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Brasil (17 de junio).- Cristiano Ronaldo esperaba acaparar toda la atención en su debut en el Mundial de Brasil 2014, pero fue Thomas Müller quien terminó robándole el protagonismo y las miradas en el estadio Fonte Nova de Salvador con una gran actuación que confirmó a Alemania como candidata al título en el Mundial.
Un triplete en el humillante 4-0 a Portugal, una expulsión provocada y la capacidad para asumir el papel de gran referencia ofensiva en el equipo de Joachim Löw volvieron a colocar al delgado delantero del Bayern de Múnich en la lista de estrellas a seguir de cerca en el campeonato.
«Marcar tres goles en el primer partido de un Mundial y ante un rival así es glorioso», dijo tras el choque con la misma serenidad que mostró en el partido. Müller había avisado de que Alemania llegaba al Mundial para hacer «algo realmente grande». Nadie imaginó hasta qué punto sentía lo que decía.
En su segundo Mundial y con sólo 24 años, respondió con una calma pasmosa a la presión que planteaba la decisiva tarde ante Portugal, el rival más temido por Alemania en la fase de grupos. Ya a los 12 minutos abrió el marcador convirtiendo un penalti a Mario Gözte con un disparo raso y al palo. Tras el 2-0 de Mats Hummels en el minuto 32, reapareció para agrandar distancias en el 45, ganando un balón disputado en el punto de penalti y enviando la pelota a la red sin dar tiempo de reacción al portero luso Rui Patricio.
En el 78’ redondeó el primer triplete de Brasil 2014 y el primero de su carrera en la selección gracias al principal mérito del delantero: la ubicación correcta en el momento justo.
Entre tanto supo explotar también lejos del área los crecientes nervios de Portugal: en un balón disputado en propio campo con el siempre áspero Pepe se llevó un manotazo en la cara. El zaguero se acercó a reprenderlo y terminó viendo una tarjeta roja en el 37’ que dejó a los lusos con diez.
«Quiero ver la jugada en la tele. Sentí un golpe con el puño. Lo que pasó después nadie puede decirlo con exactitud», comentó sobre la jugada y su roce con el defensor del Real Madrid.
Mala temporada en Múnich
Müller había prometido su mejor versión en Brasil. «Me siento sin duda mejor que en Sudáfrica 2010», avisó antes del torneo. Muchos lo dudaron. Tras ser goleador en Sudáfrica 2010 con apenas 20 años -cinco goles-, Müller inició una travesía de cuatro años llena de altibajos y rodeada de críticas.
En 2012 sumó 500 minutos sin volver a marcar con la selección y su puesto quedó en entredicho. Una buena temporada en 2013 volvió a dar paso a un 2014 frustrante por los minutos de banquillo en el Bayern de Pep Guardiola. La prensa llegó a dar por hecho su fichaje por algún club de la Premier League inglesa.
Pero las cosas comenzaron a cambiar a medida que se aproximaba el Mundial. El Bayern anunció su renovación hasta 2019 y la inesperada lesión que dejó a Marco Reus fuera del Mundial abrió un hueco que Löw debía cubrir. Todos los ojos apuntaron a Müller. Y el atacante cumplió.
Después de su exhibición en el partido número 100 de la selección alemana en un Mundial, Löw le regaló hoy el cambio en el minuto 81, lo que le permitió salir ovacionado por una hinchada rendida entre la que levantaba los brazos una Angela Merkel maravillada con su equipo. El estadio tronó con el apellido del delantero, el mismo del mítico «Bombardero» Gerd Müller. Para entonces pocos tenían ojos para ver la mirada frustrada de un tal Cristiano Ronaldo.- (ABC)