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Científicos del Instituto Politécnico Nacional desarrollaron un robot móvil que es teleoperado mediante ondas cerebrales, las cuales son interpretadas mediante un casco especial que las traduce en movimientos, de tal manera que el robot se desplaza en distintas direcciones y gira de acuerdo con el pensamiento del usuario.
Se trata de un proyecto que se lleva a cabo en el Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico en Cómputo (Cidetec), coordinado por el doctor en Mecatrónica Gabriel Sepúlveda Cervantes.
Los electrodos poseen una cubierta de oro porque este metal posee excelentes propiedades conductoras y permite capturar de manera más nítida las ondas cerebrales de los patrones alfa, beta y gama.
Sepúlveda Cervantes explicó que, por su propia naturaleza, la tecnología puede aplicarse para mejorar la calidad de vida de personas parapléjicas e inclusive cuadrapléjicas, ya que es posible adaptarse a sillas de ruedas y mediante las ondas cerebrales el usuario podrá desplazarse con sólo pensarlo.
También comentó que se pueden adaptar al robot brazos especiales para abrir y cerrar las llaves del gas y puertas, así como administrar medicamentos y realizar tareas que una persona hace en forma sencilla y automática, pero que para alguien desprovisto de movimiento tienen alto grado de complejidad.
Sepúlveda Cervantes señaló que próximamente se comenzará a trabajar con especialistas del Centro de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) de la ciudad de Pachuca, Hidalgo, y se establecerá un proyecto enfocado a analizar -mediante el casco EPOC- deficiencias en las ondas y brindar terapia.
El grupo de investigación del IPN.
El científico del Politécnico refirió que el casco denominado EPOC –el cual es comercial— lee las ondas cerebrales o impulsos eléctricos del usuario mediante 14 electrodos colocados en puntos estratégicos de la cabeza. Refirió que “las señales cerebrales se capturan mediante estos electrodos que están conectados a una diadema colocada en la nuca del usuario, la cual tiene una etapa de pre procesamiento y acondicionamiento de señal, después se comunica vía Bluetooth con la computadora.
El adaptador Bluetooth está conectado a un puerto USB y así se transmiten las señales que son capturadas y posteriormente analizadas mediante un software especial. Asimismo, en la pantalla de la computadora se aprecia el nivel de conducción de los electrodos con el propósito de monitorear una correcta conexión”.
Indicó que después de que el casco captura las ondas cerebrales, éstas llegan a la computadora para almacenarlas y luego de una fase de entrenamiento se compararan para que el sistema las reconozca y sea posible ejecutar los diferentes movimientos.
“El usuario tiene una fase de entrenamiento durante la cual se coloca el casco y piensa en alguna actividad como empujar, jalar, girar o levantar. Al pensar en cada acción se genera un patrón de ondas cerebrales, el cual es capturado en la computadora y almacenado. Ese patrón sirve para hacer comparaciones posteriores, es decir, cada vez que el usuario se coloque el casco y piense en alguna de las acciones, el sistema compara los patrones generados en ese momento con los de la base de datos y el robot ejecuta la acción pensada”, expuso.
Sepúlveda Cervantes precisó que las ondas cerebrales se procesan mediante un software especial, aunque existen ciertas limitantes porque el casco tiene una arquitectura cerrada. Por ello, con el apoyo de colaboradores de la UPIITA, se desarrolla un casco con tecnología mexicana acorde a las necesidades de los proyectos.
Apuntó que las interfaces cerebro-computadoras pueden ser invasivas y no invasivas, las primeras se refieren a aquellas en las que se colocan electrodos directamente en el cerebro y las segundas a las que hacen mediciones externas.
“Las mediciones que realizamos son de tipo no invasivo y endógenas, es decir, que la persona no requiere ningún estímulo externo porque ella misma evoca las señales a su cerebro cuando tiene la voluntad de hacerlo, es entonces cuando la interfaz captura la señal y el robot se mueve de acuerdo con la acción generada”.
El 'Golem' triunfa en Alemania
El robot de servicio doméstico mexicano Golem, el cual sabe orientarse hacia su interlocutor y limpiar una mesa con un trapo, alcanzó el tercer lugar en la prestigiosa “Robocop Open German”, en la ciudad de Magdeburgo.
El equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones en Matemática Aplicada y Sistemas, calificó tercero en la categoría “Home”, la de robots de servicio doméstico, tras otros dos concursantes alemanes: “Nimbro@home” y “b-it-bots”.
Los miembros del equipo, dirigido por Luis Pineda Cortez y que se impuso en la competencia como único americano entre los ganadores, se entrevistaron este jueves en Berlín con el embajador de México en Alemania, Francisco González Díaz, quien los felicitó por su triunfo.
Si el robot 'Golem' llegara a convertirse en un objeto común en las casas, sería también una gran oportunidad económica para quienes decidieran invertir en este sector.
La “Robocop Open German” es una feria internacional líder en el campo de la robótica a nivel mundial y tuvo lugar este año el pasado fin de semana.
Golem “puede hacer lo que las reglas de la competencia piden: reconocer personas, ejecutar comandos simples, seguir una persona dentro de la casa (...)”, explicó Iván Sánchez, de 28 años, miembro del equipo, y originario de Veracruz.
Además de estos comandos típicos que se le requieren a cada concursante hay una sección donde los equipos presentan las peculiaridades de sus proyectos: “el nuestro fue a buscar un trapito y limpió una mesa”, relató.
Sin embargo, el detalle decisivo para el premio fue su capacidad de “orientarse hacia otra persona”.
“Se trata de algo aparentemente básico”, reconoció Hernando Ortega, de 38 años, originario de la capital mexicana, y también miembro del equipo. “Sin embargo, estamos atinando a comportamientos humanos”, añadió.
El proyecto Golem fue fundado por Pineda hace diez años y desde entonces no paró de mejorarse, también gracias cada vez a las aportaciones de nuevos estudiantes como los que presentaron Golem en Alemania.
“Esta es nuestra segunda participación en una competencia internacional. En Estambul, el año pasado, llegamos en la posición trece. Desde entonces hemos llevado a cabo algunas mejoras y fueron correctas”, dijo Arturo Rodríguez, de 26 años, del Estado de México.
El equipo, conformado por un total de 12 miembros, muchos de ellos mujeres, está convencido de que se encuentra en la robótica una posibilidad para el futuro.
“En 25 años visualizo que podamos ver robots en las casas de gente”, pronosticó Ortega. “Creo que no le falta mucho a los robots para llegar a tener la creatividad de un humano”, aseguró.
La capital mexicana será en junio próximo el lugar donde se realizará la próxima competencia internacional de robótica en el World Trade Center, donde Golem será el protagonista.