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México (23 de marzo).- La última charla entre Luis Donaldo Colosio y Diana Laura Riojas fue a través de una llamada de larga distancia la noche del 22 de marzo. Él estaba descansando en un hotel de Culiacán, luego de haber participado en un acto proselitista de su campaña presidencial.
Como posteriormente lo detalló la propia Diana Laura, en aquella ocasión le dijo a su marido: “Te tengo dos noticias, una buena y una mala, ¿cuál quieres primero?. Él le respondió que la buena por supuesto. “Pues hoy fui a consulta con el doctor. Tenía el resultado de los últimos estudios, me dijo que estoy muy bien, que voy cada vez mejor, que no tengo ni orzuela”. El entonces candidato del PRI a la Presidencia de la República manifestó espontáneo su gusto por lo que había escuchado. Después quiso saber: Ahora dime, ¿cuál es la mala?
Pues me da mucha pena pero… Fíjate que mi hermana me pidió prestado el coche, lo dejó estacionado y se lo robaron.
¡No te preocupes flaca! Lo que importa de verdad es que estés bien. Ni te preocupes. Además fíjate que ya había visto otro coche, así que con lo que nos paguen del seguro podemos dar el enganche y comprarlo.
Una charla, la de esos dos amorosos, que desde luego, no lo sabían sería la última. Él estaba animado, pensaba que su campaña iba hacia arriba, que los obstáculos que había enfrentado quedarían de lado. Ella le platicó de los niños, lo animó, le anunció que le tenía otra sorpresa, que al día siguiente la sabría.
El día siguiente… Diana Laura Riojas de Colosio llegó al aeropuerto de Tijuana. Apenas descendió del avión supo que algo ocurría. Estaba planeado que la llevarían a un lugar al que Luis Donaldo Colosio llegaría después de un mitin en una colonia popular llamada Lomas Taurinas. Sin embargo, el vehículo en el que ella viajaba tomó otros rumbos, hacia un hospital.
Esta información fue publicada en EL UNIVERSAL en 2004 por Fidel Samaniego.- (RedPolítica)