Regalan a Benedicto gran huevo de Pascua
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CARACAS, Venezuela, 3 de abril.- Hugo Chávez parece hacer siempre una interpretación libre y muy personal de la realidad. Del marxismo –todos somos iguales, igual de pobres-, de la democracia –aquí votan todos, todos los míos-, y de una de las frases más famosas de su detestado Winston Churchill: puedes engañar a una mujer todo el tiempo, puedes engañar a dos mucho tiempo, pero no puedes engañar a tres al mismo tiempo. Simplemente, no te da la vida. Su espíritu bolivariano y conquistador, siempre predispuesto a la aventura, su verborrea expansiva y feliz, esa palabra cálida, cercana y envolvente del “Aló presidente”, y su tendencia caribeña al escarceo alegre con el otro sexo, le han permitido encadenar, y solapar, una historia de amor tras otra.
Chávez con su primera esposa, Nancy Colmenares, y sus hijas Rosa Virginia y María Gabriela; la asidua Herma Marksman y Marisabel Rodríguez, su segunda esposa.
A los 23 años conoció a Nancy Colmenares con la que se casó y tuvo tres hijos (Rosa Virginia, María Gabriela y Hugo Rafael) y pocos años después, aún casado, entabló una relación que duraría diez años con la revolucionaria Herma Marksman, según algunos la mujer a la que más ha amado, la que lo visitaba en la cárcel, influyó en su formación ideológica y participó en la preparación del golpe militar de 1992.
Poco después apareció en su vida Marisabel Rodríguez y no tuvo más remedio que dar un auténtico golpe de Estado en su vida amorosa porque se le acumulaba el trabajo. Su memoria prodigiosa, la que le permitió siempre tener una coartada y saber en todo momento a quién le ha dicho qué, estaba al borde del cortocircuito. Dio media vuelta, se lió la manta a la cabeza y se casó con Marisabel. Herma todavía no se lo ha perdonado y es una de sus más declaradas opositoras. En 2003 se divorció de Marisabel, con quien había tenido una hija, Rosinés, y ella antes de desaparecer le dejó un regalito, unas declaraciones a la revista “Estampas” en las que aseguraba que como amante “era normalito”. Por su vida han pasado otras mujeres de manera más o menos clandestina: la modelo Naomi Campbell, que le echó un buen cable cuando dijo “El presidente no es un gorila, es más bien un toro”; la azafata argentina, Alicia Castro; o la reina de la belleza Rudy Rodríguez.
A Chávez le ha llegado la hora de plegar velas. Ahora está dedicado en cuerpo y alma a cuidar su salud y a recargar pilas ante las elecciones presidenciales del próximo octubre. Sus hijas lo acompañan a Cuba para recibir tratamiento y María Gabriela, su preferida, la segunda hija de su primer matrimonio, ejerce las funciones de primera dama. Muchos piensan que al combatiente bolivariano aun le quedan muchas cimas que conquistar.