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Cuatro estrellas
“Cómo entrenar a tu dragón” es una bocanada de aire puro en la animación hollywoodense, especialmente ahora que el 3D se ha vuelto el máximo valor de un producto fílmico. Es, sin duda alguna, el mejor filme animado que ha producido la casa Dreamworks y representa un gran logro técnico, no sólo por lo bien logradas de sus imágenes animadas, sino por el uso tan hábil que hace del efecto tridimensional.
Es la historia de un pequeño y delgado niño llamado Hipo, que pertenece a una aldea vikinga especializada en matar dragones. Todo el entorno vikingo al que Hipo pertenece enaltece la fuerza, la violencia y la agresividad, considerando enorgullecedor portar cicatrices o haber perdido alguna extremidad. Pero Hipo no está convencido de ser un vikingo aguerrido y matar dragones no es algo que le atraiga. Su temor de contradecir a su intolerante y autoritario padre, que para colmo es el jefe de la aldea, le lleva a pretender ser algo que no es.Un día, Hipo se encuentra a un dragón llamado “Furia negra”, considerado el más peligroso de ellos. El dragón está herido y no puede volar. Poco a poco, Hipo se irá acercando al dragón y surgirá una amistad entre ellos. Pero ¿Hasta cuando podrá ocultar al furia negra de su sanguinaria aldea?
En términos generales, el argumento de “Cómo entrenar a tu dragón” no propone nada nuevo: un niño que no encaja en su grupo social, un padre dictador, una historia de amistad, superación personal y el mensaje de “más vale maña que fuerza”. Pero, en el fondo hay algo especial en este filme, y es su capacidad de alejarse de los clichés propios del cine infantil. El humor está dosificado con mucho cuidado a lo largo del guión, no hay chistes forzados como en “Kung Fu Panda”, no se satura la pantalla de personajes parlanchines como en “Shreck 2 y 3”, no hay situaciones simplonas que busquen generar risas fáciles como en “Madagascar”. Sí, el filme opta por un tratamiento maduro e inteligente de la historia, tanto que parece de Pixar y no de Dreamworks.
No destaca por lo que cuenta, sino por cómo lo cuenta. Un guión de estructura precisa, equilibrado siempre en lo emocional, que desarrolla con eficacia el clímax y que sabe manejar bien la acción. Además de eso, el apartado técnico es asombroso. Imágenes con texturas, pulcras en sus efectos de iluminación y que sacan total partido del 3D. El responsable es Roger Deakins, fotógrafo que ha trabajado con los hermanos Coen, y que logra gran plasticidad en esta propuesta animada.
Los directores son Chris Sanders y Dean DeBlois, que también realizaron “Lilo y Stich”. De hecho hay varias similitudes entre ambas historia. Pero eso no importa. Lo importante es que “Cómo entrenar a tu dragón” es un filme que derrocha imaginación. Solo hay que ver lo bien diseñado que están sus personajes. La galería de dragones que presenta es fantástica.
Las escenas de vuelo entre Hipo y el furia negra son maravillosas, y en tercera dimensión aún más. El efecto de cámara subjetiva subiendo y bajando entre nubes y peñascos a toda velocidad es hipnótico. Diversión bien hecha, que demuestra que el cine infantil no tiene porque ser simplón ni cómicamente forzado. Dreamworks se ha anotado un diez con esta película.
Lo mejor: Las técnicas animadas, las escenas de acción, los diferentes dragones que muestran y el mensaje de que los padres deben dejar a sus hijos ser lo que ellos decidan.
Lo peor: Se parece mucho a “Lilo y Stich”, pero se le perdona.