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LONDRES, 16 de agosto.- Ecuador concedió el jueves asilo al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, hecho que plantea la posibilidad de un enfrentamiento diplomático entre las autoridades británicas y ecuatorianas.
El activista de la transparencia se ha refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres durante casi ocho semanas después de buscar refugio en un intento por evitar la extradición a Suecia, donde es buscado para ser interrogado por supuestos delitos sexuales.
El canciller británico, William Hague (foto izquierda), expresó su “decepción” por la decisión ecuatoriana y recordó que su obligación legal es cumplir con la extradición de Assange a Suecia, donde está acusado de delitos sexuales.
La Cancillería británica dejó claro el jueves que la decisión de Ecuador no altera la intención de Gran Bretaña de cumplir con su obligación legal de extraditar a Assange. “Cumpliremos con esa obligación. La decisión del gobierno ecuatoriano de esta tarde no cambia nada”, anunció la dependencia a través de un comunicado.
En una conferencia de prensa en Quito, el ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Ricardo Patiño, manifestó que Ecuador había decidido otorgar el asilo “debido a los temores expresados por el señor Assange. Creemos que sus temores son legítimos y hay amenazas de que podría ser objeto de persecución política si no se toman medidas para evitarlas”.
Policías retiran a un partidario de Assange en manifestación frente a la Embajada.
Patiño expuso que Ecuador no pudo conseguir garantías de Gran Bretaña, Suecia y Estados Unidos de que Assange no sería extraditado desde Suecia a Estados Unidos. Sus partidarios creen que podría ser juzgado por espionaje en Estados Unidos, debido a la publicación de cientos de miles de registros confidenciales militares y cables diplomáticos en su página web.
La Cancillería británica disparó a través de Twitter que estaba “decepcionada” con la decisión. “Bajo nuestra ley y con el señor Assange habiendo agotado todas las opciones de apelación, las autoridades de Reino Unido tienen la obligación vinculante de extraditarlo a Suecia”, reclamó.
No está claro qué es lo que sigue para Assange, quien enfrentaría el arresto al momento de poner un pie fuera de la Embajada de Ecuador, debido al incumplimiento de una de las condiciones de su libertad bajo fianza: registrarse en una dirección designada entre las 10 de la noche y las 8 de la mañana.
Una docena de policías permanecieron estacionados frente a la Embajada, ya que los partidarios de Assange realizaron manifestaciones en las inmediaciones.
“Es difícil ver cómo podría salir del país. Los británicos no reconocerán su asilo y no están obligados a hacerlo”, indicó Julian Knowles, un experto en la ley de extradición.
El jefe del Foreign Office puntualizó que aunque las fuerzas británicas podría asaltar la embajada ecuatoriana y sacar por la fuerza a Assange, esta medida extrema no está en consideración. En la imagen, policías custodian la entrada a la sede diplomática.
Funcionarios ecuatorianos aumentaron las tensiones diplomáticas al revelar que la noche del miércoles habían recibido una advertencia de Gran Bretaña en la que se afirmaba que la policía podría entrar en la Embajada de Ecuador para detener a Assange bajo la ley de instalaciones diplomáticas y consulares, una pieza poco conocida de la legislación aprobada en 1987.
Cuando Assange huyó a la Embajada el 19 de junio, el gobierno británico aseguró que estaba fuera del alcance de los agentes del orden. Sin embargo, Patiño acusó el miércoles que las autoridades británicas les informaron que podían “tomar por asalto” la Embajada si Assange no era entregado.