 universitarios no sólo utilizando los medios sociales como Facebook, Twitter o enviando mensajes de texto, sino hablando personalmente con la gente.
"Comparado con el contacto cara a cara, los medios sociales no son tan efectivos'', dijo. ``Así que yo le hablaba a personas en clase, en el trabajo o cuando me los encontrara, donde fuera''.
Morelos arribó cuando tenía 12 años a Pomona (California), procedente del estado de Jalisco, México. Tiene dos trabajos, estudia y considera que su tercer trabajo es organizar a la gente para marchar por la reforma migratoria.
"Esta clase de eventos te energizan porque esta ha sido una larga lucha'', dijo el joven. ``Yo he ido a cabildear a mi congresista he tratado de cambiar la mentalidad de la gente hablando cara a cara. Una marcha como éstas te recarga, te da energía para seguir trabajando''.
Así, inmigrantes y activistas iniciaron protestas del 1 de mayo en diversas partes de Estados Unidos para pedir una reforma migratoria “justa y humana”, con miembros del movimiento Ocupación de Wall Street marchando junto a los inmigrantes en Nueva York.
Jóvenes que forman parte del movimiento se reunieron al mediodía en Bryant Park, en el corazón de Manhattan, para marchar a distintos puntos, entre ellos las oficinas del senador Charles Schumer, uno de los creadores del proyecto de ley de reforma migratoria que se ha presentado en el Congreso estadounidense.
Los organizadores de las marchas en ciudades como Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Phoenix (Arizona) o Birmingham (Alabama) esperan que las concentraciones agrupen a más manifestantes alrededor del país que el año pasado, debido al protagonismo que el proyecto de ley ha cobrado en Washington.
Miami, Boston, Denver (Colorado), Oakland (California) o Boise (Idaho) serán también escenario de protestas o foros públicos.
Durante las protestas de ayer, grupos de inmigrantes expresaron su oposición al refuerzo de seguridad en la frontera que se incluye en el plan y pidieron una reducción de los 10 años que tardarían los inmigrantes en lograr la residencia permanente y los 13 en los que lograrían obtener la ciudadanía. Al canto de “¡Unidad familiar!”, exigieron un fin a las deportaciones.
En Miami, Francisco Portillo, uno de los organizadores de una caravana con una docena de vehículos que iniciaron una marcha hacia las oficinas del senador Marco Rubio y el representante Mario Diaz-Balart, expresó que los inmigrantes quieren reiterarle a Obama, desde las calles, que pare las deportaciones.
Grupos que luchan en favor de los derechos de los inmigrantes llevan años pidiendo una reforma migratoria. La campaña para lograrlo cobró impulso en las elecciones presidenciales del 2012, cuando 71% de los electores hispanos dio su respaldo al Presidente Barack Obama. Aun así, el Gobierno de Obama ha alcanzado un promedio sin precedentes de 400,000 deportaciones anuales.
En Nueva York, los manifestantes llevaban ratas de papel sostenidas en palitos mientras desfilaban por la Sexta Avenida, al tiempo que unas 200 personas partieron del parque Bryant, entonando: “¿Qué queremos? ¡Justicia! ¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!”. Las ratas simbolizaban a los trabajadores inmigrantes que son objeto de abusos.
En un mitin en Salem, Oregon, el gobernador John Kitzhaber planeaba firmar una ley que autoriza la emisión de licencias de conducir a los que viven en el país sin autorización.
En Phoenix, cientos de habitantes de Arizona se manifestaron en un evento organizado por la Coalición de Arizona por una Reforma Amplia a la Inmigración.
No se espera que las multitudes de este año lleguen a tener el enorme tamaño de las que se congregaron en el 2006 y el 2007, cuando se efectuó el último intento serio de introducir cambios importantes en el sistema que regula la inmigración en Estados Unidos. (AP)