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Mérida, Yucatán, 15 de agosto de 2012.- Con el evidente interés de no permitir que los regidores panistas hablaran en defensa de los vecinos del fraccionamiento Altabrisa, quienes se oponen a que el Ayuntamiento venda el terreno para su parque, el alcalde y los regidores priístas prácticamente abandonaron esta mañana la sesión de Cabildo.
En una total falta de respeto al Cabildo, el alcalde y los regidores priístas se retiraron cuando tenía la palabra la regidora panista Lizette Mimenza
Sólo había dos puntos para desahogar en la sesión de Cabildo: la solicitud de licencia indefinida del regidor Kirbey Herrera Chab, que fue aprobada por unanimidad, y la enajenación de este predio, pero luego de la primera votación, el alcalde interino Álvaro Omar Lara Pacheco propuso no abordar el segundo asunto.
Al hacer uso de la palabra, el coordinador de la bancada panista, Luis Canto García, denunció que era la tercera vez que el alcalde intentaba que se aprobara la venta de ese predio, anticipó que el PRI no contara en ningún momento con el apoyo de ningún regidor panista y garantizó a los vecinos, presentes en la sesión, que no perderán el predio, lo que generó disgustos y gritos de los ediles priístas.
—Alcalde, le exijo que en lo que queda de esta administración no intente traer este tema otra vez a consideración del pleno —señaló Luis Canto, pero Lara Pacheco lo interrumpió de inmediato, contraviniendo las reglas de no intervenir cuando otro regidor tiene la palabra, mientras los priístas gritaban consignas.
Pero en lugar de callar a sus compañeros priístas, el secretario de la Comuna, Julio Ávila Novelo, le quitó la palabra a Canto García, exigiéndole que se centrara en la "sustancia del asunto".
Enseguida tomó la palabra la regidora Lizette Mimenza Herrera, quien empezó a leer un documento que los vecinos de Altabrisa entregaron a los ediles panistas, lo que generó de nueva cuenta gritos de los concejales del PRI.
Hasta el alcalde intentó impedir que la regidora panista leyera el documento y el secretario de la Comuna ordenó apagarle el micrófono, lo que causó inmediata reacción de Luis Canto, que tuvo que levantar la voz para denunciar la arbitrariedad, mientras Lizette Mimenza se ponía de pie y seguía leyendo en voz alta, a pesar de los gritos de los regidores priístas.
De inmediato Julio Ávila declaró cerrada la sesión y todos los priístas se retiraron, a pesar de que una edil seguía leyendo. No obstante, el alcalde fue abordado por los vecinos de Altabrisa, quienes le expresaron que no están de acuerdo con que se venda el terreno de su parque y su asombro por la sesión de gritos que acababan de presenciar. Nervioso, el alcalde trató de justificarse y siguió retirándose.
Un poco más tarde, los vecinos de Altabrisa extendieron una lona en un Salón de Cabildo semivacío. Boletín del grupo de regidores panistas en el H. Ayuntamiento de Mérida.