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Luis Correa Mena declaró recientemente durante el informe de actividades legislativas de Renán Barrera que no volvería a intervenir directamente en política y menos en campaña alguna. Semejante expresión en una persona caracterizada por su activismo político resultaba francamente inusitada, máxime cuando el ex alcalde meridano en la pasada campaña por la presidencia municipal de Mérida se constituyó en el ariete con que el priísmo atacaba un día si y el otro también a la aspirante panista, y sobre todo, al partido que un día lo cobijó.
Triste final de la participación de Correa en el PAN, partido dentro del cual observó un comportamiento que osciló de lo sublime (cuando estuvo a un tris de ganar la gubernatura a Cervera) a lo ridículo (al ser utilizado vilmente como esquirol tricolor), sus motivos tendrá y sería interesante conocerlos, aunque más vale que nos sentemos a esperar si es que va a revelarlos con la misma celeridad con la que ofreció ya una vez explicar su súbita defección al panismo.
No obstante y haciendo justicia a la presunta autoexclusión del activismo político del ex edil, fuerza sería reconocer que después de todo, quizá en esta ocasión sí dice la verdad, toda vez que muy probablemente en lo personal él ya no participe en dichas lides sino que lo haga a través y por medio de su hijo, Luis Correa Xacur.
Ya anteriormente se había mencionado la activa participación del hijo de Correa Mena promoviendo el voto a favor de la causa de Angélica Araujo, candidata del PRI a la alcaldía de esta ciudad y adversaria teórica de su padre, quien por estirpe, era considerado un panista de cepa.
El joven Correa Xacur, amén de asestar esa aparente bofetada al precario prestigio partidista de su progenitor en el blanquiazul con su viraje político-ideológico, inflingió una afrenta similar a escupir en la cara a sus conciudadanos, al hacerse fotografiar con casco, como si fuera un ingeniero supervisor de obra, en el llamado paso deprimido de prolongación de Paseo de Montejo, cosa que después de la represión suscitada contra la ciudadanía, implica francamente el peor de los agravios.
Luis Correa Xacur hizo pública su preferencia por el PRI y Angélica Araujo en las pasadas campañas electorales
Muchos podrán decir que los hijos no necesariamente siguen la ruta ideológica de los padres y tal cosa es cierta. Sin embargo, sería inocente considerar como hechos aislados el abierto proselitismo tricolor de Luis Correa Xacur —haciendo legítimo uso de su libertad a escoger—, a la denostación y constante golpeteo de su padre al que fuera el partido de sus amores en la pasada elección, lo que comprueba que necesariamente existió un proceso de diálogo y acuerdo ideológico padre-hijo para actuar en el ámbito político-electoral.
De lo anterior es lógico inferir que Luis Correa Mena muy probablemente operará a favor del PRI, a través de su hijo Luis Correa Xacur, en próximas contiendas.
Luis Correa Xacur con casco del Ayuntamiento de Mérida en las obras del paso deprimido. Todo está dicho.
Dicen que en política la forma es fondo y por ello, con la notoria presencia de Corre Mena en su informe legislativo, indudablemente Renán Barrera sufrió un traspié en sus aspiraciones, habida cuenta de la conseja popular que consigna: dime con quién andas y te diré quién eres...
Más allá de ello, con su activismo político a favor del PRI, sea en lo individual o por otros medios, Luis Correa Mena ha dejado perfectamente claros sus sentimientos y la calidad de éstos. Ojalá que los panistas, pero sobre todo los ciudadanos de Mérida, tengan en este caso buena memoria... A7