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Este año se cumple el 75 aniversario de la muerte del poeta Federico García Lorca, asesinado por el bando falangista durante la Guerra Civil, y sus recuerdos aún siguen vivos en muchos lugares que cada agosto homenajean al escritor. El 2011, conocido como el año Lorquiano, en multitud de sitios se ha programado una serie de espectáculos especiales para conmemorar estas fechas.
Federico García Lorca con la actriz Margarita Xirgu y Cipriano Rivas en la presentación de Yerma (1934).
Lorca nació en un pueblo de Granada, Fuente Vaqueros, en 1989, en una familia sin problemas de dinero. Su padre era un rico labrador, propietario de muchas tierras. Desde pequeño se decantó por la música, pero su madre, que era maestra, y su estancia en la Residencia de Estudiantes en Madrid hicieron que la literatura, especialmente la poesía y el teatro, llegaran a formar parte de su vida.
Amigo de muchos intelectuales de la época, como Dalí, Manuel de Falla y Fernando de los Ríos, fue buscando apoyos para mejorar como poeta y conseguir la madurez, literariamente hablando. A Lorca le importaba mucho lo que se opinaba de él. Nunca le gustó que le denominaran el poeta de los gitanos, ni que dijeran que era un costumbrista.
Viajó por el mundo con la intención de cultivarse más. Vivió una época en Estados Unidos; allí escribió su obra más autobiográfica, 'Poeta en Nueva York'. Más tarde se fue a La Habana, que le ofreció la libertad y el alivio que no tenía en España.
De vuelta a su tierra, Lorca siguió siendo el de siempre. Buscó con el proyecto La Barraca que todos pudiesen disfrutar del teatro, no solo la burguesía. Preparó la representación de obras del Siglo de Oro español, como La vida es sueño, de Calderón de la Barca, y recorrió España con su compañía.
Sus últimos años fueron intensos. Escribió obras cumbre de su carrera y dirigió todos sus esfuerzos a la renovación del teatro español; pero, la tensión en España era ya muy fuerte y Lorca no pudo expresarse con tranquilidad.
'Yerma' fue atacada por la prensa de derechas y 'La casa de Bernarda Alba' levantó ámpula en los sectores más tradicionales, sobre todo en su tierra natal.
El ambiente en Madrid se volvió muy violento; España estaba abocada a la Guerra Civil. La noche del 13 de julio, Lorca volvió a Granada en busca de tranquilidad y para estar con su familia.
A su llegada sintió la tensión, pues se conocía casi todo el mundo y la situación era muy propicia para encarnar los odios, los rencores y los ánimos de venganza. El joven escritor se encontraba en la casa de verano de su familia cuando tuvo lugar el Golpe de Estado, el 20 de julio, y poco tiempo después la ciudad estaba ocupada por los falangistas.
Federico García Lorca no se sintió amenazado hasta principios de agosto, cuando una patrulla irrumpió en su residencia. Pidió ayuda a su amigo Luis Rosales, un poeta bien situado por su apoyo a la Falange. Se retiró a su casa a pasar los últimos días de su vida.
El 16 de agosto fue detenido tras una denuncia anónima. Su amigo Rosales intentó liberarle, pero Lorca no tenía sitio en el nuevo régimen que se estaba intentando imponer, ya que para la derecha era un personaje antipático e incómodo. También su amigo Manuel de Falla, desde el exilio, intentó liberarle.
El 18 de agosto fue conducido a La Colonia, cárcel improvisada a las afueras de Viznar, donde lo ejecutaron junto al maestro de escuela Dióscoro Galindo y a los banderilleros Francisco Gladi y Joaquín Arcollas.
La historia de Lorca es sorprendente, pues aún hoy se siguen desconociendo las causas de su muerte.
Se cree que se debió a su homosexualidad. Otros dicen que fue un ajuste de cuentas debido a las rencillas de las familias de la Vega. Incluso pudieron estar implicados en su muerte familiares lejanos que, tras la publicación de La casa de Bernarda Alba, vieron en la obra la gota que colmó el vaso en las disputas por el reparto de tierras. Pero la verdad es que el poeta fue uno de los más de cinco mil granadinos ejecutados durante la guerra.
Para muchos el barranco de Viznar fue un territorio sagrado, pues allí han rindieron culto a sus muertos. Aún hoy se sigue recodando al poeta en ese fatídico lugar, pese a ser en la actualidad, un parque.