837 palabras
Artículo de Chloe Angyal publicado el 13 de agosto en The Guardian
Todo el mundo a relajarse, a alegrarse. El problema más grande e importante de nuestro tiempo ha sido resuelto. No, no es la cura para el VIH o cualquier otra enfermedad que amenace a las personas más marginadas del mundo. Tampoco es cómo detener el cambio climático y evitar la destrucción de la Gran Barrera de Arrecifes de Coral o la extinción de todos esos lindos animales del Ártico. Es algo mucho más importante que eso.
La actriz Jennifer Aniston con su pareja, Justin Theroux. (Foto: James Devaney / WireImage)
Finalmente encontramos a alguien que se case con la solterona más patética del mundo. Me refiero, por supuesto, a la famosa, guapísima y multimillonaria Jennifer Aniston, la solterona favorita de todo el mundo. Durante años hemos visto como saltaba de novio en novio, de Brad Pitt a John Mayer, siempre terminando soltera y sola, celosa de Angelina Jolie, hechicera tatuada de boca sensual. La cantidad de tinta amarillista y rosa que se le ha dedicado en las portadas de las revistas del corazón en los últimos cinco años es grotesca. Pero todo valió la pena porque, al fin, está comprometida en matrimonio.
Quiero dejar en claro una cosa: no me importa la vida amorosa de Jennifer Aniston. Quiero decir: si es feliz, qué bueno. La felicidad es maravillosa. Pero en verdad no me interesa el estado civil de Aniston. Lo que me importa es por qué nosotros -la opinión pública que insiste en que sólo lee revistas del corazón en la antesala del dentista, lo que todo el mundo sabe que es pose, porque ¿cómo estaríamos enterados de cómo se llama el chico de Kourtney Kardashian?- nos preocupamos por sus líos amorosos.
La narrativa que esas revistas han construido y que todos hemos comprado es una comedia romántica moderna. Ustedes conocen la historia porque han visto The Proposal o de The Ugly Truth (sí, sí, lo sé, sólo las vimos porque las pasaron en el avión). Una mujer exitosa y hermosa -no de una manera intimidante, sino como la vecina de al lado- pero con tan mala suerte en el amor. Tiene amigos maravillosos, un ropero fabuloso y una casa perfectamente decorada, pero está incompleta porque no puede encontrar a un hombre que se case con ella. Ustedes han visto esta comedia romántica. Puede ser que incluso la haya protagonizado Jennifer Aniston.
Les deseo lo mejor a Aniston con Justin Theroux, pero me gustaría que nuestra fijación en su dedo anular izquierdo se detuviera. Y no sólo en el suyo: en el de todas las mujeres. Nuestra disposición a comprar las historias de "Jen soltera y odiando serlo" es lo mismo que nuestro deseo de ver comedia romántica tras comedia romántica en que la mujer con satisfacción profesional se da cuenta de que lo único que realmente dará sentido a su vida es un anillo de diamantes. Y esto es inseparable de nuestra creencia de que una mujer soltera es algo menos que una mujer. Incompleta. Insatisfecha. Deplorable.
He aquí un titular que Usted nunca ha visto: '¡Jen, soltera por su propia decisión'. Y subtítulos que nunca ha visto impresos: 'Totalmente feliz!' / '¡No necesita un hombre para dar valor a su existencia!' / '¡Preferiría seguir soltera antes que casarse con alguien por el que no está enamorada --por el solo hecho de casarse!'. En el mundo de chismes de las revistas, al igual que en el mundo de las comedias románticas, nadie piensa así. Las mujeres profesionales exitosas pueden decirse a sí mismas y a sus seres queridos que se sienten totalmente bien siendo solteras, pero nosotros, el público, sabemos que se están mintiendo a sí mismas. Eso es lo que hemos creído acerca de Aniston todos estos años. Debe de ser infeliz. ¿Cómo puede una mujer soltera de su edad sentirse bien así?
Bueno, espero que ella sea feliz ahora. Lo digo en serio, ojalá viva décadas de absoluta felicidad conyugal. Pero lo más importante, deseo -en aras de la igualdad de género y para las solteras frustradas en todo el mundo- que dejemos el tema. Hay un montón de mujeres alegremente solteras al igual que hay un montón de mujeres casadas tristes. Todas son mujeres reales, completas. Y todas tienen algo en común con Aniston: desean que la gente que husmea en su vida amorosa las deje en paz.