Regalan a Benedicto gran huevo de Pascua
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La foto científica más famosa de la historia se tomó en Bruselas, octubre de 1927, en la V Conferencia sobre Física. En la hilera superior, de izquierda a derecha: Piccard, Henriot, Ehrenfest, Herzen, De Donder, Schrödinger, Verschaffelt, Pauli, Heisenberg, Fowler y Brillouin. Hilera intermedia: Debye, Knudsen, Bragg, Kramers, Dirac, Compton, De Broglie, Born y Bohr.
Fila inferior: Langmuir, Planck, Madame Curie, Lorentz, Einstein, Langevin, Guye, Wilson y Richardson.
De los 29 científicos, 17 recibieron el Premio Nobel.
Once años después, Werner Heisenberg acepta dirigir el Proyecto Uranio para los nazis.
Luego, en septiembre de 1941, visita en Copenhague a su maestro Niels Bohr, cuya madre era judía.
Al ir a ver al físico danés, Heisenberg podía ser denunciado por traición. Sin embargo, se arriesgó y viajó para hablar con él. ¿Sobre qué? Se sospecha que para pedirle transmitir a los físicos estadounidenses la propuesta de sabotear el desarrollo de las bombas atómicas, con la esperanza de que ambos bandos lentificaran sus trabajos hasta que acabara la guerra.
Lamentablemente, Bohr no lo entendió.
Heisenberg afirmó en su momento que motivos morales le obligaron a no construir la bomba atómica; quienes trabajaron para Estados Unidos en el Proyecto Manhattan opinan que, si no la hizo, fue por impericia.
Así, los investigadores al servicio de EE. UU. se quitaban un poco de responsabilidad por haber creado las primeras bombas atómicas.
La hipótesis sobre los escrúpulos morales de Heisenberg se ve apoyada por una carta de su colega Fritz Houtermans, quien escribió: "Heisenberg trata de retrasar el progreso del proyecto lo máximo posible, temiendo las catastróficas consecuencias del éxito".
Lo que sabemos es que Heisenberg y su equipo no "atinaron" a la cantidad de uranio necesario para realizar una fisión nuclear. Estos fallos en los cálculos parecen haber sido voluntarios. A eso apunta lo averiguado en la Operación Épsilon: los estadounidenses capturaron a los científicos que estaban trabajando para los alemanes y los encerraron en una casa llena de micrófonos ocultos.
Mientras permanecían allí, la primera bomba atómica explotó sobre Hiroshima; a la noche siguiente de escuchar la noticia, Heisenberg presentó a sus compañeros un estudio detallado de la cantidad de uranio que debía tener dicha bomba, su diseño y su masa crítica. Heisenberg se acercó bastante a la realidad, lo cual hace pensar que hizo todo lo posible por no desarrollar la bomba atómica para los nazis.
Como sea, Werner Heisenberg es la figura más digna en los trabajos nucleares de la Segunda Guerra Mundial.