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Estados Unidos tiene un pie en la segunda división de la liga de la deuda soberana. La agencia Standard & Poor's decidió la pasada madrugada cumplir su amenaza, desoyendo la protesta del Tesoro, y retiró la triple A -máxima nota crediticia- a la mayor potencia económica del planeta, con el argumento de que ve imparable la degradación de sus cuentas públicas en un clima político que no da estabilidad y es poco efectivo.
Los rótulos de neón en Times Square, en Nueva York, informan de la rebaja de calificación de la deuda estadounidense por primera vez en su historia . (AFP)
La nota de la deuda soberana de EE UU cae un peldaño, a la AA+, con la posibilidad de otra rebaja en un periodo de entre 12 y 18 meses si no se afronta el reto fiscal con seriedad. Abandona así, por primera vez en la historia moderna, el diverso club de naciones más fiables para el inversor, integrado por economías como Alemania y Francia. Y llama a la puerta del de países como China, Japón y España.
La doble A es, en todo caso, un notable alto en el ranking de la deuda soberana, equivalente a "alta calidad". Pero no deja de ser un revés en un momento de fragilidad. De hecho, nadie sabe cuál será el impacto. Japón sufrió una rebaja en 2002. Se temió entonces por una caída en el precio de los bonos y un incremento de los tipos, que no fue tan grave. Lo mismo sucedió con Canadá, que como Australia o Suecia recuperó años después la AAA.
Si sirve de consuelo, en el caso de EE UU no hay una alternativa de inversión más fiable en este momento tan convulso, a excepción de Alemania. Es decir, la rebaja difícilmente va a privarle de ser el primer centro financiero del planeta. Todo esto puede ayudar a anticipar la reacción de los acreedores. Pero quizás el más serio revés para EE UU sea el argumento utilizado por S&P en su decisión. "La débil e improvisada política fiscal estadounidense", dijo David Beers, presidente de la firma. La agencia ya advirtió el 14 de julio que preparaba esta rebaja, intentando meter presión política a Washington para que ordenara las cuentas de la casa.
S&P es la primera en mover ficha, algo que fue anticipado el viernes por Wall Street en una jornada dominada por la volatilidad. El Tesoro de EE UU, como manda el procedimiento, fue consultado horas antes de la decisión, a la que plantó cara con el argumento de que había un error de cálculo en el déficit para la próxima década. Desfase que valoró en dos billones de dólares.
EE UU tiene en la actualidad una deuda superior a 14 billones de dólares. Eso equivale al 100% de su economía. Y se espera que se le sumen otros siete billones más en la próxima década, aunque su proporción respecto al PIB variará en función de como avance la actividad económica. Se teme que la rebaja sea un lastre adicional al crecimiento y al empleo.
El coloso del norte queda así privado de la máxima nota de S&P, que conservó durante 70 años. Y la perspectiva negativa para la deuda a largo plazo hace pensar que tendrá pocas opciones para volver a la primera división. El golpe, en todo caso, será mayor si Moody's sigue el camino.