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Empezó hace justo cincuenta años en mitad de Berlín. Primero como una división improvisada que el régimen comunista del Este empezó a levantar de noche a base de alambradas y barreras de ladrillo para segregar a una ciudad de casi cuatro millones de habitantes. Aunque en cuestión de pocos días esa encarnación del Telón de Acero empezó a transformarse en una monstruosa estructura que terminó por simbolizar la Guerra Fría. Al cumplirse medio siglo de toda esa locura brutal, Alemania conmemoró ayer la ocasión rindiendo homenaje a los centenares de víctimas mortales de su Muro, además de cuestionarse la increíble nostalgia que todavía inspira esa tragedia de hormigón que perduró durante casi tres décadas.
Al mediodía del sábado, Berlín se volvió a unir en un minuto de silencio. Todo el transporte público se detuvo entre banderas a media asta, dentro de unas ceremonias que empezaron la noche anterior con una vigilia en la que se leyó la relación de los que perdieron la vida en el intento de sortear una muralla con hechuras de inexpugnable.
Es nuestra responsabilidad compartida mantener vivo el recuerdo, dijo el alcalde Klaus Wowereit al expresar los sentimientos de los berlineses.
El presidente de la Alemania reunificada, Christian Wulff; la canciller Angela Merkel, quien creció en la Alemania del Este; y el alcalde de Berlín, Klauss Wowereit, participaron en la jornada de luto y reflexión, que ha incluido un servicio religioso en una capilla construida no muy lejos de la "tierra de nadie" que cercenó la capital germana hasta hace 22 años.
Las autoridades germanas en la ceremonia donde se rindió homenaje a quienes, intentando brincar el Muro de Berlín, murieron por alcanzar la libertad.
Explica Merkel: "Yo misma, cuando tenía siete años, me acuerdo del horror que la construcción del Muro provocó en mi familia. Desde ese momento, nos separaron de nuestras tías, primos y abuelos. Esto, por supuesto, marcó toda mi vida".
Según una encuesta publicada este mes por el «Berliner Zeitung», un 30 por ciento de los habitantes de la capital alemana piensa que el Muro estuvo justificado o parcialmente justificado. Ya fuera para detener el éxodo de la República Democrática Alemana —cerca de 2,5 millones de personas entre 1945 y 1961— o para intentar estabilizar la situación de Alemania durante la Guerra Fría.