1349 palabras
PEKÍN, 17 de septiembre.- Consciente de la fuerza de su mercado, formado por 1350 millones de potenciales consumidores, el régimen chino presiona a Japón mediante un boicot económico mientras intenta controlar las masivas manifestaciones contra su embajada, consulados y empresas, que corren el riesgo de írseles de las manos y acabar provocando un indeseado y peligroso estallido social.
Como viene ocurriendo durante los últimos días, ayer fue una nueva jornada de protestas antijaponesas en China. Miles de manifestantes se echaron a la calle para reclamar la soberanía de las islas Diaoyu (Senkaku en japonés), disputadas con el Gobierno nipón, que las ha comprado a sus dueños privados. Como la seguridad fue reforzada ante la Embajada japonesa en Pekín para evitar que se repitieran los incidentes del sábado, las movilizaciones más multitudinarias tuvieron lugar en el sur.»»»
Un patrullero chino paralelo a uno japonés. Tras la compraventa, China ya envió ocho buques militares a Senkaku / Diaoyu. El gobierno de Japón habla de 'incidente sin preecedentes'. (AP / Kyodo)
No es por la posesión de un puñado de peñascos volcánicos por lo que China, Japón y, de forma más discreta, Taiwan mantienen un tenso pulso diplomático plagado de incidentes y demostraciones de fuerza. La razón es bastante prosaica: petróleo. Se trata de una zona donde se estima que hay grandes reservas de crudo y por donde pasan algunas de las más importantes rutas del comercio marítimo internacional. (AFP)
Según informa la agencia estatal de noticias Xinhua, unas 10,000 personas marcharon por Cantón (Guangzhou), donde un grupo de incontrolados invadió un hotel y un restaurante de “sushi” en el que causaron numerosos destrozos. En la vecina ciudad de Shenzhen, fronteriza con Hong Kong, los agentes antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, que se enfrentó a la Policía y volcó un coche patrulla. Otros 4000 manifestantes desfilaron por la capital de la isla tropical de Hainan y, a tenor de Xinhua, siete ciudades más vivieron protestas que registraron “algunos momentos de vandalismo y quema de coches”.
El flamante embajador de Japón en China, Shinichi Nishimiya, falleció el domingo en un hospital de Tokio después de permanecer tres días ingresado al ser hallado inconsciente en las calles de la capital japonesa. Nishimiya, de 60 años, iba a hacerse cargo oficialmente de la representación japonesa en China a mediados de octubre después de la renuncia de Uichiro Niwa, en medio del repunte de las tensiones entre Pekín y Tokio por la soberanía de las islas Senkaku/Diaoyu. Los médicos estaban tratando de diagnosticar las causas de su pérdida del conocimiento -que algunos medios japonenses achacaron a la tensión que acarreaba la responsabilidad de los lazos diplomáticos con China en un momento como el actual-, cuando se les murió. (Reuters)
Para impedir que estas movilizaciones nacionalistas, permitidas y alentadas por el autoritario régimen chino, acaben alterando la sagrada estabilidad social, la Policía ha reforzado los controles por todo el país e intensificado la censura en internet. En Weibo, la copia china del bloqueado Twitter, fueron borradas las fotos y comentarios de las protestas y prohibidas sus búsquedas.
De camino a Asia, donde visitará Japón, China y Nueva Zelanda, el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, advirtió de que la tensión por las islas disputadas podría dar lugar a provocaciones que desaten la violencia en la región. Una zona del mundo en la que Pentágono tiene intereses estratégicos por su alianza con Japón y Corea del Sur y el imparable ascenso de China, como demuestra éste que es su tercer viaje al Extremo Oriente en once meses. En la foto, Panetta entrega la insignia del desafío (‘challenge coin’) a personal de EE. UU. en la Base Aérea de Yokota, en Tokio, este lunes.(Larry Downing/Agence France-Presse/Getty Images)
Todo con tal de que no haya más asaltos a supermercados y restaurantes japoneses o incendios como los que sufrieron una fábrica de Panasonic y un concesionario de Toyota en Qingdao. Unos actos violentos que han llevado al Ejecutivo nipón a pedir protección para sus súbditos en China. “Desgraciadamente, este asunto está afectando a la seguridad de nuestros ciudadanos y causando un daño a las propiedades de firmas japonesas”, criticó el primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, en declaraciones a la televisión pública NHK.
Chinos ante la Embajada de Japón en Pekín, el sábado. Miles de nacionalistas están furiosos porque el País del Sol Naciente compró las islas de Senkaku. (AFP)
Con el fin de seguir presionando a Japón, el régimen de Pekín prefiere utilizar la vía económica y amenaza con un boicot a sus productos que apoyan sus medios estatales. El año pasado, los intercambios comerciales entre China y Japón, que son respectivamente la segunda y tercera economía mundial, crecieron un 14.3 por ciento y alcanzaron una cifra récord de 262,800 millones de euros.
Este lunes 17, trabajadores de un restaurante japonés en Pekín cubren la entrada con banderas chinas, en previsión de más protestas. Empresas niponas ven caer sus acciones en los mercados bursátiles al verse forzadas a cerrar. (Ng Han Guan/Associated Press)
Pero la situación se presenta muy distinta para el presente ejercicio. Tal y como reconoció a principios de mes el jefe de operaciones de Nissan, Toshiyuki Shiga, en una feria automovilística de Chengdu, las ventas de coches nipones habían sufrido “algún impacto por las dificultades para hacer promociones a pie de calle”. En el mayor mercado del mundo, Nissan vendió en agosto 95,200 vehículos, casi 3000 menos que en julio.
Según la agencia AP, la Administración Nacional de Turismo de China ha ordenado a las agencias de viajes que cancelen sus itinerarios a Japón con motivo de las vacaciones por el Día Nacional a principios de octubre.
Para terminar de complicar la crisis entre los dos países, la peor desde 2005, el nuevo embajador japonés en China, Shinichi Nishimiya, falleció ayer después de tres días en coma debido a un colapso que sufrió en plena calle en Tokio. Tras su nombramiento el martes, tenía que tomar posesión de su cargo el mes próximo para sustituir a Uichiro Niwa, pero parece que la tensión y el estrés por las islas disputadas en el Mar de China Oriental han podido con él. (ABC / TNYT / BBC)
Fuego, pedradas y fotos de Mao ante la sede diplomática de Japón en Pekín. (Reuters)